miércoles, 22 de diciembre de 2010

¡FELIZ NAVIDAD!

Supongo que estos días estaréis más entre fogones que delante del teclado. De hecho, es donde debéis estar. Aún así, me gustaría desearos que una muy feliz Navidad y que el 2011 sea para todos un GRAN año. Así, en mayúsculas.


Feliz Navidad!!!



Un abrazo,
M. Cocotte.

jueves, 16 de diciembre de 2010

COCINILLA IV - POLLO A LA SIDRA


Decíamos ayer… Sí, ya sé que hace tiempo que no posteo nada, pero he estado muy ocupado con actividades de la vida real, como intentar convertirme en un miembro productivo de la Sociedad (dicho así parece una mafia, ¿verdad?) mediante el conocido sistema del “concurso-oposición”. Ya os contaré en qué acaba.

También le he dedicado algo de tiempo a la fotografía, que es otra de esas cosas a las que dedico el tiempo libre. Por si os interesa, podéis ver algunas fotos –hay una galería con algunas de las que publico en el blog- aquí. Por cierto, en lo que me hago con una Nikon D3100 o Canon EOS 550D, si queréis hacerme alguna donación en forma de cámaras de película para ampliar mi colección… ¡No seré yo quien ponga pegas! XD

La receta de hoy (si, de hoy, por fin) –que también forma parte de la sección COCINILLA- está especialmente dedicada a los que vuelven a casa por Navidad. Así no tendréis excusa para liberar de la cocina a las madres (o a quien se encargue de esa tarea en vuestra casa), que bastante tienen con pensar, comprar, cocinar y limpiar todas las cenas y comidas de estas fiestas tan entrañables. Y si además son capaces de ponerle buena cara a toda la familia… ¡Encomiable!

(Ah, atención al blog, que en estos días vamos a aprender a hacer mazapán y roscón de reyes).

En fin, al lío…


POLLO A LA SIDRA

Dificultad:si puedes cantar “vuelveee, a casa vuelveee por Navidad”, puedes hacerlo.

Ingredientes (6 personas. ¡Es que lleva mucho arroz!):
  • 1 pollo troceado. Id al carnicero antes de que enloquezca por Navidad.
  • 1 botella de sidra (con la típica del gaitero -etiqueta plateada- nos vale).
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Sal.
  • (Para el arroz salvaje a la mantequilla)
  • 250 g. de arroz salvaje (de ese que viene mezclado con arroz largo vaporizado).
  • Mantequilla.
  • Más sal

Preparación:

1 Sazonamos el pollo con sal. Bueno, y con pimienta si queremos. Lo doramos en la sartén, con aceite de oliva. Es muy importante que quede bien dorado, porque luego lo vamos a cocer en sidra y no molaría nada que se quedase blancucho como un turista alemán recién llegado a Mallorca.

2 Calentamos la sidra en una olla. Cuando rompa a hervir, añadimos el pollo dorado y lo cocemos hasta que la salsa esté oscura y espesa. 40 minutos, aproximadamente, a fuego lento. Si no, os quedará liquida como a mí. Y miraréis con odio las fotos de vuestro pollo.

3 Arroz salvaje a la mantequilla (es más el nombre que otra cosa): cocemos el arroz en agua hirviendo con sal, Cuando esté tierno, lo colamos y lo rehogamos en un poco de mantequilla. Como el arroz salvaje y el normal son cereales distintos, tienen tiempos de cocción diferentes. Por eso es importante que uséis una mezcla de arroz salvaje con arroz vaporizado. No “preocuparse” que lo hay hasta de Mercadona.

4 Servimos el pollo en una fuente con el arroz, por ejemplo.

Podemos añadirle a la salsa un poco de nata líquida mezclada con maicena para que espese, aunque yo prefiero que lo haga por la vía de la reducción. También podemos añadirle unos frutos secos. Ah, y el pollo admite congelación. ¿Alguien da más?



domingo, 10 de octubre de 2010

"... Y TÚ PARTIRÁS".

Ya es oficial. Se acabó lo que se daba. Me refiero al verano, claro. La costumbre en Talavera-sur-Mer es que sea la Feria de San Mateo, que no el devenir solar, quien marque el momento. Se acaba la fiesta, los pulpeiros recogen sus trastos de pulpear (sí, los hay por todas partes, amigos, no sólo en la húmeda Galicia) y el señor alcalde da la orden de que los operarios distribuyan hojas secas por toda la ciudad. Lo de la lluvia, el frío y los charcos ya es cosa de la Naturaleza.

En realidad, yo no soy muy de ferias. Salvo que me guste algún concierto, no suelo pasar por allí. Tengo por costumbre comprar unas almendras garrapiñadas (es algo heredado de mi padre y que he establecido como tradición o casi), pero es muy inusual que haga parada en alguna caseta. Ni cañas, ni pinchos ni nada de nada. Supongo que, como a muchos paisanos, me gusta más ir a los sitios habituales, que en estos días se encuentran más despejados. Aunque tampoco salgo mucho últimamente, para qué engañarnos.

Al grano. Llega el otoño, que personalmente me gusta mucho más que el tórrido y agobiante verano. Hace menos calor, llueve un poco, dan más ganas de cocinar (al menos a mí), hay castañas y granadas, se puede salir a la calle después de comer y no a las diez de las noche...

Para celebrar tan magno acontecimiento decidimos que lo mejor era preparar una pequeña cena en la maison Cocotte. Y toda cena organizada, por muy ligera que uno pretenda que sea, debe tener un menú. Éste, en esta ocasión:


Cena "El final del verano llegó", 2010.

Menú

Crema fría de pimientos del piquillo.
Sándwiches de queso y rúcula.
Sándwiches de salmón con huevo.

Sangría de cítricos.

Helado de turrón.


Sí, sencillito pero resultón. Una crema de verdura (estuvo en un tris de ser un gazpacho), unos sándwiches algo más elaborados que el típico mixto y de postre, un helado cortesía de “El Polo Norte”, que – con ese nombre de tebeo de Mortadelo y Filemón, sí - es el sitio donde uno se come los helados de inicio y fin del verano desde que el mundo es mundo (para uno, claro). Un pequeño negocio familiar donde los elaboran helados desde hace unos sesenta años o así y que forma parte de la pequeña historia local.

En cuanto a lo demás, los emparedados -me encanta esa palabra, lo acabo de descubrir- sirven para que no se te suba toda la sangría de golpe. Otro día os cuento cosas sobre mi relación con ellos, con Madrid, el Rodilla de Moncloa…

Ahora las recetas, que si no esto se alarga. Un abrazo.


CREMA FRÍA DE PIMIENTOS DEL PIQUILLO

Dificultad:Todo el menú se hace en modo "cocinero novato"-on.

Ingredientes (3 personas. Por motivos matemáticos, ya veréis).
  • 25 g. de mantequilla.
  • 25 g. de harina.
  • 1/2 litro de leche.
  • 5 pimientos del piquillo asados.
  • Cebollino picado (esto es al gusto de cada uno).
  • Sal.
Preparación:

1Derretimos la mantequilla. Añadimos la harina y la rehogamos, Incorporamos las leche lo cocemos unos minutos más. Cinco o así.

2Añadimos los pimientos escurridos a la preparación anterior.

3Lo trituramos hasta obtener una crema homogénea. Lo colamos. Ahora que ya está lista la dejamos enfriar. Se puede servir fría o también tibia. Al hacerlo, podemos espolvorear cebollino picado finamente.

Truco: le podemos añadir una pizca de pimienta de cayena. Pero una pizca. Que luego os creeréis que os miran con arrobo y no es eso, es el picante.

***

SÁNDWICHES DE SALMÓN CON HUEVO

Ingredientes (Para 3 unidades. 6 una vez cortados al bies).
  • 6 lonchas de salmón ahumado.
  • 1 huevo.
  • 1/2 dl. de aceite de oliva virgen extra.
  • 1 cucharada de eneldo picado.
  • 1 cucharada de mostaza en grano.
  • Sal.
  • Pan de molde sin corteza.
Preparación:

1Cocemos el huevo durante 10 minutos. Lo pelamos y lo picamos finamente.

2Lo mezclamos con el aceite, el eneldo picado, la mostaza y una pizca de sal.

3Montamos los sándwiches con la mezcla y el salmón. Los cortamos por la mitad (porque todo el mundo sabe que los sándwiches están más ricos si tienen forma triangular) y listo.

***

SÁNDWICHES DE QUESO Y RÚCULA

Ingredientes (Para 3 unidades, también).
  • 150 g. de queso fresco.
  • Rúcula (al gusto).
  • Pasas sin pepitas (también al gusto).
  • Pan de molde sin corteza.
Preparación:

1Picamos la rúcula tanto como podamos. Se la añadimos al queso fresco y lo batimos hasta que esté distribuída uniformemente. Añadimos las pasas, éstas sin picar, y lo volvemos a remover todo. Cuando consideremos que la mezcla está a nuestro gusto, la tapamos con film –por ejemplo- y la dejamos reposar en la nevera una media hora o así. El objetivo de esto es que las pasas cojan algo de humedad y resulten más blandas al hincarle el diente. O los dientes, si tenéis más de uno.

