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lunes, 4 de marzo de 2013

CREMA DE CALABAZA CON MASCARPONE


Esta es una de esas recetas que parecen tenerlo todo: su elaboración está tirada (una de las ideas subyacentes de este blog es animar a cocinar en casa, no lo olvidemos), es barata (hace unos días miré el precio de la calabaza y estaba a 1.85 €/Kg), todos los ingredientes son fáciles de encontrar y se utilizan productos de temporada.


No soy muy de evangelizar –no quiero que los amables lectores de M. Cocotte piensen que soy un talibán de la cuchara– pero creo que a veces hay que recordar cosas como la conveniencia de basar la cocina de a diario en los productos de temporada: saben mejor, son más baratos, nos los traen desde más cerca y eso reduce la polución que se genera en su manipulación y en su transporte. Es más ecológico –incidiendo en el sufijo “lógico”– en el sentido en que lo era mi abuela, que devolvía los cascos de las botellas, iba a la compra con su carrito y compraba la fruta sin bandejas de plastiquillo ni otras chorradas. Creo mucho en esa ecología de los pequeños gestos.

Pero no nos desviemos. En cuanto a la crema en sí, me gusta el punto que le da el curry, su textura algo espesa y el sabor del queso (idealmente mascarpone pero se puede usar cualquier queso cremoso que tengamos a mano) al deshacerse en el puré.

En fin, un plato sabroso, sencillo y barato, lo que se está convirtiendo en la marca de la casa.

NOTA: si os interesa el tema eco y queréis saber más, sobre todo acerca de sus contradicciones, os recomiendo el blog de Clemente Álvarez: Ecolaboratorio.

Tenéis la receta en PDF aquí, como siempre.




CREMA DE CALABAZA CON MASCARPONE

Dificultad: lo puedes hacer incluso con las manos congeladas.

Ingredientes (para 6 personas con necesidad de calentarse):
  • 2 cebollas.
  • 2 patatas.
  • 800 g de calabaza, ya pelada y limpia.
  • Curry en polvo.
  • 200 g de queso mascarpone u otro queso cremoso.
  • Perejil fresco.
  • Cebollino.
  • Sal y pimienta.

Preparación:


1 Pelamos y troceamos dos cebollas. Las sofreímos con un par de cucharadas de aceite.

2 Añadimos dos patatas peladas y cortadas en dados y 800 g. de pulpa de calabaza troceada. Condimentamos con curry en polvo a nuestro gusto. Una vez rehogado todo junto, lo cubrimos con dos litros de agua y lo ponemos a cocer a fuego medio durante una media hora.

3 Mientras se va cociendo todo, mezclamos 200 g. de queso mascarpone –u otro queso cremoso que tengamos a mano– con una cucharada de perejil fresco picado y otra de cebollino, también picado muy finamente.

4 Cuando haya pasado la media hora y la verdura esté en su punto, lo pasamos todo por la batidora, salpimentamos la crema obtenida y la servimos en seis cuencos. Sale bastante cantidad.

5 Formamos bolas de queso con dos cucharas y ponemos una en cada cuenco. Servimos la crema caliente.

Esta crema se puede congelar, pero al descongelarla hay que batirla porque se separa parte del caldo. No influye para nada en el sabor ni en la textura.


martes, 19 de junio de 2012

COCINILLA X - FLAN DE HUEVO

En estos tiempos de incertidumbre, zozobra, de primas de Riesgo disparadas y re-adaptaciones varias a la vida, hacer -y zamparse, para qué engañarnos- un flan casero puede ser una gran idea. Es la esencia de la sección Cocinilla. Preparar algo simple, que nos ayude a escapar de tanta amenaza fantasma, de tanta cosa económica desconocida y del siempre acechante ataque de los zombies. ¿O soy el único que desconoce todo ese embrollo macroeconómico que nos acongoja cada día?

En fin, que estoy harto de malas noticias. De que cada mañana me digan que suben no sé qué diferenciales y me den un montón de datos con los que no puedo hacer nada. Amargarme, si tal.

Así que dimito de todo eso. En lo sucesivo me voy a dedicar a intentar disfrutar del verano, de la gente que me rodea (que suele ser maravillosa), de la cocina, de dibujar y de todo lo que me gusta. He dicho :-)

Ah, la receta en PDF, aquí.



FLAN DE HUEVO

Dificultad: para entes capaces de batir un huevo.

Ingredientes (para un flan, con su forma de flan y su tamaño de flan):

  • 1/2 litro de leche entera.
  • 4 huevos.
  • 200 g de azúcar.
  • Vainilla (o cáscara de limón).

Caramelo:

  • 50 g de azúcar.
  • Unas gotas de zumo de limón.

Preparación:

1En una flanera metálica ponemos 50 g de azúcar, unas gotas de limón y la acercamos al fuego. La calentamos hasta que la mezcla se transforme en caramelo. La sujetamos (cuidado, que quema) y la movemos en todos los sentidos para cubrir el fondo y las paredes con el azúcar quemado. La dejamos enfriar.

2Si por lo que sea no queremos hacer el caramelo en casa, podemos embadurnar la flanera con caramelo comprado, si de esa marca en la que estás pensando. Así es más fácil.

3Ponemos a hervir la leche con la vainilla. La dejamos un par de minutos y la retiramos del fuego. Sacamos la vainilla*. En un recipiente aparte, mezclamos los huevos con el azúcar, los batimos un poco y agregamos poco a poco la leche aromatizada y caliente.

