Ya estamos de nuevo en la rentrée. Se acaba el verano (dicen en la tele, que hasta el 21-S nada de nada), los niños vuelven al cole para descanso y solaz de sus progenitores, cae alguna que otra tormenta, algún que otro rayo hiende algún que otro viejo y retorcido árbol en mitad del campo... Lo normal, vamos.
Como ya dije el año pasado, me encanta el término. Tan francés, tan dramático (eso del pequeño teatro, que decía doña Ana María Matute). No como eso de la “vuelta al cole”, que siempre me ha parecido una expresión boba e infantiloide. Así nos va.
Después de este tiempo de retiro espiritual, de veraneo y experiencias varias, volvemos a compartir recetas y me gustaría empezar el curso con unas galletas de mantequilla. Los ingredientes son fáciles de encontrar (seguro que los tenéis en casa) y el resultado es sencillamente espectacular -de esos sabores que se te alojan en el cerebro para siempre, cual magdalena proustiana- y la receta está sacada del Larousse de los Postres de Pierre Hermé, que primero tuve en pdf y más tarde me regaló Mme. Cocotte. Uno de esos libros que valen su precio en oro.
Y es que si las galletas caseras son geniales, las de mantequilla son las top models del género (por delante de las cookies de chocolate, sí). Menos por las calorías, claro. Sólo una tiene más grasa que toda la pasarela de la Madrid Fashion Week.
Sólo una recomendación. La masa contiene bastante mantequilla, lo que la hace muy sensible a la temperatura. Si se manipulan mucho se hacen difíciles de manejar. Lo mejor es hacer, como se dicen en la receta, rodajas de como 1 cm de grosor y 3 de diámetro. Luego en el horno se funden y más tarde se hinchan, quedando unas preciosas y rubias delicias. Tengo que hacer más, definitivamente.
[Estas galletas se llaman bretonas como podrían llamarse sorianas, por aquello de su mítica y delicada mantequilla. No tienen nada que ver con las galettes bretonnes, que se hacen en la sartén y llevan trigo sarraceno.
Por supuesto, y previsiblemente, hice la típica investigación para escribir una entradilla más ilustrada, pero... No salió. Sin embargo, descubrí alguna palabra de origen bretón (men-hir, dol-men, crom-lech, que sonarán a los fans del Capitán Cavernícola... y Cavernicolita), que es una región con paisajes interesantes -muy de agua contra piedra- y algunas ciudades como Rennes, Lorient, Saint Malo... Y que el Mont Saint-Michel no está en Bretaña por metros. Ellos son normandos, que viste más].
La receta, en imprimible PDF, aquí.
Como ya dije el año pasado, me encanta el término. Tan francés, tan dramático (eso del pequeño teatro, que decía doña Ana María Matute). No como eso de la “vuelta al cole”, que siempre me ha parecido una expresión boba e infantiloide. Así nos va.
Después de este tiempo de retiro espiritual, de veraneo y experiencias varias, volvemos a compartir recetas y me gustaría empezar el curso con unas galletas de mantequilla. Los ingredientes son fáciles de encontrar (seguro que los tenéis en casa) y el resultado es sencillamente espectacular -de esos sabores que se te alojan en el cerebro para siempre, cual magdalena proustiana- y la receta está sacada del Larousse de los Postres de Pierre Hermé, que primero tuve en pdf y más tarde me regaló Mme. Cocotte. Uno de esos libros que valen su precio en oro.
Y es que si las galletas caseras son geniales, las de mantequilla son las top models del género (por delante de las cookies de chocolate, sí). Menos por las calorías, claro. Sólo una tiene más grasa que toda la pasarela de la Madrid Fashion Week.
Sólo una recomendación. La masa contiene bastante mantequilla, lo que la hace muy sensible a la temperatura. Si se manipulan mucho se hacen difíciles de manejar. Lo mejor es hacer, como se dicen en la receta, rodajas de como 1 cm de grosor y 3 de diámetro. Luego en el horno se funden y más tarde se hinchan, quedando unas preciosas y rubias delicias. Tengo que hacer más, definitivamente.