2Pasado ese tiempo, untamos la mezcla en el pan y cortamos en diagonal, obteniendo unos triángulos rectángulos en los que a^2 = b^2 + c^2 XD

***

SANGRÍA DE CÍTRICOS (DE MARTÍN BERASATEGUI)

Ingredientes:
  • 1 botella de vino tinto del año.
  • 2 cucharadas de azúcar.
  • 1 naranja y 1 limón cortados en pedazos gruesos.
  • El zumo de 1 naranja y el de 1 limón (yo echaría el de medio limón).
  • 3 dl. de moscatel de buena calidad.
  • Hielos.
Preparación:
"En una jarra hermosa, vaciamos la botella de vino. Añadimos los trozos de naranja y limón y muchos hielos, machacando el conjunto con una cuchara de madera. A continuación, añadimos el azúcar y los zumos de naranja y limón y dejamos que la mezcla macere unos minutos. Pasado este tiempo, añadimos el moscatel, damos unas vueltas enérgicas y listo”.

Cocina en casa con Martín Berasategui. Ed. El País Aguilar, 2009.



miércoles, 15 de septiembre de 2010

COCINILLA III - BIZCOCHO DE YOGUR



Me he resistido tanto como me ha sido posible, pero todo llega a su fin y -aunque no soy muy del Dúo Dinámico (éste, no; éste)– tengo que reconocer que “el final del verano llegó”. Pero no partiré. Bueno, una pequeña escapada no me vendría mal. El hecho es que toca rentrée. Me gusta esa palabra. Es mucho más teatral que nuestra “vuelta al cole” o “comienzo del curso” o “reaparición”. Aunque ésta última traducción, se acerca bastante a la realidad, ¿no?

Como habréis notado, no he publicado nada desde finales de Julio, cuando asistí a una reunión de bloggers en Madrid. Decidí tomarme unas vacaciones en Agosto (se han alargado un poco, sí) y aunque la actividad por facebook y twitter no ha parado nunca del todo, la segunda quincena fue un tiempo de necesaria desconexión. A ver si ayuda a retomarlo con ganas, porque hay algunos proyectos por ahí (ya os contaré, ¡curiosos!).

Para la reaparición en escena de M. Cocotte vamos a comenzar retomando la sección COCINILLA. Hoy con el más que clásico bizcocho de yogur. Sí, ese en el que se usa el mismo vaso del yogur, como medidas de los ingredientes. De todas maneras, yo los pesé para no andar guarreando con el vasito. Para los que no os acordéis de que va esto de COCINILLA, es una idea que surgió hace unos meses y que consiste en publicar recetas sencillas para que la gente se anime a meterse entre fogones. Bueno, o descubran que la vitrocerámica es algo más que un extraño cristal negro donde dejar las bolsas de la compra. (Sí, yo también lo hago. ¿Y qué? XD )

La idea es, acabar haciendo un pdf con esas recetas y compartirlo. Por supuesto, y aunque hay una lista de platos, si tenéis alguna sugerencia podéis mandar un correo a monsieurcocotte@gmail.com o, mejor aún, dejar un comentario, que hace más ilusión.

A lo que iba. El bizcocho de yogur. Los bizcochos son algo así como un fondo de armario. Es imprescindible saber hacer al menos uno para poder zamparte un trozo con un vaso de leche, o para usarlo como base de una tarta, para quedar bien con la suegra (bueno, eso es imposible, vale) o, como tantas veces hemos visto en la tele, para usarlo de caballo de Troya a la hora de cotillear la casa de una vecina. Así nos sentiremos mucho menos culpables a la hora de pronunciar frases como: “¿Sabes, querido? Mme. Chaudfroid se ha comprado un espantoso sofá de Ikea. ¡De Ikea! ¿Te lo puedes imaginar?”.

Ah, por cierto, un saludo a las chicas LDA por animarme (o hacer presión social, que es otra manera de verlo) a que aparcase mi estado vegetativo/vacacional. Aunque la idea de vivir una larga tarde de agosto, me gusta, para qué engañarnos

Y ahora, pasemos a la receta…



BIZCOCHO DE YOGUR

Dificultad:La que tiene mezclar cosas y echarlas en un molde. Que esto es COCINILLA!!!

Ingredientes (para un desayuno de sábado, por ejemplo):
  • 3 huevos.
  • 1 yogur natural. Yo usé un griego del MC, como veréis en las fotos. Ah, con los de sabores el bizcocho sabe a plástico. Yo aviso.
  • 1 vaso de yogur de aceite de oliva suave (en adelante, VY, como en los libros de física). Hay gente que usa aceite de girasol. Hay gente "pa' tó" XD
  • 2 VY de azúcar. O 260 g.
  • 3 VY de harina. O 270 g. ¿Veis cómo lo pesé?.
  • 1 sobre de levadura en polvo Royal. O levadurina. O baking powder. O cómo lo llaméis vosotros.
  • Por enriquecerlo, aunque no es imprescindible, le añadí 40g. de pasas, 50 g. de nueces y la ralladura de medio limón. Lo que tenía por casa, vamos.

Preparación:


1 Vamos a hacer la mezcla en dos tiempos. La verdad es que podríamos batirlo todo y meterlo en el horno, pero creo el resultado es mejor así. Mezclaremos los ingredientes “secos” por una parte y los “húmedos” por otra.






2 Una vez que tengamos las dos mezclas preparadas, las uniremos batiéndolo todo a mano. Alguna vez lo he hecho usando la batidora y queda un bizcocho con aspecto industrial. No es lo que buscamos, eso se lo dejamos a la tía Mildred, que es una señora de mentira. O eso espero.








3 Untamos el molde donde lo vamos a hornear con mantequilla y lo espolvoreamos con un poco de harina. Vertemos la mezcla y lo introducimos en el horno, que ya habremos precalentado (es decir, que llevará unos 10 o 15 minutos encendido), a 180º C unos 45 minutos, o hasta que al pinchar la masa con una aguja, ésta salga limpia. Me gusta mucho más esa manera de medir el tiempo. Y es mucho más sencilla, la verdad.






Esta receta lleva aceite, pero podéis cambiarlo por mantequilla. Eso sí, si lo hacéis, avisadme para que vaya a probarlo. Yo llevo la leche :)



sábado, 31 de julio de 2010

ESPLENDOR EN LA HIERBA – VII TAPAS&BLOGS


Madrid. Una tarde de Julio. Un picnic. Parece una idea bastante loca, ¿a que sí? Yo también lo pensaba. Y lo sigo pensando, la verdad.

Todo surgió de los organizadores del Tapas&Blogs, una quedada de gastrobloggers (toma vocablo) que se celebra mensualmente en la capital. Para celebrar la continuidad del proyecto, la llegada del verano, la amistad y otras cien mil cosas, decidieron que lo mejor era que montásemos un picnic al que podríamos llevar algo cocinado por nosotros –para demostrar que somos capaces de hacerlo, y no unos malditos copiatextos y plagiafotos, supongo- y, además, también nos podían acompañar amigos, parejas, hijos,... Esto era para convencerles de que no somos locos peligrosos ni realizamos aquelarres en noches plenilunadas. En eso fallamos en cuanto aparecieron las viandas y en vez de atacarlas tenedor en ristre, como hubiese sido natural, nos pusimos a hacerles fotos. Se les veía en las caras sus pensamientos: “si es que no están bien, si es que no están bien”.

Yo ya sabía del Tapas&Blogs a través de otros locos de la comida que he conocido gracias al blog, al señor caralibro y al pajarico, pero entre horarios de bus, los propios del evento (que suele ser más bien nocturno) y la necesidad de quedarme en una bonita pensión, barata pero limpia... Pues no me veía. Así que me quedé con las ganas de conocer a Mario Sandoval y su restaurante, la verdad. Una lástima.

Sin embargo, esta vez se dio la clásica combinación de factores favorables y además me presionaron un poco (bendita presión), así que me vi un sábado, después de comer, subido a una sepulvedana (ese era el nombre de la antigua empresa de autocares que comunicó Talavera-sur-mer con Madrid durante años) con mi lata de galletas de mantequilla bajo el brazo, como un moderno Paco Martínez Soria, para qué engañarse. Y porque no tenía una gallina a mano.

Cuando llegamos nos metimos en el metro (ese que dicen que vuela, pero en realidad va bajo tierra) y tras un pequeño viaje salimos por una estación (me da un poco de miedo llamarlas “bocas”) hecha a lo moderno, en hormigón labrado del bueno. Después de dar unas cuantas vueltas por un bonito y soleado barrio popular de la capital, llegamos al punto señalado por la organización. Como era de esperar, no había nadie.