4Vertemos la preparación en la flanera caramelizada, que debe estar fría, utilizando un colador para que no haya “barcos vainillados” en nuestro flan. Ponemos la flanera a cocer al baño María en horno durante 35 o 40 minutos. Pasado ese tiempo, pinchamos el flan con una aguja y si sale limpia se saca del horno. Si no es así, lo dejamos 5 minutos más y volvemos a probar. Cuando esté listo, se deja enfriar y se desmolda en el plato que más nos pete.

Para mí está perfecto así, pero podríais acompañarlo con una bola de helado casero.

miércoles, 4 de mayo de 2011

COCINILLA IX - TERNERA AL VINO


De vez en cuando, me gusta deslizar en mi dieta una receta francesa. Supongo que tiene mucho que ver con mi educación. Tuve la suerte de aprender francés desde el colegio y, claro, eso marca. Además, me pasa lo que decía Mikel López Iturriaga en esta entrada de El Comidista: "y es que no hay nada como hacer cosas con nombres extranjeros para sentirte estúpidamente internacional".

Este plato es una versión un tanto falsaria del boeuf bourguignon. Me gustaría haberla hecho con buey y eso, pero uno vive en España y en el supermercado hay lo que hay. No digo que sea peor, pero es distinta. En mi caso, en vez de buey utilicé ternera gallega y las cebollas también eran de esas tierras. El vino era de pitarra porque habitualmente no compro vino francés para echárselo a la carne (si eso, a la mía vía copazo).

Para acabar de rematar su hispanidad, le suelo añadir un poco de tomillo y a veces le cambio el bacon la panceta ahumada por jamón serrano. Aporta menos grasa y a cambio le da al plato un sabor distinto. Eso sí, hay que tener cuidado con la sal. Es decir, que si decidís dar el cambiazo -como en los tebeos de Mortadelo- podéis probar cómo va de sal media hora antes de acabar y rectificáis si hace falta. Cada jamón es un mundo.

Espero que os guste.

La receta en PDF, aquí.




TERNERA AL VINO

Dificultad: para personas capacitadas para meter y sacar cosas de una olla.

Ingredientes (para cuatro refinados comensales):
  • 1.2 kg de ternera para guisar
  • 150 g de panceta ahumada (bacon, vamos)
  • 2 zanahorias
  • 1 cebolla grande
  • 1 diente de ajo
  • 200 g de cebollas pequeñas blancas
  • Media botella de vino tinto
  • 2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
  • 1 pastilla de caldo de carne
  • Perejil fresco
  • Sal y pimienta

Preparación:


1 Desgrasamos cuidadosamente la carne y la cortamos en cubos. Este paso es fundamental.

2 Pelamos y picamos finamente la cebolla y el ajo. Pelamos las cebollas pequeñas. Lavamos, pelamos y cortamos las zanahorias en rodajas no muy finas.

3 Cortamos la panceta ahumada en tiras.

4 Calentamos el aceite en una cacerola. Ponemos la panceta ahumada a rehogar durante cinco minutos, Después, añadimos la cebolla picada, el ajo y las zanahorias. Lo dejamos que se haga durante otros cinco minutos y sacamos todo con una espumadera.

5 En la grasa que hayamos dejado, doramos los cubos de carne por todas las caras.

6 Una vez que la ternera haya tomado color, añadimos la panceta y las verduras del sofrito a la olla. Mojamos con el vino y el caldo que prepararemos con la pastilla y 30 cl de agua caliente. Salpimentamos, añadimos las ramitas de perejil previamente lavadas, cubrimos con la tapadera y cocemos durante dos horas y media a fuego medio-lento. De vez en cuando iremos vigilando que no se quede sin caldo y si vemos que puede pasar eso, le añadiremos un poco de agua caliente (por aquello de no cortar la cocción).

7 Quince minutos antes del fin de la cocción añadimos las cebollas pequeñas.

8 Serviremos muy caliente, acompañado de pasta fresca o patatas cocidas al vapor.

9 También podemos añadirle a la carne champiñones salteados (tres minutos en un poco de mantequilla), antes de servir. Así será mucho más “bourguignon”.

Nota: éste es el típico plato que gana con si lo comes al día siguiente de hacerlo.



lunes, 28 de marzo de 2011

COCINILLA VIII - TORTILLA DE PATATAS


Miedo me da publicar esta entrada. Que si yo la hago así, que si es mejor asá, que si la más buena es la de mi madre, que si la de mi tía… Pero en algún momento, un gastroblogger español se tiene que lanzar a las procelosas aguas de la tortilla de patatas. Ya lo dice la canción “gastroblogger español, gastroblogger valiente...”.

Para situarnos: la mejor tortilla es la de vuestras madres (en mi caso, no; la mejor es la de Mme. Cocotte, que las hace justo como a mí me gustaría hacerlas). No se hable más, Pero como pasa tantas veces, lo mejor es enemigo de lo bueno y aquí vamos a intentar enseñaros a hacer una tortilla decente, de esas que llevas a un cumpleaños -¿hay cumpleaños posible sin tortilla?- y quedas como un señor. O como una señora. O como un alabardero. Cada uno como lo que le apetezca.

Tortillas se pueden hacer miles. La mezcla de aceite de oliva (virgen extra, por favor), huevos y verduras –patatas, en nuestro caso- muy exótica no es. Las variaciones en ésta vienen del tipo de corte de la patata, la inclusión (o no) de cebolla en la preparación y de lo cuajada que os guste. Parece una tontería, pero eso divide más a un país como el nuestro que ser de un partido político u otro o del equipo de fútbol correspondiente. A riesgo de significarme, diré que yo la prefiero sin cebolla y cuajada –no “ladrillo seco”, sino en su raro punto de jugoso equilibrio- porque no soporto el huevo crudo desparramándose por el plato (puaj!!!).

