lunes, 28 de marzo de 2011

COCINILLA VIII - TORTILLA DE PATATAS


Miedo me da publicar esta entrada. Que si yo la hago así, que si es mejor asá, que si la más buena es la de mi madre, que si la de mi tía… Pero en algún momento, un gastroblogger español se tiene que lanzar a las procelosas aguas de la tortilla de patatas. Ya lo dice la canción “gastroblogger español, gastroblogger valiente...”.

Para situarnos: la mejor tortilla es la de vuestras madres (en mi caso, no; la mejor es la de Mme. Cocotte, que las hace justo como a mí me gustaría hacerlas). No se hable más, Pero como pasa tantas veces, lo mejor es enemigo de lo bueno y aquí vamos a intentar enseñaros a hacer una tortilla decente, de esas que llevas a un cumpleaños -¿hay cumpleaños posible sin tortilla?- y quedas como un señor. O como una señora. O como un alabardero. Cada uno como lo que le apetezca.

Tortillas se pueden hacer miles. La mezcla de aceite de oliva (virgen extra, por favor), huevos y verduras –patatas, en nuestro caso- muy exótica no es. Las variaciones en ésta vienen del tipo de corte de la patata, la inclusión (o no) de cebolla en la preparación y de lo cuajada que os guste. Parece una tontería, pero eso divide más a un país como el nuestro que ser de un partido político u otro o del equipo de fútbol correspondiente. A riesgo de significarme, diré que yo la prefiero sin cebolla y cuajada –no “ladrillo seco”, sino en su raro punto de jugoso equilibrio- porque no soporto el huevo crudo desparramándose por el plato (puaj!!!).

De todas maneras, os invito a añadirle unos espárragos silvestres (y de pronto la habréis convertido en una tortilla campera) o unos pimientos del piquillo, o… Lo que os venga en gana, que para eso la cocina es vuestra. Hasta con cebolla confitada (la hay en bote) las he visto últimamente por esos blogs.

El quid de la cuestión está en la proporción huevo/patata. Tras mirar en los recetarios de la casa y después de algunas pruebas, he llegado a la que me gusta: 500 g de patatas para cada cuatro huevos (y 125 g de cebolla si insistís en añadirla).

[NOTA: si vais a hacerla con cebolla, picadla fina y ponedla a freír a fuego medio (no es cuestión de carbonizarla). Cuando la veáis transparente añadís la patata y así va absorbiendo el sabor, que es lo que se supone que os gusta a los de la cebolla :P ]

La manera de hacerla os la cuento debajo. Y si queréis descargaros la receta, os dejo un pdf aquí.



TORTILLA DE PATATAS

Dificultad: para cocinillas sin miedo a las críticas.

Ingredientes (Para una tortilla mediana. Con mi sartén, de unos 18 cm de diámetro y 3 de alto, para hacernos una idea.):
  • 500 g de patatas (hablamos de patatas ya peladas, así que calcularemos unos 650 g sin pelar).
  • 4 huevos.
  • Aceite de oliva virgen extra. Imprescindible.
  • Sal.

Preparación:


1 Lavamos las patatas, las secamos con un paño y las partimos en dos a la larga. Después, las cortamos en láminas finas (como de 3 mm de grosor). Hay gente que las corta en cubitos, eso va en gustos.

2 Se pone aceite abundante a calentar en la sartén y se fríen las patatas, moviéndolas de vez en cuando y echándoles un poco de sal.

3 Una vez fritas -las dejaremos más o menos doradas, según nos gusten- se sacan de la sartén con una espumadera y se ponen a escurrir en un colador grande. Así conseguimos que pierdan aceite y que se templen, paso fundamental para lo que viene.

4 Aparte, batimos los huevos con el tenedor y ponemos un poco de sal, sin olvidar que ya les hemos echado a las patatas al freírlas. Hay que hacerlo con un poco de cuidado para que queden bien batidos pero sin hacer espuma, que luego cuaja en la sartén y es como comer cristal. Nada de a la velocidad de la luz, que tenemos tiempo de sobra.

5 En el mismo recipiente en el que tenemos los huevos batidos, que debe ser amplio como un piso antiguo, se echan las patatas y se mezclan bien con un tenedor. Por esto debíamos dejar que las patatas se enfriasen, para no cuajar la mezcla.

6 Ponemos dos cucharadas de aceite en una sartén mediana -no hace falta más, en serio- y cuando esté caliente vertemos la mezcla de huevos y patata. Movemos la sartén por el mango para que no se nos pegue la tortilla y cuando se vea bien despegada y dorada se pone un plato encima (es muy importante que el plato sea más grande que la sartén), se vuelca la sartén y se escurre suavemente la tortilla de nuevo en la sartén.