Así que nos pusimos el disfraz de exploradores y dimos una vuelta por ese pinar reseco que es la Dehesa de la Villa. Por cierto, que dehesa más extraa. Ni encinas, ni cerditos ibéricos ni nada. Sólo hierba calcinada por el sol de julio. El hecho es que al final encontramos a un pequeño grupo de gente rara con cara de comilones, digo de gourmets :$

Poco a poco, empezó a llegar más gente y –tras la inicial ensalada de nervios- aparecieron caras conocidas, fueron fluyendo las charlas, las sonrisas, los mojitos de Minues… Y me fui dando cuenta de algunas cosas.

A saber: que esta gente es más maja aún en persona que vía teclado y eso que algunos ya parecen de la familia (me fastidia muchísimo que no pude hablar con todo el mundo, en serio, pero me tenía que volver pronto para no perder el bus de vuelta), que Anita no es tan pequeña como podrías pensar (y tiene una bonita sonrisa), que a los gallegos les gustan los pulpos de un modo preocupante, que algunas se ponen los cubiertos (chinos, eso sí) por montera, que es difícil ser bilingüe, que en toda reunión madrileña hay mucha gente “de fuera” (eso de que Madrid es una ciudad mucho más abierta y amable de lo que algunos piensan, ya lo sabía), que la nobleza viaja en zeppelín (además de ser unos tipos encantadores), que los mejores platos para llevar a una merienda suelen ser los más sencillo (¿nadie va a hablar de la cecina de Montse? ¿Y de la sobrasada vieja de Chis?), que mis galletas les gustaron a los niños... Creo que ya está bien, ¿no? Para que os hagáis una idea, ¡mirad las fotos! (Esa de arriba, en concreto, es de Anna).

En cuanto a la comida, que estaría bien hablar un poco de ella, mucha variedad. Sobre los manteles a cuadros -qué típico- se vieron desde tortillas de patata hasta cebiche y comida japonesa, sin olvidarnos de la sobrasada de Chis (es que me entusiasmó, en serio), la cecina de Montse o la patatera de Rafa. Y de postre… Pues Ana y Víctor se presentaron con unas magníficas -y libres de gluten- galletas mediterráneas; Laura y Luisete, con magdalenas con pepitas de chocolate Kuna Yala; Marta, con sus mil millones de copas de crema de mascarpone con cerezas en compota; Alfonso, con una riquísima tarta de nutella y el que suscribe llevó una lata de cookies de chocolate blanco y nueces, rebosantes de mantequilla. Los golosos somos así.

Ah, por primera vez el Tapas&Blogs tenía un patrocinador. La gente de Sandwich Léger llevó un montón de sándwiches de todos los sabores posibles (todas esas cajas que aparecen por las fotos). También aportaron la bebida, que si no la comida no pasa. Celina Lozano, de Celina Catering, se lo curró llevando tortillas (¿qué es una merienda sin tortillas, eh?) y creo que algún postre. Es que no lo podía probar todo, que uno tiene un límite.

Demasiado rápido, como pasan las cosas buenas, llegó la hora de irse. Un poco pronto, pero gracias a que los señores propietarios de la línea de bus decidieron hace no demasiado que la última posibilidad se salir hacia Talavera-sur-mer era a las diez de la noche (que eso es al final de la tarde en el estío castellano) uno tuvo que abandonar la fiesta a las ocho y media. Una hora indecente, lo sé.

De manera que me quedé sin hablar con algunos, habiendo saludado tan sólo a gente con la que uno charla prácticamente todos los días, sin haber podido escucharles (a alguna, en concreto, creo que le pude escuchar dos o tres palabras). En fin, ¡que habrá que repetir en otoño!

Cuando llegué a casa, un poco cansado, aún mantenía la sonrisa.


Les images:
Para que os hagáis una idea de cómo fue todo, os dejo algunos enlaces con fotos de tan magno acontecimiento hechas por algunos de los asistentes:

- Anna,
- Andoni,
- Alejandra,
- Fiona,
- Lau,
- Luisete
- Tapas&Blogs,
- y, por supuesto, las mías aquí.

* Si queréis que vuestra galería se pueda visitar desde aquí, mandadme un mensaje y edito la entrada.


Les recettes:
También quería compartir con vosotros las recetas de los platos que llevaron los bloggers al picnic. No están todas aún. Espero poder ofreceros más en unos días.

- Alfonso, llevó una fabulosa tarta de chocolate y Nutella;
- Ana y Víctor, llevaron rollitos de ensalada campera, empanada de atún y galletas mediterraneas;
- Ana, triángulos de queso feta y Coronation Chicken;
- Belén, Vichyssoise para más de dos;
- Damián (resulta que somos primos!), una mousse de salmón con muy buena pinta;
- Daniel y su familia (un saludo a Alma, la recién nacida y a Oriol),empanada de bacalao con pasas;
- Loreto, cebiche criollo de gambas;
- Luisete, Laura (y el pequeño Eric, uno de los protagonistas de la reunión) onigiri y magdalenas con pepitas de chocolate de Kuna Yala;
- Marta, con sus copas de mascarpone;
- Miquel, fue otra estrella con sus mojitos,
- Montse, cecina y patatas con alioli (esas no las vi);
- Paco, empanadillas de sobrasada y miel;
- Rafa, morcilla patatera, bonito en escabeche y pan de Mie;
- Sofía, pastel de pollo y quiche lorraine;
- por último, yo llevé una lata de cookies de chocolate blanco y nueces. Es esta receta, cambiando ingredientes.

* Igualmente, si no estáis y queréis estar, basta con decirlo.

Un abrazo a todos.

lunes, 19 de julio de 2010

COCINILLA II - POLLO AL CHILINDRÓN


Pollo al chilindrón. Yo oigo estas palabras y pienso en películas españolas en blanco y negro. En concreto, en José Luis López Vázquez diciendo servilmente aquello de: "Fernando Galindo, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo". Y en Carpanta, que vivía debajo de un puente. Sería cuando en España no llovía, supongo. Este invierno el pobre Carpanta se hubiese tenido que ir a vivir al aeropuerto de Barajas. Es de esas cosas que uno asocia con algo antiguo como los muebles castellanos, los mocasines de colegio de monjas y los Guardias Civiles con mostacho.

También lo asocio con "el día de los pollos", una especie de romería culinaria que celebran en el pueblo de mi padre. No recuerdo cuál es el motivo, pero una vez al año -creo que a final del verano- los grupos de amigos se van al campo a comer gallináceas teñidas de rojo. La tradición consiste en llevar pollo con tomate (no es un chilindrón, exactamente), pero también suelen aparecer tortillas, pimientos fritos y filetes empanados. Ahora que lo pienso, no son muy imaginativos los de Las Herencias para los nombres, no.

Por cierto, aunque es de esas cosas "de toda la vida", la verdad es que esta receta lleva en mi casa poco tiempo. No me la sopló la abuela ni estaba apuntada en algún viejo cuaderno encontrado en la troje del pueblo. Salió de uno de esos muy recomendables recetarios que la revista Telva regala de vez en cuando. Fue Mme. Cocotte quien lo vio y pensó: "esto va a estar bueno". Y acertó, claro. Desde entonces se ha convertido en un fijo en casa. Y es que es fácil, barata, se congela bien... ¡Lo tiene todo para triunfar en la vida moderna!

El chilindrón es una manera de preparar el pollo -también se usa con otras carnes como el cordero, el magro de cerdo o la ternera, claro- que consiste en guisarla con tomate, cebolla y pimientos. A veces también se le añade jamón a esa salsa. Y ajo. Por lo que parece, es típico de la zona de Aragón, Navarra y el País Vasco. Chilindrón suena a maño, ¿no? Habrá que preguntar a los Gastrónomos del Ebro. De todas maneras, en internet me entero de que es muy común prepararlo para comer en Huesca por San Lorenzo, que para eso es el patrón de la ciudad.

Esta receta es un poco falsaria porque usamos tomate de bote, pero hay que facilitar las cosas. Además, con buscar uno que nos guste... Yo estoy usando ahora el de Hida que también hace un pisto estupendo (mejor que el de muchas madres, para qué engañarnos). Una idea que he visto por ahí ha sido hacerlo con pechugas de pollo. Así lo puedes llevar al parque, de paseo, sin portar armas blancas :) Ah, en esta receta se usan pimientos verdes, aunque lo habitual sería usarlos solamente rojos. A mí me gusta el sabor que da la mezcla de los dos tipos, pero no descarto hacerlo alguna vez sólo con colorados, porque tiene que quedar bien, ¿no?



POLLO AL CHILINDRÓN
Dificultad:
para cocineros novatos que quieran chuparse los dedos.

Ingredientes (6 personas. Invitad a algún amigo a comer):
  • 1 pollo de 1 kg y medio, troceado amablemente por nuestro carnicero.
  • 2 cebollas.
  • 1 pimiento rojo, gordito, jugoso... Se me hace la boca agua.
  • 3 pimientos verdes.
  • Salsa de tomate espesa al gusto (ahí está el truco).
  • Sal y pimienta.