De todas maneras, os invito a añadirle unos espárragos silvestres (y de pronto la habréis convertido en una tortilla campera) o unos pimientos del piquillo, o… Lo que os venga en gana, que para eso la cocina es vuestra. Hasta con cebolla confitada (la hay en bote) las he visto últimamente por esos blogs.

El quid de la cuestión está en la proporción huevo/patata. Tras mirar en los recetarios de la casa y después de algunas pruebas, he llegado a la que me gusta: 500 g de patatas para cada cuatro huevos (y 125 g de cebolla si insistís en añadirla).

[NOTA: si vais a hacerla con cebolla, picadla fina y ponedla a freír a fuego medio (no es cuestión de carbonizarla). Cuando la veáis transparente añadís la patata y así va absorbiendo el sabor, que es lo que se supone que os gusta a los de la cebolla :P ]

La manera de hacerla os la cuento debajo. Y si queréis descargaros la receta, os dejo un pdf aquí.



TORTILLA DE PATATAS

Dificultad: para cocinillas sin miedo a las críticas.

Ingredientes (Para una tortilla mediana. Con mi sartén, de unos 18 cm de diámetro y 3 de alto, para hacernos una idea.):
  • 500 g de patatas (hablamos de patatas ya peladas, así que calcularemos unos 650 g sin pelar).
  • 4 huevos.
  • Aceite de oliva virgen extra. Imprescindible.
  • Sal.

Preparación:


1 Lavamos las patatas, las secamos con un paño y las partimos en dos a la larga. Después, las cortamos en láminas finas (como de 3 mm de grosor). Hay gente que las corta en cubitos, eso va en gustos.

2 Se pone aceite abundante a calentar en la sartén y se fríen las patatas, moviéndolas de vez en cuando y echándoles un poco de sal.

3 Una vez fritas -las dejaremos más o menos doradas, según nos gusten- se sacan de la sartén con una espumadera y se ponen a escurrir en un colador grande. Así conseguimos que pierdan aceite y que se templen, paso fundamental para lo que viene.

4 Aparte, batimos los huevos con el tenedor y ponemos un poco de sal, sin olvidar que ya les hemos echado a las patatas al freírlas. Hay que hacerlo con un poco de cuidado para que queden bien batidos pero sin hacer espuma, que luego cuaja en la sartén y es como comer cristal. Nada de a la velocidad de la luz, que tenemos tiempo de sobra.

5 En el mismo recipiente en el que tenemos los huevos batidos, que debe ser amplio como un piso antiguo, se echan las patatas y se mezclan bien con un tenedor. Por esto debíamos dejar que las patatas se enfriasen, para no cuajar la mezcla.

6 Ponemos dos cucharadas de aceite en una sartén mediana -no hace falta más, en serio- y cuando esté caliente vertemos la mezcla de huevos y patata. Movemos la sartén por el mango para que no se nos pegue la tortilla y cuando se vea bien despegada y dorada se pone un plato encima (es muy importante que el plato sea más grande que la sartén), se vuelca la sartén y se escurre suavemente la tortilla de nuevo en la sartén.

7 Se vuelve a mover por el mango para que no se pegue y se va remetiendo el borde para que quede redondito, que si no alguien vendrá y se reirá de nuestra tortilla y no es plan. Cuando esté cuajada a nuestro gusto la pasamos a un plato y la miramos con arrobo.

Marida perfectamente con vino tinto, cerveza fría e incluso con café con leche.



miércoles, 9 de marzo de 2011

COCINILLA VII - CUATRO CUARTOS


La ventaja de escribir una entrada para COCINILLA es que vas al grano. De eso se trata. Hoy quiero compartir con vosotros, amables lectores, el bizcocho más suculento que he probado en los últimos diez años por lo menos. Pura mantequilla. Una gozada para los que somos fans.

El cuatro cuartos -o quatre quarts o pound cake, dependiendo de por dónde nos movamos- es un bizcocho cuyos ingredientes son huevos, harina, azúcar y mantequilla en la misma proporción. Se suele hornear en molde de cake o redondo y me parece la mejor compañía para una taza de té, aunque también lo he probado con café con leche, sólo, a escondidas...

Me pareció interesante incluirlo en esta sección porque no lleva levadura ni impulsor químico ni nada parecido. Es una especie de bizcocho a la antigua que se sustenta en las claras montadas a punto de nieve. Eso sí, me animé a hacerlo porque tengo una batidora nueva de esas desmontables. La vieja murió en acto de servicio. A mano se puede hacer, claro, pero es un currazo. Avisados quedáis.

En este tipo de preparaciones tan sencillas, el resultado final depende mucho de la calidad de los ingredientes. Con huevos de corral esto puede ser la bomba. Calórica, también.

[NOTA: os recuerdo que tambíén estamos en www.facebook.com/monsieurcocotte, donde compartimos enlaces, recetas y chascarrillos varios. Por si os queréis pasar.]

La receta en pdf, para imprimirla y pegarla en la puerta de la nevera, aquí.



CUATRO CUARTOS

Dificultad: lo más complicado es enchufar la batidora. Y si lo hacéis a mano, ni eso.

Ingredientes (para 1 bizcocho como de 3/4 de kilo. Da para invitar, pero no vais a querer hacerlo):
  • 3 huevos (que pesaban en total 210 g).
  • 210 g de azúcar.
  • 210 g de mantequilla.
  • 210 g de harina.

Preparación:


1 Untamos el molde en el que vamos a hornear con mantequilla y espolvoreamos con harina. Lo reservamos. Encendemos el horno y lo ponemos a 180ºC para que se vaya calentando.