[Estas galletas se llaman bretonas como podrían llamarse sorianas, por aquello de su mítica y delicada mantequilla. No tienen nada que ver con las galettes bretonnes, que se hacen en la sartén y llevan trigo sarraceno.
Por supuesto, y previsiblemente, hice la típica investigación para escribir una entradilla más ilustrada, pero... No salió. Sin embargo, descubrí alguna palabra de origen bretón (men-hir, dol-men, crom-lech, que sonarán a los fans del Capitán Cavernícola... y Cavernicolita), que es una región con paisajes interesantes -muy de agua contra piedra- y algunas ciudades como Rennes, Lorient, Saint Malo... Y que el Mont Saint-Michel no está en Bretaña por metros. Ellos son normandos, que viste más].
La receta, en imprimible PDF, aquí.
GALLETAS BRETONAS Dificultad: Para cocinillas recién llegados de la playa. Ingredientes (Para 30 0 35 galletas. Suficientes para invitar a té a la Marquesa de Parabere):
Preparación: 1 Ablandamos la mantequilla y la mezclamos con el azúcar y la sal. Añadimos a continuación el huevo y amasamos algunos minutos con una cuchara de madera. Vertemos después la harina y la levadura, y amasamos hasta que la preparación quede homogénea. 2 Hacemos una bola con ella, la envolvemos en film de cocina y la dejamos reposar 1 hora en la nevera. 3 Cortamos la masa en 4 trozos. Hacemos con cada uno una "salchicha" de 3 cm de diámetro y las portamos en rodajas de 1 cm de grosor. Ponemos estos discos en una bandeja con papel de hornear y la metemos una hora en el frigorífico. 4 Precalentamos el horno a 200ºC y horneamos las galletas 10 minutos. 5 Cuando las galletas se hayan enfriado, las guardamos en una caja hermética. Las galletas crecen, no hay que preocuparse en exceso porque los discos salgan perfectos. |
¡anda que no son buenas las galletas de mantequilla! Así me gusta, M. Cocotte, dando caña desde el principio. Besos.
ResponderEliminarmery joe, la embajadora
Muy ricas y perfectas!! Un abrazo!!
ResponderEliminarMandame una docena pa'metermelas directamente en vena. Oh la la!!!!
ResponderEliminarPd. te pones muy guapo cuando dices palabras francesas e incluyes referencias proustianas en el mismo párrafo...
tienen una pinta estupenda, que ricas. Saludos.
ResponderEliminarBuenas,
ResponderEliminarya estamos de nuevo al lío:
Mery Joe: la mantequilla es lo mejor, y si no que se lo pregunten a Marlon Brando.
Malú: pues sí, sencillas y muy ricas. En unos días hago más.
Begoña: te pasas por aquí y nos tomamos un té, como si fuesémos unas marquesas antíguas (las hay modernas??). Gracias por el piropo, yen cuanto a lo de Francia y mi francofilia galopante... Y si te cuento que la foto está inspirada en el logotipo del organismo de loterías de allí? Mira: www.fdj.fr. Hasta tuvieron -o tienen, no sé- un equipo ciclista.
Luisa: muchas gracias!
Un abrazo.
Cuánto tiempo de abstinencia de "Mesié Cocot". Se echaban de menos sus recetas (y sus ocurrencias)
ResponderEliminarLas galletillas bretonas caerán por casa, eso sí, yo ni probarlas...tengo un ligero problema con la procedencia de las mantequillas. Y utilizar margarina me parecería un atentado contra estas maravillas
¡Qué alegría verte de nuevo por aquí!
ResponderEliminarComo ya te comenté en su día, esperaba una receta de este tipo como agua de mayo para poder incluirla dentro de mi sección de "pastitas para hacer la pelota". Las haré próximamente con motivo de mi cumpleaños (agasajo a los compis de curro) y, si la ocasión lo permite, en un horno de leña.
Estrella
mmm... cómo me gustan estas galletas!! tengo que hacerme con un horno ya!!!!!
ResponderEliminarThis looks very yummy! Thank you for sharing this post! I like it!
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