Preparación:


1 Doramos el pollo en aceite de oliva. Cuando esté a nuestro gusto lo retiramos y lo reservamos.

2 Pelamos las cebollas y las picamos. Limpiamos los cuatro pimientos y los troceamos a nuestro gusto. En el aceite de freír el pollo, estofamos la cebolla y los pimientos. Añadimos la salsa de tomate y salpimentamos. Dependiendo de cómo de líquida queramos el chilindrón, añadiremos más o menos tomate. Dejamos cocer todo a fuego lento durante unos quince minutos.

3 Añadimos los trozos de pollo y lo cocemos todo junto durante otros veinte minutos. Después, lo servimos caliente.

Se conserva hasta dos días en la nevera y congela muy bien. Si se lo preparáis a vuestra pareja -o a quien quisiérais que lo fuese- seguro que os empieza a mirar con otros ojos ;) ¡Es el famoso poder afrodisíaco del pollo al chilindrón!


lunes, 28 de junio de 2010

PASTA CASERA AL HUEVO. “AL”, PORQUE SÓLO USÉ UNO.

Recuerdo que fue una mañana luminosa. Al menos, comparada con la primavera invernal que hemos sufrido. Llevaba mucho tiempo deseando hacer pasta en casa pero no me atrevía. Soy tan tonto que creía que necesitaba una máquina italiana, reluciente y estilosa. Y no. Para hacer pasta sólo hacen falta ganas. Y yo las tenía.

Había leído sobre el tema en un libro que me traje de Florencia: “El arte de la Cocina. Las recetas de la tradición”, de Sandra Rosi. Al principio pensé que era un libro para turistas, pero todos los platos que he sacado de ahí salen a la perfección. Por lo que parece, las recetas han sido cocinadas antes de publicarlas. Y eso no es tan común como creéis. Del tiramisú, de cierta cena de Nochebuena y de mi abuela ya os hablaré en otra ocasión.

El caso es que, decidido como estaba, hice lo que toda persona de este siglo hace cuando necesita saber algo. ¿Llamar a la mamma? No, buscar en Internet. En Youtube (pronúnciese en inglés, por favor, que me hace mucha gracia). Y allí encontré este par de vídeos que me mostraron el camino y me dieron bastante envidia, para qué nos vamos a engañar (vídeo A + vídeo B). Quedó de mostrado que para hacer pasta en casa sólo hacen falta los ingredientes, un rodillo y un cuchillo afilado. Muy afilado, que si no la pasta se pega.

Así que me fui para la cocina con mi camiseta de Mickey, a limpiar la encimera sobre la que iba a trabajar. Ya lo había hecho el día anterior, pero tiendo a ser un poco maniático. Así que, de nuevo, di un buen repaso a la piedra hasta que quedó más que limpia, higienizada. Entonces, y sólo entonces, fui a por los ingredientes: 200 g. harina, un huevo, aceite de oliva virgen extra – del que usaría una gota- y una pizca de sal (las cantidades originales son: 600 g de harina blanca, 3 huevos, una cucharadita de aceite de oliva virgen extra, y sal)

Hay otras recetas que usan más huevos, pero yo usé esta y me gustó el resultado. 5 huevos para un kilo de harina, que no está nada mal.

Dispuse la harina en el mármol y formé una especie de cráter donde echaría el huevo. Me acordé del volcán de Islandia. ¿Ya se habrá apagado? También añadí un poquito de agua (unos 33 cl), el aceite y la sal. De aceite, la receta pide una cucharadita por 600 g. de harina, así que usé literalmente una gota. Empecé mezclando con un tenedor y continué después amasando con las manos hasta que obtuve una masa suave y elástica.

Según las instrucciones, hice una bola con la masa, la cubrí con film –ese gran invento que tan pronto se usa como improvisada tapa de un cacharro, como de contenedor para cocer un huevo- y lo dejé reposar unos 10 minutos.

Tras ese instante, que te da como para tomarte medio café o un vaso de agua, espolvoreé un poco de harina sobre mi impoluta superficie de trabajo y comencé a extender la masa con el rodillo. La idea es que la pasta debe mantener siempre la forma redonda hasta llegar a formar un disco tan plano como podamos (de 1 mm. de grosor, más o menos). Para ello vamos girando un cuarto de vuelta la masa cada vez que le pasemos el rodillo por encima. De vez en cuando hay que espolvorear un poco de harina para que no se nos pegue todo, pero intentaremos que sea la indispensable, para que no se nos engorde demasiado la pasta. Si miráis aquí, podréis ver un ejemplo con masa “preciosa y fressca” un tanto tropical.

Una vez que tuve ante mí el disco de pasta, lo dejé reposar otros 10 minutos para que se secase un poco y lo corté en tiras de unos 30 cm. de ancho. Esas tiras las enrollé sobre sí mismas cuatro veces en el sentido de la anchura y las corté en tiras finas para formar tagliatelle. Después las dejé extendidas sobre una rejilla un rato, antes de cocinarlas.

Al ver el trabajo acabado, sentí una extraña satisfacción, casi como de haber creado algo de la nada. No era la primera vez que mezclaba ingredientes básicos para obtener un resultado. Se usan casi los mismos para hacer un bizcocho de aceite. Sin embargo, al hacer pasta en casa hay algo distinto, a lo mejor tiene que ver con que no hay nada más que la masa y tú. Sin horno, sin fogones. Sólo la masa y tus manos.

Cuando los llevé a la mesa, acompañados de una sencilla salsa de tomate hecha un rato antes, noté que era un instante perfecto.






Nota:
Asociamos la pasta fresca con Italia, con los lienales frescos del supermercado o con las tiendas "gourmet", pero ya en la España rural de los ’50, había gente que iba por las casas con su máquina y te hacían los fideos allí mismo. A la casa de mi abuela, sin ir más lejos.

domingo, 20 de junio de 2010

COCINILLA I - HORCHATA DE CHUFAS


Este post es el comienzo de algo nuevo. O de algo distinto, no sé. Hace algunos días que me propusieron que publicase unas cuantas recetas sencillas, una especie de “fondo de armario” para gente que quiera iniciarse en la cocina. Yo no soy profesional de los fogones, pero me pareció bien (y me dio un poco de miedito, la verdad). La idea es hacer unos platos sencillos, muy del día a día, e intentar que las explicaciones sean muy claras, con un paso-a-paso en foto. Lo del vídeo tendrá que esperar, mis ansiosos fans :D Una vez publicadas todas, las recopilaré en un pdf y lo pondré a disposición de quien quiera bajárselo. Ah, la sección se va a llamar COCINILLA (COCINa + sencILLA). Habrá que hacerle un logo y esas cosas.

Como primera receta de esta colección, aunque pienso incluir las cookies de chocolate, he preparado horchata. Es sencilla de hacer (ni siquiera hay que encender un fogón), el resultado es buenísimo (un 9 en la escala Cocotte) y me encanta. Supongo que tendrá que ver con que la he tomado siempre en El Polo Norte o en la Ibense, mis heladerías locales aquí, junto al Tajo. También la he tomado muy buena en la horchatería Santa Catalina, en Valencia – donde dicen llevar dos siglos horchateando (qué cansancio) – y en la Alboraya, en el 125 de la calle de Alcalá, en Madrid.

El caso es que, para hacerme el culto, me puse a buscar información sobre su historia y esas cosas que quedan tan bien, y me he quedado un poco en shock. Resulta que la horchata pertenece a una antigua familia de bebidas de origen vegetal (en España ya se conoce una “leche de chufas” en el siglo XIII), como la orzata, que en principio era un agua de cebada (algo cuya existencia desconocía, pero que tengo pendiente probar) y ahora se elabora con almendras. Esta familia puede tener un origen bastante antiguo, ya que, aunque etimológicamente deriva del latín, se han encontrado restos de chufas en vasijas del Antiguo Egipto, y esa gente ya sabía hasta hacer cerveza. Como tantas cosas, a nosotros nos llegaron del sur. Una cosa más que agradecerle a las “invasiones” musulmanas. Como la higiene :D

Con el tiempo, la cebada sería sustituida por otros ingredientes locales (otros cereales, tubérculos, almendras, arroz … ). Sí, y esa ha sido una de las sorpresas. Existe una horchata de arroz, que se toma sobre todo en México. Aquí os dejo un par de recetas (una y otra).

En España la hacemos sobre con chufa, aunque en algunos sitios también se puede encontrar agua de cebada (la mencionada horchatería Alboraya, de Marid). Mientras investigo, descubro un uso misterioso: “[la chufa] también es empleada como cebo para atraer presas de caza como ciervos y especialmente pavos”. Qué cosas.

De todas maneras, hay que reconocer que la horchata de chufa es típica de Valencia. Allí te la venden en carritos por la calle, o en horchaterías a las que ya acudía la burguesía local en el siglo XIX. Incluso existe, como os decía, una Denominación de Origen Protegida “Chufa de Valencia” desde 1995, que “protege e identifica el cultivo de la chufa en dieciséis pueblos de la Comunidad Valenciana”.

No creeríais que os ibais a librar de la “nota cultural”, ¿verdad?