2 Tamizamos la harina, que una cosa es que esto no lleve levadura y otra muy distinta, que no vayamos a facilitar algo el trabajo.

3 Batimos la mantequilla, que podemos ablandar un poco -no fundirla- en el microondas, con la mitad del azúcar hasta que obtengamos una pomada clara.

4 Separamos las claras de las yemas. En esto hay que poner atención porque si hay restos de yemas, las claras no suben.

5 Montamos las claras. Empezamos con las claras nada más y cuando hayan subido un poco le vamos añadiendo el azúcar paulatinamente. Si no, no suben igual y tardan un montón en hacerlo. Las montaremos hasta que estén a punto de nieve fuerte.

6 Batimos las yemas hasta que queden espumosas. Le añadimos este batido a las claras montadas y las mezclamos con una espátula, despacio, para que se bajen lo menos posible.

7 Incorporamos la mantequilla que batimos junto con la mitad del azúcar. Igualmente, lo hacemos con la espátula y despacio. No tenemos prisa.

8 Por último, vamos añadiendo la harina tamizada poco a poco, hasta incorporarla toda. En este punto, podéis meter el dedo en la masa y rechupeteároslo.

9 Vertemos la masa en el molde y lo horneamos a 180ºC durante 40 o 50 minutos. Para saber si está hecho, basta con pincharlo con una aguja (yo uso una brocheta) y si sale seca, es que ya está. Si veis que va camino de tostarse demasiado, ponedle una hoja de papel de aluminio encima.

Una vez horneado, lo pasamos a una rejilla y dejamos que el aroma a mantequilla inunde la casa.



sábado, 5 de febrero de 2011

COCINILLA VI - ARROZ AL CURRY


Tengo que cocinar más arroz. Me atrevo con los pescados, las carnes, la repostería e incluso con el pan (próximamente, en este blog!), pero el arroz... Debo ser víctima de esa especie de leyenda urbana (que seguramente sólo exista en mi cabeza) según la cual preparar un buen arroz es un asunto casi de ingeniería aeroespacial. Me encanta esa palabra.

Y nada de eso. No digo yo que hacer una paella para 200 (y que te quede bien) sea sencillo, pero siguiendo los pasos de esta receta “quitamiedos” tendréis en la mesa un plato aromático, con la gracia especial que le aportan las pasas y las almendras.

Cuando estaba pensando esta entrada tuve la tentación de meter la típica introducción sobre la historia del ingrediente, las variedades y todas esas cosas que a veces hacemos para parecer más cultos, más altos y más guapos. Pero esta vez os habéis librado. Sólo os diré que publico (o mejor, comparto) esta receta porque me gusta mucho cómo queda –si no, no lo haría-, porque es fácil y porque incluye cereales, verdura, fruta y carne. ¿Alguien da más? Un plato completito. Genial para compartir y para acompañarlo con un buen vino blanco fresco. (Por cierto, estoy como loco con la guía de vinos de supermercado de Luis Tolosa).

Nota: estas últimas semanas están siendo geniales. Han subido un montón las visitas al blog, hay mucha actividad en la página de Facebook de M. Cocotte y voy a empezar a publicar algunas recetas que me habéis mandado. Hay alguna otra cosa MUY chula, pero hasta que no esté hecha no os puedo adelantar nada. Ya lo veréis (impacientes...).

Ah, si tenéis twitter –y queréis, claro- hacedme llegar algún mensaje. Estoy ahí como @monsieurcocotte.

Un abrazo.

La receta en PDF, aquí.


ARROZ AL CURRY

Dificultad: la de remover una cuchara de madera.

Ingredientes (6 personas. ¿Quién dijo que todas las recetas eran para cuatro?):

  • 250 g de arroz de grano largo. Si lo cambiáis, el resultado será aún más cremoso.
  • 2 pechugas de pollo.
  • 50 g de pasas (¡claro que sin pepitas!).
  • 50 g de almendras fileteadas.
  • 1 manzana.
  • 1 cebolla mediana.
  • 2 cubitos de caldo de carne.
  • 1 cucharadita de curry en polvo, aunque esta cantidad va un poco en gustos.

Preparación:


1 Disolvemos los dos cubitos en 1/2 litro de agua caliente, añadimos las pechugas y un chorrito de zumo de limón. Las cocemos hasta que estén hechas y entonces las retiramos, las dejamos que se enfríen un poco y las cortamos en tiras. El caldo, lo reservamos.

2 Pelamos y picamos finamente la cebolla. Pelamos la manzana y la cortamos en daditos.

3 En la cazuela en la que vamos a hacer el arroz, freímos la cebolla y la manzana. Agregamos el arroz y lo rehogamos. Añadimos las pasas y las almendras.

4 Mezclamos el caldo antes reservado y agua caliente hasta completar dos veces el volumen de arroz. Se lo añadimos al arroz.

5 Cocemos 10 minutos a fuego vivo. Removemos de vez en cuando para que no se nos pegue. Pasado ese tiempo, añadimos el pollo picado, el curry y rectificamos de sal. Cocemos a fuego suave otros 10 minutos, hasta que esté listo. Y seguimos removiendo, claro. Si veis que el arroz corre el riesgo de quedarse sin líquido, añadidle un poco de agua caliente para no cortar la cocción.

Sólo queda presentar el arroz en una bandeja y... Bon appetit!



martes, 25 de enero de 2011

COCINILLA V - COSTILLAS CON GAJOS DE PATATA


Vuelvo con ganas a la sección COCINILLA (COCINa + sencILLA, ya sabéis XD ). Lo de esta vez es fácil como siempre, pero en este caso vamos a introducir un concepto nuevo: la marinada (que no es ninguna fiesta asturiana ni nada así).

