lunes, 10 de noviembre de 2014

UN NUEVO AMANECER


Queridos lectores:

Esta es una entrada en un tanto especial. Desde el principio, he intentado que este blog fuese algo más que un simple recetario. Eso me parecía soso y aburrido, así que decidí crear esa especie de realidad alternativa que es M. Cocotte. Él soy yo y yo soy él, pero solo en parte. Lo podríamos llamar autoficción o como os dé la gana. Para ambos la comida es importante (para mí es fundamental, ya que soy humano y tengo una serie de necesidades alimenticias que cubrir).

El caso es que, como ya habréis visto, hace mucho que no publico una entrada y creo que os debo una explicación a todos los que os pasáis por aquí de vez en cuando. No sabéis cómo os agradezco vuestra presencia. El blog es una de las cosas más satisfactorias que he hecho y todo es gracias a vosotros.

Empecé con esto ya hace bastante –cómo pasa el tiempo, coñe– y aunque no tengo millones de visitas ni me gano la vida con él (en realidad ahora simplemente no me gano la vida) hay un número bastante alto de lectores diarios. La idea era tener un sitio donde aunar dos de las cosas que más me gustan: la comida y escribir. Sí, yo también tengo un pasado de escritor de relatos malos y de poemas horribles. Y no os voy a dar la tabarra con ellos porque soy un caballero. También me gusta la música, el cine y cosas más normales. Bueno, y algunas otras no tanto.

Como siempre, ya me estoy yendo por las ramas. Lo que os quería decir es que si no he escrito en todo este tempo es porque no he podido. Mi vida ha sufrido algunos movimientos sísmicos y ha cambiado bastante. Para llevarlo al terreno de M. Cocotte, podríamos decir que la maison Cocotte ha sido desmantelada, y que ahora nuestro bigotudo amigo cocina en un sitio mucho más pequeño. Algo así como una cabaña en medio del monte. Vamos, que Mme. y M. Cocotte han acordado lo que en lenguaje real se denomina un “cese temporal de la convivencia” (¿sabéis la de años que llevo deseando meter esto en algún texto?) . Sólo que éste no ha sido temporal.

Como ya sabéis los lectores habituales del blog, en realidad soy increíblemente alérgico a hablar de mi vida personal. No creo que tenga cabida aquí ni en ninguna otra parte. No soy famoso ni creo que eso, aún en el caso de que algún día lo sea, tenga el mínimo interés para nadie. Os lo digo porque quiero que sepáis que ha sido un proceso largo y doloroso durante el que no he tenido ninguna gana de escribir y muy pocas de cocinar. Eso sí, me he acordado montones de veces del libro de cocina más triste del mundo.

Pero afortunadamente la vida no es sólo oscuridad (al menos la vida de los que no somos topos) y he tenido la suerte de contar con gente que me ha ayudado mucho durante este tiempo. No les nombraré pero ellos saben quiénes son. Y vosotros también lo sabríais si estuvierais más atentos al instagram.

En fin, todo esto era para deciros que el blog no ha muerto, que voy a ir publicando las cosas que me interesen como siempre, que dudo mucho que me encamine hacia el lado egoblogger de la vida, que estoy vivo y que nada de lo expuesto anteriormente va en plan dar lástima ni falta que le hace. ¡Y que os pongáis a cocinar!

Un abrazo,
J. M. Serrano
(editor/chico de los cafés de este su blog)