La receta la he adaptado del libro “Manual clásico de cocina”, de Ana María Herrera (Ed. El País Aguilar, 2001), también conocido por el libro de la Sección Femenina. Creo que ahora han sacado una edición facsímil los de Edimat, pero me gusta mucho más la mía.

Y sin más dilación...



HORCHATA DE CHUFAS

Dificultad:
0.0 Pero si ni siquera hay que encender el fuego, ¡por favor!

Ingredientes (para un litro, más o menos):
  • 200 g. de chufas.
  • 1 litro de agua.
  • 125 g. de azúcar. La receta original lleva 225 g., pero eso es una barbaridad. Lo ideal es que sea molida.

Preparación:

1 Lavamos las chufas en varias aguas y las ponemos a remojar durante 24 horas. En la receta original eran 12, pero me dejé llevar :) Ya en serio, creo que mis chufas necesitaban ese tiempo para hidratarse. En incluso podrían haber estado algo más.








2 Las volvemos a lavar y las escurrimos bien. De paso, podemos observar como el fotógrafo (moi) ha recreado una fabulosa escena pop con elementos cotidianos XD






3 Las molemos. Yo usé mi batidora de vaso, otro más de los grandes inventos de la humanidad. Las trituramos añadiendo el agua poco a poco. Una vez bien batidas, dejamos todo en maceración unas tres horas.





4 Las pasamos por un lienzo... Eso es lo que dice la receta. Afortunadamente, hoy disponemos de coladores finos y resistentes. Yo lo hice exprimiendo la pulpa que queda con un cazo. Ver foto (estaba deseando escribire eso).






5 Una vez que tenemos todo el jugo colado, lo volvemos a volcar en el vaso de la batidora -que habremos lavado, por supuesto- y añadimos el azúcar. Batimos hasta que se disuelva. Y lo probamos para ver si está a nuestro gusto, claro. 125 g. está bien para mí, pero yo soy más bien goloso, ya lo sabéis. Lo volvemos a colar, lo embotellamos y lo ponemos a enfriar en la nevera. Hay gente que lo prefiere helado. ¡Pues al congelador!

6 La servimos en copas altas. O en vasos grandes. O pequeños. Como sea, pero la disfrutamos.



sábado, 12 de junio de 2010

¿Sabemos lo que comemos? (Pues unas veces sí y otras, no).


Cuando empecé a publicar este blog sólo tenía claro que quería hablar sobre la comida y –de una manera tangencial– de mi relación con ella. Poco a poco las ideas se van concretando alrededor de unos cuantos temas, aunque también es cierto que lo considero un organismo vivo (de alguna extraña manera) y por tanto cambiante.

Básicamente, podríamos decir que se va estructurando en tres bloques principalmente, aunque no son fijos ni tengo la intención de que o sean:

1 Compartir recetas sencillas o explicadas tan claramente como pueda, para que los amigos se lancen a cocinar como si no hubiese un mañana. Es un camino y como tal, no se sabe hacia dónde te lleva, pero el viaje merece la pena. Alguien decía en alguna parte que “cocinar mola”. Yo voy más allá y creo que es un acto mágico. Al fin y al cabo, quien cocina alimenta a la tribu, ¿no?

2 Publicar noticias relacionadas con la comida: novedades, productos, curiosidades, eventos varios, tontás, la vida pública de F. Adriá y de su fabulosa cuchara,...

3 Y en último lugar, pero no lo último, algo de información sobre lo que comemos: de dónde viene, cómo se produce, cómo se procesa... Tengo la impresión de que los españoles hablamos poco de comida. Cocinamos bastante, vamos a restaurantes, nos comemos millones de tapas y raciones en esos bares de Dios, pero… ¿Nos interesamos por lo que comemos? Da la impresión de que hay mucha información, pero dispersa. Desinformación, más bien. Me recuerda a aquello de que el gran triunfo del Demonio ha sido hacernos creer que no existe. No sé si me explico.

Un poco en este sentido, me gustaría compartir con vosotros un enlace a un programa que se emitió en el canal Cuatro dentro de su programa REC: ¿Sabemos lo que comemos?

En el reportaje se nos muestra (en algunos casos sólo se intenta) cómo se procesan distintos alimentos básicos en España: pan, cerdo, tomate, leche y huevos. Se supone que éstos son los alimentos que más se consumen en nuestro país.

A mí, en general, me parece flojo. Podría haber sido más riguroso, haber hecho hincapié en cosas como los alimentos transgénicos, haber buscado más alternativas y no darse por vencido a la primera dificultad… Pero tiene sus cosas buenas, ¡eh! (Si no lo creyese, no lo compartiría con vosotros).

Su principal virtud es que es uno de los pocos documentales que he visto que hablan sobre la industria alimentaria en España. Es fácil encontrar montones que nos cuentan cosas sobre industrias lejanas o malvadas multinacionales, pero es importante poder enfocar sobre algo cercano.

En cuanto a lo malo… Pues que es blandito. Lo achaco a varios factores. Falta de tiempo para elaborar el material y falta de arrestos para hablar de marcas concretas. Seguramente, porque esas mismas marcas son las que pagan a la cadena una buena cantidad en publicidad. Las emisoras de TV viven del anunciante y eso mata al reportaje. O al menos lo hiere gravemente.

Aún así, y dando por sentado que no somos consumidores inocentes, espero que os guste. O mejor aún, que os haga pensar.

Un abrazo




lunes, 7 de junio de 2010

¡MARCHANDO UNA DE BOQUERONES!


¡Qué buenos estaban!Reconozco que soy muy sensible al calor. Es un defecto, lo sé, pero la canícula me aplatana, no me deja dormir bien y eso influye en mi carácter, generalmente optimista y bonachón. Así que sube la temperatura y sólo pienso en piscina, chapoteo y horchata (sin fartons por aquello de la línea).

Pues calor es lo que hace estos días en la soleada España, así que me he decidido a compartir esa maravilla gastronómica que son los boquerones en vinagre. ¡Los reyes de los bares!¡El sushi español! ¿Quién dice que no nos gusta el pescado crudo? Hasta hay gente que se los come en bocadillos (incluso en bocadillos pijos). Tranquilos, yo tampoco lo entiendo. Por cierto, que me entero mientras escribo esto de que son típicos de Madrid (¿?) No sé. Yo los he comido por todas partes, la verdad.

La decisión viene dada por la clásica combinación de factores: me gustan, son sencillos de hacer, se supone que el vinagre es refrescante (“Yo tampoco lo entiendo, 2"), y alguna más. Sobre todo, que se elaboran en frío. Tras una experiencia como la de hacer galletas de mantequilla la semana pasada, con una temperatura ambiente de más de 30 grados, a lo que hay que sumar el empuje calorífico del horno a 200º... Vamos, que a partir de ahora gazpacho y helados. ¡Se ha abierto la veda! Y el horno, precintado hasta nueva orden :D

En esta receta -que encontré en un libro de Iñaki Oyarbide- es muy importante la calidad de los ingredientes. Vale, en todas lo es, pero es que si no se utilizan un buen vinagre y aceite de oliva virgen extra el resultado es muy mediocre. Y lo demás tiene que ser tan fresco como podamos. La preparación es muy sencilla, pero la materia prima es fundamental.

Y en cuanto a la materia prima... Pues aquí llegamos al punto delicado: el anisakis. Este bichito tan simpático es un parásito que “plantea un riesgo para la salud humana en dos sentidos: a través de la infección mediante gusanos al comer pescado no elaborado y mediante reacciones alérgicas a las sustancias químicas que los gusanos dejan en el pescado”. Esto es de la Wikipedia. ¿A que mola?

Afortunadamente, es sencillo acabar con la amenaza (y con el consumo de boquerones en vinagre frescos, desgraciadamente): “siempre antes de preparar esta receta todo el pescado (sin vísceras, ni cabeza) se deberá congelar antes de prepararlo al ser pescado semicrudo se deberá congelar 48 horas a una temperatura inferior a -20º C para evitar el contagio por diverso tipo de parásitos, larvas de parásitos o huevos que luego eclosionarían en nuestro cuerpo (anisakis entre otros). Si se emplea boquerón envasado, hay que garantizar que el etiquetado indica los procesos de su eliminación.” Wikipedia, también.

La normativa española obliga a someter todos los pescados que se vayan a servir en crudo o casi crudos a un ciclo de congelación de 24 horas a una temperatura igual o inferior a -20° C. ¡Pero nosotros vamos más allá!

Por cierto, esa foto fue una de las que presenté al concurso de Tapas&Blogs (a ver cuándo puedo asistir a uno), así que los míos estaban “limpios”. ¡Y buenísimos!



BOQUERONES EN VINAGRE

Dificultad:
La de separar los boquerones en lomitos. Ni más ni menos.

Ingredientes (da para compartir con unos amigos):
  • 250 gr. de anchoas o boquerones pequeños. Engraulis encrasicholus, los llaman por ahí.
  • 1/2 litro de buen vinagre de vino. El vinagre de Jerez sería lo ideal..
  • 1/2 litro de agua.
  • 2 dientes de ajo picados muy finamente.
  • 1 manojo de perejil picado.
  • 1 dl de aceite de oliva virgen.