En esta receta, las costillas se untan con una mezcla de ingredientes para que les den otro gusto. Para ser exactos, se introducen en la marinada cuales niños de campamento urbano en una piscina una mañana de agosto (marinar es “sumergir una carne o pescado en un líquido con una guarnición aromática a base de hierbas o verduras, para que se ablande y coja sabor”, según una de las fuentes consultadas) , se dejan un tiempo para que pllen bien el saborcillo y luego se meten al horno. Si nos pusiésemos puntillosos, tendríamos que hablar de que el Diccionario deja las marinadas para el género propio del reino de Neptuno (el salmón marinado, muy fácil de encontrar en las tiendas, por ejemplo) y esto sería más parecido a un adobo (no el tradicional de pimentón y orégano, claro), pero lo importante es fijar conceptos: una carne que se sumerge en un líquido aromatizado para darle vidilla.

La mezcla de miel, azúcar (yo usé azúcar moreno), salsa de soja, kétchup y mostaza puede parecer un poco bestia, pero las costillas quedan caramelizadas y con muy buen sabor. Como veréis, en la receta los ingredientes de la marinada vienen en cucharadas. Me ha parecido muy útil por si un día queremos hacer más cantidad (o menos). Por ejemplo, yo pienso repetir esta misma receta con un costillar entero, en plan Picapiedra.

En cuanto a las patatas… No las había hecho nunca así. La verdad es que yo infrautilizo el microondas. Lo utilizo casi exclusivamente para calentar leche, agua o derretir mantequilla. Pero me gustó bastante el resultado, la verdad. Y lo de gratinarlas con esa mezcla de especias, también. No imaginaba yo que la canela y el pimentón pegasen tanto.

Una receta para repetir.

La receta en PDF, aquí.



COSTILLAS CON GAJOS DE PATATA

Dificultad: más fácil que mascar chicle.

Ingredientes (6 personas. Para impresionar a los amigos):
  • 1 kg y medio de costillas de cerdo (adobadas o sin adobar, como os gusten más).
  • Marinada: 4 cucharadas de miel, 3 de azucar, 1 de salsa de soja, 2 de ketchup, 1 de mostaza y 2 de vinage de vino. Sal y pimienta.
  • Gajos de patata: 6 patatas grande (a una por barba), aceite de oliva virgen extra (por supuesto), 1/2 cucharadita de sal, una pizca de canela, pimentón (si es de la Vera, mejor que mejor) y curry en polvo.

Preparación:


1 Preparamos la marinada. Mezclamos los ingredientes en un cazo y los hervimos un momento. Así queda líquida.

2 Ponemos las costillas en un bol. Añadimos la marinada. Removemos bien y dejamos que reposen 15 minutos.

3 Colocamos en el horno la rejilla y, debajo de ésta, la placa del horno (en la ranura de debajo, claro). Así las costillas resultarán menos grasas. Colocamos las costillas sobre la rejilla y horneamos a 200ºC durante media hora. De vez en cuando las damos la vuelta y las untamos con la marinada que ha sobrado.

4 Después de ese tiempo, bajamos la temperatura a 160ºC y las dejamos 20 minutos más, hasta que la carne esté tierna.

5 Gajos de patata:
A) Precalentamos el horno a 230ºC con el gratinador.
B) Lavamos bien las patatas. Las asamos con su piel en el microondas durante 10 minutos a temperatura máxima, hasta que estén blandas.
C) Las cortamos en gajos de 2 cm de grosor. Las pasamos a una bandeja de horno y las pintamos con un chorrito de aceite de oliva.
D) Mezclamos la sal con las especias y espolvoreamos sobre las patatas.
E) Las gratinamos hasta que estén doradas.

6 Presentamos las costillas con los gajos... Et voilà!






jueves, 16 de diciembre de 2010

COCINILLA IV - POLLO A LA SIDRA


Decíamos ayer… Sí, ya sé que hace tiempo que no posteo nada, pero he estado muy ocupado con actividades de la vida real, como intentar convertirme en un miembro productivo de la Sociedad (dicho así parece una mafia, ¿verdad?) mediante el conocido sistema del “concurso-oposición”. Ya os contaré en qué acaba.

También le he dedicado algo de tiempo a la fotografía, que es otra de esas cosas a las que dedico el tiempo libre. Por si os interesa, podéis ver algunas fotos –hay una galería con algunas de las que publico en el blog- aquí. Por cierto, en lo que me hago con una Nikon D3100 o Canon EOS 550D, si queréis hacerme alguna donación en forma de cámaras de película para ampliar mi colección… ¡No seré yo quien ponga pegas! XD

La receta de hoy (si, de hoy, por fin) –que también forma parte de la sección COCINILLA- está especialmente dedicada a los que vuelven a casa por Navidad. Así no tendréis excusa para liberar de la cocina a las madres (o a quien se encargue de esa tarea en vuestra casa), que bastante tienen con pensar, comprar, cocinar y limpiar todas las cenas y comidas de estas fiestas tan entrañables. Y si además son capaces de ponerle buena cara a toda la familia… ¡Encomiable!

(Ah, atención al blog, que en estos días vamos a aprender a hacer mazapán y roscón de reyes).

En fin, al lío…


POLLO A LA SIDRA

Dificultad:si puedes cantar “vuelveee, a casa vuelveee por Navidad”, puedes hacerlo.