7 Se vuelve a mover por el mango para que no se pegue y se va remetiendo el borde para que quede redondito, que si no alguien vendrá y se reirá de nuestra tortilla y no es plan. Cuando esté cuajada a nuestro gusto la pasamos a un plato y la miramos con arrobo.

Marida perfectamente con vino tinto, cerveza fría e incluso con café con leche.



lunes, 21 de marzo de 2011

JOYEUX ANNIVERSAIRE, M. COCOTTE!!!





Como quien no quiere la cosa, hoy hace un año del primer post, digo entrada. Mi fabuloso -lo reconoce la familia tras el primer sorbo, no es chulería injustificada- limoncello. Y no, no acepto críticas! :D

Un año ya. El tiempo pasa rápido en buena compañía y la vuestra, amables lectores (este es el nombre que os he puesto en mi mente, copiándome sin rubor de Arantza), es de lo mejor.

Cuando empecé este blog lo hice “in media res” (vamos, sin una entrada de bienvenida ni nada parecido). No es que sea más antipático que la media de vosotros :P, más bien es que no tenía muy claro de qué iba a ir esto. En un principio se supone que el blog debía ser algo así como un cuaderno de recetas en internet. Un remedo del viejo recetario de nuestras madres, más o menos. Pero afortunadamente, y gracias a vosotros, ha ido evolucionando en un “aún-no-sé-qué” que me gusta bastante. Tan pronto se comparte una receta como un enlace sobre comida o música. O una idea, como el “Hornea por Japón”, que parece que está teniendo cierto éxito.

En fin hagamos un pequeño balance: un año de existencia blogueril, 44 entradas con esta (no me diréis que me pongo pesado, ¿eh?), 130 seguidores en Blogger, más de 60.000 visitas (muchas motivadas porque nos han sacado en Fagor Industrial y –sobre todo- en El Comidista. No se puede estar más agradecido), 454 fans en Facebook y 596 en Twitter. Como para no estar contento. Esto lo pongo porque considero el blog como una obra colectiva. Vale, soy yo quien se encarga de los textos, las fotografías y la elección (más o menos errática) de las recetas pero aquí cuentan mucho vuestros comentarios, sugerencias, ideas… Sin ir más lejos, que haya compartido la receta del pan básico (y adoptado como regalo para allegados) o que dispongamos de una panna cotta estupenda en casa es “culpa” de alguno de vosotros. O que publicase las magdalenas. Eso salió de una cena familiar. O que volviese a publicar cuando tenía esto bastante abandonado. Eso fue cosa de mi grupo de presión. O de que el otro día hiciese una superhamburquesa en casa. ¿Qué no la he publicado? Por supuesto que no. Cuelgo en el blog muuucho menos de lo que cocino (como cualquiera, ¿no?).

En fin, que como es el cumpleaños de M. Cocotte y estamos de fiesta he decidido escribir la entrada cero que nunca tuvimos. O algo así.

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?
Por si no fue suficiente con la operación “salida del armario” que protagonicé en El Comidista, -con una foto en actitud faraónica que nadie comprendió-pretendo aclarar un par de cosas sobre el aquí presente. No demasiadas, por supuesto, para no acabar con el misterio.

Soy un cocinero casero. Uno más. La única diferencia es que yo voy y lo cuento todo. Como todos los hombres, vamos. Intento hacer comida al alcance de todo el mundo y explicarla lo más fácilmente que me es posible. Creo que eso lo habéis notado. Mi cocina también es muy sencilla (una placa vitrocerámica, un horno, un microondas y un frigorífico). Creo que lo más raro que tengo es una máquina de hacer pasta y una batidora con accesorio de varillas. Vamos, que si yo puedo hacerlo en casa, vosotros también.

La inspiración, que eso es importante. No sé si a lo mío se le puede llamar inspiración, pero encuentro cosas en libros, recetarios de revistas, paquetes de pasta, la tele, internet... Supongo que miro mucho.

Ah, (esto me lo habéis preguntado algunos) no gano dinero con esto. De hecho, ni siquiera recibo productos a cambio de hablar (bien) de ellos y esas cosas que se ven por ahí. Lo único que me ha llegado fueron unas botellas de vino para hacer una cibercata (pronto en esta misma pantalla) y una magdalena integral que me regaló mi panadera. Hasta los croissants de mantequilla me los tengo que pagar. Ah, y tampoco me mandasteis un jamón por mi cumpleaños. Eso no se me olvida, amables lectores ¬¬

No sé hacia dónde nos encaminaremos este año, pero por lo pronto la próxima entrada será una tortilla de patatas. Miedo me da, pero los que siguen la sección COCINILLA tienen que saber hacerla. ¿Qué es una merendola sin una tortilla? Una tristeza total y absoluta, sí.

Agradecido
Supongo que siempre lo supe, pero desde que trabajé en un museo soy muy consciente de una cosa: la originalidad está muy sobrevalorada. ¿Qué quiero decir con esto? Muy sencillo. Que M. Cocotte es deudor de otros blogs como Ondakin o Sirope de Alce. Me transmiten muy buen rollo (bueno, ahora Ondakin es El Comidista, claro).