Preparación:

1 Limpiamos los boquerones: les quitarmos la cabeza, las tripas y les sacamos la espina. Parece muy complidado, pero no es nada. Además, las dos primeras cosas os la pueden hacer en la pescadería si son majos, que suelen serlo.

2 Los introducirlos en agua fría para que desangren. Los dejamos en ella 1 hora, aproximadamente. Si nos da asquito, más.

3 En un recipiente aparte, mezclamos el medio litro de agua y el de vinagre y, a continuación, sumergimos los boquerones en este preparado durante 3 horas. El cambio de color es mágico.

4 Una vez transcurrido el tiempo, los sacamos del recipiente y los escurrimos. Los colocamos en en recipiente en el que los queramos servir con la carne boca arriba (o boca abajo, pero todos igual). Por último, añadimos el aceite junto con el perejil y el ajo finamente cortados.

Trucos y consejos:

Esta receta me resulta menos salvaje que otras, pero si sois amigos de los sabores potentes podeís aumentar la proporción de vinagre.

Los boquerones en vinagre van geniales con una cerveza. Más que nada porque arruinan el mejor vino :D



martes, 1 de junio de 2010

COMIDA PARA UN LUMINOSO DÍA DE JUNIO (CREMA DE CALABACÍN)


La receta de hoy (mira tú, como si las colgase cada día) es una de las fijas en casa. La típica que te pasa alguien a quien conoces y la adoptas. A la receta, se entiende. Tampoco os voy a decir que caiga cada semana pero casi. Y es que es sencilla y resultona. Además, te permite encontrar el punto de cremosidad que más te guste. Ah, y se puede tomar caliente o fría, cosa que se agradece con estos calores preveraniegos que nos amenazan. ¿Qué más se puede pedir?

Yo la termino de hacer en la batidora de vaso, le echo tres quesitos y le añado leche y caldo poco a poco hasta que queda como me gusta. Cada uno de vosotros tendrá su truco, supongo.

Os la quería pasar porque me parece perfecta para estos días de final de primavera. Además, estamos a principios de la temporada de calabacín, así que los podemos encontrar baratos y tiernos en las fruterías. ¿O era en las verdulerías? Yo nunca las he visto separadas. Bueno, ¿que más da? Espero que os guste.

Un abrazo.



CREMA DE CALABACÍN

Dificultad:
Apenas tiene.

Ingredientes (para tres o cuatro raciones, depende del segundo plato):
  • 2 calabacines medianos (con carita de tiernos XD ).
  • 1 cebolla.
  • Sal y pimienta.
  • 2 ó 3 quesitos (yo le pongo 3, ya lo sabéis).
  • Leche. Un poquito.
  • Medio vaso de agua
  • 2 cucharadas de aceite. Supongo que con mantequilla también estará bueno.
Preparación:
1 Picamos los calabacines y la cebolla en rodajas finas. Lo sofreímos todo en una cacerola con el aceite. Añadimos el agua y lo dejamos cocer.

2 Cuando esté listo, lo trasladamos a la batidora con una espumadera. Añadimos los quesitos, la sal y la pimienta. Batimos y vamos comprobando el sabor y la textura.

3 Seguimos batiendo, añadiendo leche o el propio caldo que nos ha quedado en la cacerola, hasta que nos quede como nos guste. Aqui mandamos nosotros :D

4 La servimos caliente o fría, como más nos apetezca.

Yo la presento adornándola con un poco de queso rallado. ¿Y si la próxima vez le ponemos una teja de queso parmesano? Sería una idea, desde luego.



jueves, 27 de mayo de 2010

DONDE M. COCOTTE SE ENFRENTA A UN RETO Y SALE VICTORIOSO. O CASI. (HUEVOS FRITOS).


Lo malo de guiarse en esto de la cocina por una lista de platos anotados casi aleatoriamente en un cuaderno, es que un método muy sistemático, no es. Para qué engañarnos. Así pues, tengo que reconocer que una de las tareas culinarias pendientes de M. Cocotte era aprender a hacer huevos fritos. Sí, no sabía. Pero ahora he visto la luz cual Saulo y he caído de mi caballo. Bueno, a lo mejor no tanto.

En toda aventura hay un momento en el que el protagonista deja de ser uno más para convertirse en héroe. Todo César tiene su Rubicón; todo Frodo su desfiladero de Cirith Ungol. Un punto clave; un umbral que hay que atravesar para llegar a tu destino. Pues el paso obligado para ser un buen cocinero “de casa” es saber hacer huevos fritos. No me invento nada. Puede que elabores unas Sachertortes estupendas o unas salchichas al vino geniales o una pasta fabulosa, con su albahaca fresca y todo, pero si no sabes hacer ni un huevo frito… Pues como reza el dicho, no sabes cocinar. Lo saben todas las madres.

- “Tu prima Aurorita no sabe ni hacer un huevo frito. ¡Vaya desastre de chica!”.

Aurora, puede que sea especialista en física de partículas o descubridora de la cura del cáncer, pero si no sabe ni freír un huevo… Ya se sabe cómo son los de los pueblos. Al menos los del pueblo de maman Cocotte.

El caso es que ya llevaba un tiempo mirando mi famosa “lista de platos por hacer” y éste parecía que me llamaba, así que decidí esperar a estar solo en casa… ¿Por qué sólo? Muy sencillo. Hay retos que necesitan toda nuestra atención, toda nuestra valentía, que el pundonor varonil… Vale, tenía un poco de miedo a las críticas de Mme. Cocotte.

Lo normal hubiese sido que le pidiese ayuda a mi madre, pero te deja en mal lugar.


EL APRENDIZAJE DE M. COCOTTE (obra en un acto) (corto).


Se abre el telón. M. Cocotte está en el salón de su casa. Coge un teléfono móvil de la mesa y llama a su madre.

- (M. Cocotte). Mamá, ¿me enseñas a hacer huevos fritos?
- (Maman Cocotte. Sólo se oye su voz). ¡Tú estás tonto, hijo!

Se cierra el telón.



De repente dejó de parecerme buena idea, así que me fui a la estantería, miré la cada vez más abultada sección de cocina y noté como uno de aquellos volúmenes parecía brillar más que ningún otro. Era como con si de él emanase una luz misteriosa que quisiera llamar mi atención. A lo mejor es porque estaba forrado con plástico.

Era el 1080. La Biblia. Mejor que la Biblia, porque éste está lleno de información realmente útil. Por ejemplo, en la Biblia no viene un calendario de verduras. He mirado a ver si en el Deuteronomio, pero ni por esas.

Busqué en el índice y allí estaba, como iluminado por un rayo divino, en el índice ponía: “Huevos fritos (Manera de haceros), 497”. Ahora que lo pienso, no era un rayo de luz divina. Era el fluorescente de la cocina. ¡Estamos buenos con la iluminación!

Así que me fui a la receta 497. A partir de ahora recordare ese número como los fans de Lost se acuerdan de la ristra de números esa: 4, 8, 15, 16,… ¿Si los pones en una primitiva te sacas el bote?

LA RECETA 497( O “MANERA DE HACER LOS HUEVOS FRITOS”)

“Para freír bien los huevos, es mejor hacerlos de uno en uno (si se quiere hacer más rápidamente, es preferible coger dos sartenes pequeñas y hacerlos así a un mismo tiempo). Si están recién sacados de la nevera mejor”.


Empezamos mal. Si el primer párrafo es este, empezamos mal. Así que doña Simone era una mandona. ¿De uno en uno? ¿Y si tienes invitados? ¿Le vas a tener haciendo cola en la cocina? ¿Y si te quieres comer cuatro? Debe ser para que no se peguen, vale. ¿Y lo de sacarlos de la nevera un momento antes? Cuantos misterios en torno al humilde huevo frito…

Como soy bueno me fui a la nevera y saqué nuestro fabuloso huevo. Se le notaba un poco frío. Normal. Yo también lo estaría.

“Poner en una sartén pequeña bastante aceite, y cuando sale humo se echa el huevo, que se tendrá previamente cascado en una taza”.

Lo del echar aceite parecía un paso lógico. Es muy difícil freír algo sin aceite o si éste permanece la misma temperatura que la mirada de Catherine Deneuve un día de lluvia. Lo de la taza es otro cantar. Es de esas cosas que te dan algo de seguridad, pero no se quieren reconocer. Vamos, que nunca se lo has visto hacer a nadie, pero piensas que te va ayudar a que el aceite no salte, a que no te queme, a que no tengas que salir corriendo en busca de un grifo y de pasta de dientes…

Ah, lo del aceite echando humo… ¿Seria otra referencia a Lost? Personalmente, prefiero probar la temperatura del aceite echando un trocito de pan y viendo como se fríe. Se puede aprender mucho de un trozo de pan que se fríe en una sartén. Especialmente, a no meter la mano aceite hirviente. En cuanto a lo del humo, nunca hay que olvidar que si sale humo del aceite… ¡es que se está quemando!