Ingredientes (6 personas. ¡Es que lleva mucho arroz!):
  • 1 pollo troceado. Id al carnicero antes de que enloquezca por Navidad.
  • 1 botella de sidra (con la típica del gaitero -etiqueta plateada- nos vale).
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Sal.
  • (Para el arroz salvaje a la mantequilla)
  • 250 g. de arroz salvaje (de ese que viene mezclado con arroz largo vaporizado).
  • Mantequilla.
  • Más sal

Preparación:

1 Sazonamos el pollo con sal. Bueno, y con pimienta si queremos. Lo doramos en la sartén, con aceite de oliva. Es muy importante que quede bien dorado, porque luego lo vamos a cocer en sidra y no molaría nada que se quedase blancucho como un turista alemán recién llegado a Mallorca.

2 Calentamos la sidra en una olla. Cuando rompa a hervir, añadimos el pollo dorado y lo cocemos hasta que la salsa esté oscura y espesa. 40 minutos, aproximadamente, a fuego lento. Si no, os quedará liquida como a mí. Y miraréis con odio las fotos de vuestro pollo.

3 Arroz salvaje a la mantequilla (es más el nombre que otra cosa): cocemos el arroz en agua hirviendo con sal, Cuando esté tierno, lo colamos y lo rehogamos en un poco de mantequilla. Como el arroz salvaje y el normal son cereales distintos, tienen tiempos de cocción diferentes. Por eso es importante que uséis una mezcla de arroz salvaje con arroz vaporizado. No “preocuparse” que lo hay hasta de Mercadona.

4 Servimos el pollo en una fuente con el arroz, por ejemplo.

Podemos añadirle a la salsa un poco de nata líquida mezclada con maicena para que espese, aunque yo prefiero que lo haga por la vía de la reducción. También podemos añadirle unos frutos secos. Ah, y el pollo admite congelación. ¿Alguien da más?



miércoles, 15 de septiembre de 2010

COCINILLA III - BIZCOCHO DE YOGUR



Me he resistido tanto como me ha sido posible, pero todo llega a su fin y -aunque no soy muy del Dúo Dinámico (éste, no; éste)– tengo que reconocer que “el final del verano llegó”. Pero no partiré. Bueno, una pequeña escapada no me vendría mal. El hecho es que toca rentrée. Me gusta esa palabra. Es mucho más teatral que nuestra “vuelta al cole” o “comienzo del curso” o “reaparición”. Aunque ésta última traducción, se acerca bastante a la realidad, ¿no?

Como habréis notado, no he publicado nada desde finales de Julio, cuando asistí a una reunión de bloggers en Madrid. Decidí tomarme unas vacaciones en Agosto (se han alargado un poco, sí) y aunque la actividad por facebook y twitter no ha parado nunca del todo, la segunda quincena fue un tiempo de necesaria desconexión. A ver si ayuda a retomarlo con ganas, porque hay algunos proyectos por ahí (ya os contaré, ¡curiosos!).

Para la reaparición en escena de M. Cocotte vamos a comenzar retomando la sección COCINILLA. Hoy con el más que clásico bizcocho de yogur. Sí, ese en el que se usa el mismo vaso del yogur, como medidas de los ingredientes. De todas maneras, yo los pesé para no andar guarreando con el vasito. Para los que no os acordéis de que va esto de COCINILLA, es una idea que surgió hace unos meses y que consiste en publicar recetas sencillas para que la gente se anime a meterse entre fogones. Bueno, o descubran que la vitrocerámica es algo más que un extraño cristal negro donde dejar las bolsas de la compra. (Sí, yo también lo hago. ¿Y qué? XD )

La idea es, acabar haciendo un pdf con esas recetas y compartirlo. Por supuesto, y aunque hay una lista de platos, si tenéis alguna sugerencia podéis mandar un correo a monsieurcocotte@gmail.com o, mejor aún, dejar un comentario, que hace más ilusión.

A lo que iba. El bizcocho de yogur. Los bizcochos son algo así como un fondo de armario. Es imprescindible saber hacer al menos uno para poder zamparte un trozo con un vaso de leche, o para usarlo como base de una tarta, para quedar bien con la suegra (bueno, eso es imposible, vale) o, como tantas veces hemos visto en la tele, para usarlo de caballo de Troya a la hora de cotillear la casa de una vecina. Así nos sentiremos mucho menos culpables a la hora de pronunciar frases como: “¿Sabes, querido? Mme. Chaudfroid se ha comprado un espantoso sofá de Ikea. ¡De Ikea! ¿Te lo puedes imaginar?”.

Ah, por cierto, un saludo a las chicas LDA por animarme (o hacer presión social, que es otra manera de verlo) a que aparcase mi estado vegetativo/vacacional. Aunque la idea de vivir una larga tarde de agosto, me gusta, para qué engañarnos

Y ahora, pasemos a la receta…



BIZCOCHO DE YOGUR

Dificultad:La que tiene mezclar cosas y echarlas en un molde. Que esto es COCINILLA!!!

Ingredientes (para un desayuno de sábado, por ejemplo):
  • 3 huevos.
  • 1 yogur natural. Yo usé un griego del MC, como veréis en las fotos. Ah, con los de sabores el bizcocho sabe a plástico. Yo aviso.
  • 1 vaso de yogur de aceite de oliva suave (en adelante, VY, como en los libros de física). Hay gente que usa aceite de girasol. Hay gente "pa' tó" XD
  • 2 VY de azúcar. O 260 g.
  • 3 VY de harina. O 270 g. ¿Veis cómo lo pesé?.
  • 1 sobre de levadura en polvo Royal. O levadurina. O baking powder. O cómo lo llaméis vosotros.
  • Por enriquecerlo, aunque no es imprescindible, le añadí 40g. de pasas, 50 g. de nueces y la ralladura de medio limón. Lo que tenía por casa, vamos.

Preparación:


1 Vamos a hacer la mezcla en dos tiempos. La verdad es que podríamos batirlo todo y meterlo en el horno, pero creo el resultado es mejor así. Mezclaremos los ingredientes “secos” por una parte y los “húmedos” por otra.






2 Una vez que tengamos las dos mezclas preparadas, las uniremos batiéndolo todo a mano. Alguna vez lo he hecho usando la batidora y queda un bizcocho con aspecto industrial. No es lo que buscamos, eso se lo dejamos a la tía Mildred, que es una señora de mentira. O eso espero.








3 Untamos el molde donde lo vamos a hornear con mantequilla y lo espolvoreamos con un poco de harina. Vertemos la mezcla y lo introducimos en el horno, que ya habremos precalentado (es decir, que llevará unos 10 o 15 minutos encendido), a 180º C unos 45 minutos, o hasta que al pinchar la masa con una aguja, ésta salga limpia. Me gusta mucho más esa manera de medir el tiempo. Y es mucho más sencilla, la verdad.






Esta receta lleva aceite, pero podéis cambiarlo por mantequilla. Eso sí, si lo hacéis, avisadme para que vaya a probarlo. Yo llevo la leche :)



lunes, 19 de julio de 2010

COCINILLA II - POLLO AL CHILINDRÓN


Pollo al chilindrón. Yo oigo estas palabras y pienso en películas españolas en blanco y negro. En concreto, en José Luis López Vázquez diciendo servilmente aquello de: "Fernando Galindo, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo". Y en Carpanta, que vivía debajo de un puente. Sería cuando en España no llovía, supongo. Este invierno el pobre Carpanta se hubiese tenido que ir a vivir al aeropuerto de Barajas. Es de esas cosas que uno asocia con algo antiguo como los muebles castellanos, los mocasines de colegio de monjas y los Guardias Civiles con mostacho.

También lo asocio con "el día de los pollos", una especie de romería culinaria que celebran en el pueblo de mi padre. No recuerdo cuál es el motivo, pero una vez al año -creo que a final del verano- los grupos de amigos se van al campo a comer gallináceas teñidas de rojo. La tradición consiste en llevar pollo con tomate (no es un chilindrón, exactamente), pero también suelen aparecer tortillas, pimientos fritos y filetes empanados. Ahora que lo pienso, no son muy imaginativos los de Las Herencias para los nombres, no.

Por cierto, aunque es de esas cosas "de toda la vida", la verdad es que esta receta lleva en mi casa poco tiempo. No me la sopló la abuela ni estaba apuntada en algún viejo cuaderno encontrado en la troje del pueblo. Salió de uno de esos muy recomendables recetarios que la revista Telva regala de vez en cuando. Fue Mme. Cocotte quien lo vio y pensó: "esto va a estar bueno". Y acertó, claro. Desde entonces se ha convertido en un fijo en casa. Y es que es fácil, barata, se congela bien... ¡Lo tiene todo para triunfar en la vida moderna!

El chilindrón es una manera de preparar el pollo -también se usa con otras carnes como el cordero, el magro de cerdo o la ternera, claro- que consiste en guisarla con tomate, cebolla y pimientos. A veces también se le añade jamón a esa salsa. Y ajo. Por lo que parece, es típico de la zona de Aragón, Navarra y el País Vasco. Chilindrón suena a maño, ¿no? Habrá que preguntar a los Gastrónomos del Ebro. De todas maneras, en internet me entero de que es muy común prepararlo para comer en Huesca por San Lorenzo, que para eso es el patrón de la ciudad.

Esta receta es un poco falsaria porque usamos tomate de bote, pero hay que facilitar las cosas. Además, con buscar uno que nos guste... Yo estoy usando ahora el de Hida que también hace un pisto estupendo (mejor que el de muchas madres, para qué engañarnos). Una idea que he visto por ahí ha sido hacerlo con pechugas de pollo. Así lo puedes llevar al parque, de paseo, sin portar armas blancas :) Ah, en esta receta se usan pimientos verdes, aunque lo habitual sería usarlos solamente rojos. A mí me gusta el sabor que da la mezcla de los dos tipos, pero no descarto hacerlo alguna vez sólo con colorados, porque tiene que quedar bien, ¿no?



POLLO AL CHILINDRÓN
Dificultad:
para cocineros novatos que quieran chuparse los dedos.

Ingredientes (6 personas. Invitad a algún amigo a comer):
  • 1 pollo de 1 kg y medio, troceado amablemente por nuestro carnicero.
  • 2 cebollas.
  • 1 pimiento rojo, gordito, jugoso... Se me hace la boca agua.
  • 3 pimientos verdes.
  • Salsa de tomate espesa al gusto (ahí está el truco).
  • Sal y pimienta.

Preparación:


1 Doramos el pollo en aceite de oliva. Cuando esté a nuestro gusto lo retiramos y lo reservamos.

2 Pelamos las cebollas y las picamos. Limpiamos los cuatro pimientos y los troceamos a nuestro gusto. En el aceite de freír el pollo, estofamos la cebolla y los pimientos. Añadimos la salsa de tomate y salpimentamos. Dependiendo de cómo de líquida queramos el chilindrón, añadiremos más o menos tomate. Dejamos cocer todo a fuego lento durante unos quince minutos.