Así que mientras se iba calentando el aceite, casqué el huevo y… Miré la taza con resquemor. Se le había roto la yema y tenía que usar otro. Visto ahora parece una tontería, pero me sentó mal. Son esas pequeñas cosas que rompen la magia.

Como seguía siendo bueno, y me lo quería comer, volví a abrir el frigorífico y saqué un segundo fabuloso huevo. Ahora se me notaba más frío a mí.

"Se echa con cuidado, y con la espumadera se va echando aceite por encima".

Esto parece sencillo, ¿a que si? Pues tampoco. En mi caso el aceite debía estar más caliente de lo que yo creía y el huevo sufrió un interesante en intimidatorio “efecto Spawn”, consistente en que lo que en casa de mi madre siempre se ha llamado “puntilla”, se desarrolló a gran velocidad, propinando a quien escribe estas líneas un susto considerable, al que siguió un rapidísimo y grácil salto hacia atrás. Bueno, tal vez no muy grácil. Afortunadamente, no hay testimonio gráfico de ese momento (uuuffff, menos mal!). Por eso elegí un día en el que estaba solo en casa. ¿Veis como era buena idea?

Cuando el huevo queda suelto y flotando en la sartén, se saca con la espumadera, quedando en su punto para servir”.

Este paso es muy importante para que la yema no se convierta en un ladrillo. Si no se puede mojar la yema, no es un huevo frito. Habrá que buscarle otro nombre. Tortilla imbatida podría estar bien.

"Se deben salar los huevos después de sacados del aceite (pues éste saltaría y podría quemar)".

¿Saltaría? ¿En serio? ¿Y lo de antes que fue? ¿Un espejismo? Porque yo, quemarme, ¡me he quemando! Podría quemar, podría quemar…

Una vez fuera de la sartén, la única duda es con qué acompañarlo. Hay quien prefiere la chistorra, quien las patatas fritas. Incluso los pimientos verdes, fritos también. Yo lo usé para convertir un cocido madrileño en cocido revolucionario (que es un cocido, pero con más huevos). Mi primer huevo frito estaba exquisito, pero el resultado fue difícil de digerir.




jueves, 20 de mayo de 2010

YO... SOY TU ABUELA

Fan, lo que se dice fan, no lo soy de casi nadie. De Narciso Yepes, de Allan Moore, de Bart y Josep y poco más. Así que tampoco lo soy de Jamie Oliver, aunque le reconozco sus méritos. Veo cosas suyas cuando me las pasan y poco más.

Pero a las que tengo admiración es a las abuelitas. Será porque ya no tengo, o porque son las guardianas de una cultura (muchas veces sin saberlo), o por antiguas... O por aquello de:

- "¿Y esto cuánta harina lleva?
- ¡Pues la que admita!"


Después de semejante respuesta, dada por una señora bajita y vestida de negro por lo menos desde que la conoces, no preguntas más. Sólo miras.

Como os decía, ésta me parece genial, con su matalauva, su vestido sin mangas, su peinado de peluquería y su manera de cocinar. Ah, y encima le tira los tejos al inglés (y si no, id al minuto 5.34).

El vídeo llegó a mí vía Ondakin y lo compartí en el facebook de hace unos días, pero quería colgarlo aquí para que lo vieseis.

Espero que os guste.



martes, 18 de mayo de 2010

GRACIAS (Y DE POSTRE, UN BIZCOCHO)


Esta es la tercera vez que intento empezar el post. A ver si soy capaz :P

Entre unas cosas y otras (leer, charlar, escuchar canciones de Emilio el Moro, ver documentales y cosas así) hace unos días que no publico nada, pero eso no quiere decir que os tenga olvidados. Todo lo contrario.

Durante este tiempo han pasado un montón de cosas: he conocido a gente maja, he estado de reformas en el blog (la primera en la que no he sentido deseos homicidas, ya os contaré otro día la historia de la de mi casa), he cocinado, he dedicado algunos ratos a trastear con el twitter... Pero sobre todo, me habéis dado qué pensar. Y es que resulta que las visitas a Monsieur Cocotte han superado las 500, que para páginas de empresas, expertos en SEO y cosas así será una caca, pero siendo esta una página personal y sin tener 1.000.000 de amigos en el facebook ni nada así, me parece una pasada. Así que estoy de un humor a prueba de trinitolueno.

Es que te alegra, para qué nos vamos a engañar. Y te hace pensar, claro. No soy famoso, ni tengo ningún interés comercial en esto. Bueno, eso ahora, porque… ¡a lo mejor mañana me hago rico y famoso! (en cuyo caso me volveré un estúpido y dejare de hablarme con todos vosotros, por supuesto). Vale, vale. Vuelvo al tema. Los que me conocéis personalmente lo sabéis de sobra. Tan sólo una soy persona (casi)normal, con una relación normal con la comida (bueno, eso a lo mejor no, que me entusiasmo fácilmente y tiendo a ser goloso y comilón). Me gusta cocinar y saber lo que como. Y quiero que sea lo mejor y más sano posible, aunque tal vez nunca pruebe el buey de Kobe. En cuanto a las recetas... Pues por ahora tengo bastante con la cocina tradicional. A lo mejor con algún toque "Telva", pero cocino en casa con vitrocerámica y horno. ¡Yo tampoco tengo cocina espacial! :P

Bueno, q me lío como siempre (alguien -Noe- me dijo el otro día que tengo tendencia a la "disolucion mental"). Me gustaría agradeceros a todos vuestras visitas y la colaboración. A los más cercanos -que sois quienes más me sufrís-, a los amigos de Internet (Ali y Melissa, siempre ahí), a Ana María con la promesa de que haré su leche asada gomera, a mis comentadoras oficiales (Noe, que siempre me lee; Belén, de Cocinar para dos, Sonia de L'Exquisit, Ana, de A las 3 de la tarde y Arantza, del exquisito Sirope de alce). No se me olvidan los amigos de blogspot ni del face (mención especial a Anna Mayer, que es una inspiración) y a los nuevos del twitter, aunque a algunos no se les entienda casi nada (nota mental: encontrar un traductor de euskera).

En fin, dejémonos de sentimentalismo, que esto no se repetirá hasta el día que tengamos 5000 visitas, por lo menos.

Para celebrar tan magno acontecimiento, he decidido postear el famosísimo bizcocho de leche condensada. En realidad, todos los postres que llevan leche condensada son famosísimos entre los golosos del orbe entero. Porque, para qué engañarnos, ¿alguno de los de nuestra cofradía se resiste a meter el dedo en esa maravilla de color crema? Y que no nos pille el calentón con la cuchara en la mano, que no seremos capaces de parar hasta que se vea la lata. Tan dulce que casi quema. Qué buena, ¿verdad?

La receta, la encontré en el blog de Trota, Food & Cook, que es una pasada tanto por sus recetas como por sus fotos. Además, tiene publicada una receta de leche condensada casera. Si no lo conocíais, ya estáis visitándolo.

Un abrazo, majos.
M. Cocotte.



BIZCOCHO DE LECHE CONDENSADA

Dificultad:
Cero.

Ingredientes:
  • 120 gr. de harina con levadura (o un sobre de levadura y hasta llegar a los 120 g., de harina XD ).
  • 4 huevos.
  • 1 lata pequeña de leche condensada (de las de 395 g). Si la queréis hacer vosotros, pinchad aquí.
  • 50 g. de mantequilla. No de margarina. Ni de Tulipán. DE MANTEQUILA.

Preparación:


1 Derretimos la mantequilla en el microondas y la dejamos enfriar.

2 Ponemos en un bol la leche condensada y le añadimos los huevos de uno en uno, batiendo bien después de cada adición. A continuación añadimos la mantequilla y batimos de nuevo hasta conseguir que se integre perfectamente. Después vertemos la harina y batimos hasta que no nos queden grumos.

3 Engrasamos el molde donde lo vayamos a poner, vertemos la masa en el molde y lo introducimos en el horno, precalentado a 185º, durante 30 minutos o hasta que pinchéis con una aguja y salga limpia.

Una cosa. Como nos advierte Trota en su blog, éste es un bizcocho para hacer en un molde pequeño, de esto modo conseguirá la altura necesaria para disfrutar su esponjosidad. Los moldes idóneos para conseguir una buena altura serian de 20 cm. sin es redondo y de 22x8 si es de los alargados, que es el que ella usa (¡eh, ese también es el mío!).


miércoles, 12 de mayo de 2010

HOJALDRE DE VERDURAS (UNA RECETA FRANCESA, DICEN)


Hace un rato, cuando me he puesto a pensar qué contaros en esta entradilla, me ha venido a la mente el hojaldre, claro. Más que el producto en sí (que es fundamental en esta receta para contenerlo todo), la relativa novedad. No sé desde cuando se puede comprar fácilmente, pero me suena que es algo que conocí en el programa de Arguiñano, así que no puede tener tantos años. Y eso me ha hecho pensar en cuando era niño y vivía por temporadas en Maqueda, donde había un mercadillo en el que mi madre compraba las magdalenas por cajas. Magdalenas con una pizca de azúcar por encima. Yo ahora las hago así. En el pueblo había alguna otra pequeña tienda, pero muy básica. Como casi todas las que podías encontrar en cualquier otro sitio. Tiendas de pueblo, de barrio, ultramarinos,...