3 Añadimos los trozos de pollo y lo cocemos todo junto durante otros veinte minutos. Después, lo servimos caliente.

Se conserva hasta dos días en la nevera y congela muy bien. Si se lo preparáis a vuestra pareja -o a quien quisiérais que lo fuese- seguro que os empieza a mirar con otros ojos ;) ¡Es el famoso poder afrodisíaco del pollo al chilindrón!


domingo, 20 de junio de 2010

COCINILLA I - HORCHATA DE CHUFAS


Este post es el comienzo de algo nuevo. O de algo distinto, no sé. Hace algunos días que me propusieron que publicase unas cuantas recetas sencillas, una especie de “fondo de armario” para gente que quiera iniciarse en la cocina. Yo no soy profesional de los fogones, pero me pareció bien (y me dio un poco de miedito, la verdad). La idea es hacer unos platos sencillos, muy del día a día, e intentar que las explicaciones sean muy claras, con un paso-a-paso en foto. Lo del vídeo tendrá que esperar, mis ansiosos fans :D Una vez publicadas todas, las recopilaré en un pdf y lo pondré a disposición de quien quiera bajárselo. Ah, la sección se va a llamar COCINILLA (COCINa + sencILLA). Habrá que hacerle un logo y esas cosas.

Como primera receta de esta colección, aunque pienso incluir las cookies de chocolate, he preparado horchata. Es sencilla de hacer (ni siquiera hay que encender un fogón), el resultado es buenísimo (un 9 en la escala Cocotte) y me encanta. Supongo que tendrá que ver con que la he tomado siempre en El Polo Norte o en la Ibense, mis heladerías locales aquí, junto al Tajo. También la he tomado muy buena en la horchatería Santa Catalina, en Valencia – donde dicen llevar dos siglos horchateando (qué cansancio) – y en la Alboraya, en el 125 de la calle de Alcalá, en Madrid.

El caso es que, para hacerme el culto, me puse a buscar información sobre su historia y esas cosas que quedan tan bien, y me he quedado un poco en shock. Resulta que la horchata pertenece a una antigua familia de bebidas de origen vegetal (en España ya se conoce una “leche de chufas” en el siglo XIII), como la orzata, que en principio era un agua de cebada (algo cuya existencia desconocía, pero que tengo pendiente probar) y ahora se elabora con almendras. Esta familia puede tener un origen bastante antiguo, ya que, aunque etimológicamente deriva del latín, se han encontrado restos de chufas en vasijas del Antiguo Egipto, y esa gente ya sabía hasta hacer cerveza. Como tantas cosas, a nosotros nos llegaron del sur. Una cosa más que agradecerle a las “invasiones” musulmanas. Como la higiene :D

Con el tiempo, la cebada sería sustituida por otros ingredientes locales (otros cereales, tubérculos, almendras, arroz … ). Sí, y esa ha sido una de las sorpresas. Existe una horchata de arroz, que se toma sobre todo en México. Aquí os dejo un par de recetas (una y otra).

En España la hacemos sobre con chufa, aunque en algunos sitios también se puede encontrar agua de cebada (la mencionada horchatería Alboraya, de Marid). Mientras investigo, descubro un uso misterioso: “[la chufa] también es empleada como cebo para atraer presas de caza como ciervos y especialmente pavos”. Qué cosas.

De todas maneras, hay que reconocer que la horchata de chufa es típica de Valencia. Allí te la venden en carritos por la calle, o en horchaterías a las que ya acudía la burguesía local en el siglo XIX. Incluso existe, como os decía, una Denominación de Origen Protegida “Chufa de Valencia” desde 1995, que “protege e identifica el cultivo de la chufa en dieciséis pueblos de la Comunidad Valenciana”.

No creeríais que os ibais a librar de la “nota cultural”, ¿verdad?

La receta la he adaptado del libro “Manual clásico de cocina”, de Ana María Herrera (Ed. El País Aguilar, 2001), también conocido por el libro de la Sección Femenina. Creo que ahora han sacado una edición facsímil los de Edimat, pero me gusta mucho más la mía.

Y sin más dilación...



HORCHATA DE CHUFAS

Dificultad:
0.0 Pero si ni siquera hay que encender el fuego, ¡por favor!

Ingredientes (para un litro, más o menos):
  • 200 g. de chufas.
  • 1 litro de agua.
  • 125 g. de azúcar. La receta original lleva 225 g., pero eso es una barbaridad. Lo ideal es que sea molida.

Preparación:

1 Lavamos las chufas en varias aguas y las ponemos a remojar durante 24 horas. En la receta original eran 12, pero me dejé llevar :) Ya en serio, creo que mis chufas necesitaban ese tiempo para hidratarse. En incluso podrían haber estado algo más.








2 Las volvemos a lavar y las escurrimos bien. De paso, podemos observar como el fotógrafo (moi) ha recreado una fabulosa escena pop con elementos cotidianos XD






3 Las molemos. Yo usé mi batidora de vaso, otro más de los grandes inventos de la humanidad. Las trituramos añadiendo el agua poco a poco. Una vez bien batidas, dejamos todo en maceración unas tres horas.





4 Las pasamos por un lienzo... Eso es lo que dice la receta. Afortunadamente, hoy disponemos de coladores finos y resistentes. Yo lo hice exprimiendo la pulpa que queda con un cazo. Ver foto (estaba deseando escribire eso).






5 Una vez que tenemos todo el jugo colado, lo volvemos a volcar en el vaso de la batidora -que habremos lavado, por supuesto- y añadimos el azúcar. Batimos hasta que se disuelva. Y lo probamos para ver si está a nuestro gusto, claro. 125 g. está bien para mí, pero yo soy más bien goloso, ya lo sabéis. Lo volvemos a colar, lo embotellamos y lo ponemos a enfriar en la nevera. Hay gente que lo prefiere helado. ¡Pues al congelador!

6 La servimos en copas altas. O en vasos grandes. O pequeños. Como sea, pero la disfrutamos.