Cuando era pequeño -y ahora tengo 36, tampoco es que sea muy mayor- en mi ciudad sólo recuerdo tiendas de barrio. El carnicero, el frutero, el pescadero… Y el señor Pepe, que tenía de todo en su tienda de la calle Santa Cristeta. ¡Hasta mis primeros tebeos! Cuanta nostalgia, ¿no? Bueno, tampoco nos vamos a echar a llorar ahora. A lo que iba. Las tiendas eran bastante simple, con productos sencillos aunque no por ello de poca calidad. Desde entonces hasta ahora, con la habitual presencia de mangas, carambolas y carne de avestruz parece que hubiese pasado toda una vida.
(La foto del castillo de Maqueda es de la Diputación de Toledo)

¿A qué venía esto? Ah, sí, por el hojaldre. De pequeño la única manera de hacer este plato hubiese sido que mi madre lo elaborase en casa. No sé, pero a lo mejor por eso tengo la idea de que ese tipo de habilidades se valoraba más entonces: saber hacer una tarta, un tipo de masa, un cierto plato… No me extraña que una cosa así fuese un plato de fiesta. Si no lo hubiese tenido en el congelador no lo hubiese hecho, la verdad.

Claro, que también está lo otro. Como ahora hay tantísimos alimentos exóticos nos ha dado a todos (a mí el primero) por cultivar cierto esnobismo gastronómico “je-ne-sais-quoi”. Cocina japonesa! Bizcochos estadounidenses!! Mermelada de kumquats!!! ¿Dónde coño crece eso? ¡¡¡Si cuesta más traerlo que cultivarlo!!!

Vale exagero un poco -ya sabéis cómo soy- pero es que si no me río… Tampoco hay que ponerse en plan talibán. Ni es cosa de comer solamente comida de 100 km. a la redonda, ni que todo lo que pase por nuestro plato venga de una región perdida del Tibet. Equilibrio, ese es el mantra :D

La receta es de un libro que me compré en el Carreful por una miseria: “Cocina francesa. Más de 100 irresistibles recetas”, de la editorial Parragon. Por lo que he podido ver en su web, son una gente que edita libros para supermercados y sitios así. No son gran cosa, pero las recetas vienen con su fotito y tal. ¿Se las habrán copiado a alguien? Espero que no, jo. Ahora en serio, las recetas tienen buena pinta: sopa de cebolla (al estilo de Les Halles, por supuestísimo), tapenade, quiche Lorraine, crêpes Suzette y cosas así.

Y después de este ladrillo, ya os paso la receta (qué gente, qué poca paciencia).

Nota: Yo la adapté un poco (cómo no!). Yo sólo utilicé una plancha de hojaldre congelado marca ACME, y sustituí el pimiento amarillo por verde porque no lo encontré. ¿El resultado? Hubo ciertos comentarios sobre la cantidad de solanáceas, pero con no hacer caso…



HOJALDRE DE VERDURAS

Dificultad:
Lo más difícil es poner la tapa superior. Lo demás es muy fácil.

Ingredientes (para cuatro personas esta vez):
  • 450 g. de masa de hojaldre.
  • Harina para espolvorear.
  • 1 huevo batido (para pintar y que nos quede brillante e hipnótico).
  • 2 cucharadas de mantequilla.
  • 1 puerro cortado en juliana.
  • 2 dientes de ajo majados (yo los piqué y ya está).
  • 1 pimiento rojo cortado en juliana
  • 1 pimiento amarillo cortado en juliana.
  • 50 g. de champiñones cortados en láminas.
  • 75 g. de espárragos trigueros
  • 2 cucharadas de harina.
  • 6 cucharadas de caldo de verduras
  • 6 cucharadas de leche.
  • 4 cucharadas de vino blanco seco.
  • 1 cucharada de orégano.
  • Sal y pimienta. Esta vez son un montón, sí.

Preparación:


1 Para hacer el relleno, derretimos la mantequilla en una sartén grande y rehogamos el puerro y el ajo un par de minutos. Añadimos el resto de las verduras y lo rehogamos, removiéndolo bien, tres o cuatro minutos más.

2 Añadimos la harina y removemos bien con la cuchara de palo hasta que esté disuelta. Apartamos la sartén del fuego y añadimos el caldo, la leche y el vino. Volvemos a poner la sartén en el fuego y lo llevamos a ebullición. Lo dejamos cocer -removiendo de vez en cuando- hasta que la salsa se espese y en ese momento añadimos el orégano y salpimentamos a nuestro gusto. Ya tenemos el relleno listo.

3 Ahora necesitamos dos láminas de hojaldre. La base deberá ser un poco más pequeña que la cobertura. Extendemos la mitad de la masa de hojaldre en una encimera enharinada. Después extenderemos la otra mitad de la masa en otro rectángulo un poco más grande. Ponemos el rectángulo pequeño en una bandeja de horno forrado con papel de hornear.

4 Extendemos el relleno por encima dejando un borde de 1 cm. Hacemos cortes paralelos en el rectángulo grande dejando unos 2.5 cm de borde. Pintamos con huevo los bordes del rectángulo más pequeño y ponemos encima el grande, cerrándolos bien.

5 Pintamos el hojaldre con huevo lo metemos en el horno, que habremos precalentado previamente, a 200ºC de 30 a 35 minutos, o hasta que haya subido y esté dorada.

6 Servimos inmediatamente y está buenísimo.

Truco: Si a mitad del horneado retiramos el papel, la base nos quedará crujiente. Sí, es una orden ;)


viernes, 7 de mayo de 2010

PANNA COTTA

Lo prometido es deuda, así que hoy toca responder a las peticiones del lector. Vamos, que el otro día “alguien” (sí, tú) me pidió una receta de panna cotta y claro, ¿cómo me iba a negar? Ahora, lo que espero -cucharilla en ristre- es que ese alguien se tire el rollo y me inviten a degustar este típico postre del Piamonte. Bueno y algo más, que no sólo vamos a comer postre, ¿no? Un chuletón de buey estaría bien :D

La panacota es a los restaurantes italianos de medio pelo lo que el pollo al limón a los chinos. Está en todas las cartas. Pero como siempre, mejora una barbaridad si lo haces en casa. Como la pasta, vamos. Es un postre suave, de textura parecida a la del flan, perfecto para acabar con brillo una abundante comida (lo que decía del chuletón). Y aunque en esta receta se recomienda acompañar con fresas frescas, se puede variar. Yo usé un poco de confitura casera de fresa, por ejemplo, pero es cuestión de echarle imaginación: frutos rojos, chocolate, coulis de frambuesas,... Así que animo y al súper, ¡que hay que levantar la economía!

La receta la encontré en la web de cocina de Il Corriere della Sera y la he traducido con algo de ayuda, así que si no os parece muy bien, me lo decís y nos vemos en la calle

Espero que os guste.

PANNA COTTA

Dificultad:
Si sabes remover la olla como una bruja de Lancre, sabes hacerlo. Si no sabes hacerlo aún, lee.

Ingredientes (para 6 personas, 6):
  • 1/2 litro de nata de montar (también llamada "crema fresca" por ahí).
  • 130 g. de azúcar glas vainillado. (No lo he visto en mi vida. Yo usé el azúcar glas por un lado y la raspadura de una vaina de vainilla por otro).
  • 25 g de gelatina en hojas. (Lo que se viene llamando “cola de pescado”).
  • Fresas para decorar. De las que no quieren los suizos. Desde aquí llamamos al boicot al chocolate suizo… Quita, quita. Está demasiado bueno para esas bobadas ;-)

Preparación:

1 Poner la gelatina a ablandar en un recipiente con agua fría durante al menos un cuarto de hora.

2 Vertemos la nata en una cacerola, añadimos el azúcar glas, y la raspadura de vainilla (en nuestro caso). Llevamos la mezcla al límite de la ebullición a fuego medio, removiendo de vez en cuando con el típico batidor de varillas.

3 Apagamos el fuego y añadimos la gelatina exprimida, revolviendo para que se derrita y se mezcle completamente.

4 Repartimos la mezcla en seis moldes, los cubrimos con film (para que no cojan aroma a esa sardina asada que os sobró ayer, por ejemplo) y los metemos en la nevera durante al menos 4 horas. Que cuaje, que cuaje...

5 Justo antes de servir nuestro maravilloso postre, sumergimos los moldes en agua caliente un momento y desmoldamos la panna cotta sobre platos individuales. Decoramos a nuestro gusto con fresas frescas.

Si a alguno de los comensales no le gusta, le retiráis el postre y de paso el saludo.