Hay otros blogs que me influyen a la hora de publicar o –mucho más importante- en mi vida diaria. Hablo de: Lions and pancakes, El Monstruo de las Galletas, A mí lo que me gusta es cocinar, Tertúlia de Sabores, Webosfritos, Directo al paladar, Recetas de rechupete, Garbancita® - I+D en mi cocina, Gastroconversaciones, Con los cinco sentidos, Diario del Gourmet de Provincias y del Perro Gastrónomo, Comoju (El blog de Cova), Cocina para impostores, ¿Te quedas a cenar?, David de Jorge, Lorzagirl, El Mundo Today, A boire et à manger, Cisne Negro, Anita Cocinitas, Cartoon cooking, Chafardeando en la cocina, Cocinar para dos, Con delantal, El blog de Bertus, Holly -aprendiendo a cocinar-, La cocina de Lechuza, La receta de la felicidad, Madrid tiene miga, Mi cocina amateur, Mi cocina en Montreal, Mugaritz, Pecados del Monaguillo, Pepekitchen, Baixa gastronomía, Coses de Can Loi i altres herbes, Xocolata desfeta, La cuisine au piano, Un dimanche à la champagne, A scot in London, Cannelle et vanille, Joy of baking, Manjula's kitchen, Anice & Cannella, Food-o-grafia... Y sé que me dejo a gente. Prácticamente cada día encuentro algún blog que me guste. Los hay muy buenos por ahí. ¡Investigad!

Como decía, esos son algunos de los blogs que sigo y me influyen. Algunos te hacen pensar, otros te divierten, otros tienen recetas fabulosas, un reducido grupo logran mezclar todo eso... A los que los hacéis posible, ¡muchas gracias por los buenos ratos!

Contigo aprendí
Una de las cosas más interesantes del blog es que poco a poco aprendes un montón de cosas. Por no extendernos (aún más) intentaré resumir algunas: hay que santificar las fiestas, hacer la comida de cada una de ellas mola mucho; los buenos productos son fundamentales para ahcer buena comida, eso implica que a veces hay que andar con mil ojos (como en el caso del aceite de oliva, que no es lo mismo que el aceite de oliva virgen extra); compartir es vivir, vamos que mejor compartir una receta que andar pegándose porque te han copiado una foto (los cutres son los que lo hacen); la ecología, en su justa medida, está muy bien y puede hacer que comamos mejor (pero sigo pensando que mejor “no ecológico” y que esté bueno, que “ecológico” y que no sepa bien); que se puede hacer pan en casa, y que además se puede hacer buen pan; que cocinar implica que haya muchas primeras veces y no hay que tenerle miedo… Y supongo que dentro de un año habré aprendido más :-)

Para terminar -hoy no hay receta- me voy a celebrar el cumpleaños de M. Cocotte dándome un paseo al sol en esta tarde de comienzo de primavera, aunque no sea in anticipo.

Un abrazo a todos y gracias por un año genial.

miércoles, 9 de marzo de 2011

COCINILLA VII - CUATRO CUARTOS


La ventaja de escribir una entrada para COCINILLA es que vas al grano. De eso se trata. Hoy quiero compartir con vosotros, amables lectores, el bizcocho más suculento que he probado en los últimos diez años por lo menos. Pura mantequilla. Una gozada para los que somos fans.

El cuatro cuartos -o quatre quarts o pound cake, dependiendo de por dónde nos movamos- es un bizcocho cuyos ingredientes son huevos, harina, azúcar y mantequilla en la misma proporción. Se suele hornear en molde de cake o redondo y me parece la mejor compañía para una taza de té, aunque también lo he probado con café con leche, sólo, a escondidas...

Me pareció interesante incluirlo en esta sección porque no lleva levadura ni impulsor químico ni nada parecido. Es una especie de bizcocho a la antigua que se sustenta en las claras montadas a punto de nieve. Eso sí, me animé a hacerlo porque tengo una batidora nueva de esas desmontables. La vieja murió en acto de servicio. A mano se puede hacer, claro, pero es un currazo. Avisados quedáis.

En este tipo de preparaciones tan sencillas, el resultado final depende mucho de la calidad de los ingredientes. Con huevos de corral esto puede ser la bomba. Calórica, también.

[NOTA: os recuerdo que tambíén estamos en www.facebook.com/monsieurcocotte, donde compartimos enlaces, recetas y chascarrillos varios. Por si os queréis pasar.]

La receta en pdf, para imprimirla y pegarla en la puerta de la nevera, aquí.



CUATRO CUARTOS

Dificultad: lo más complicado es enchufar la batidora. Y si lo hacéis a mano, ni eso.

Ingredientes (para 1 bizcocho como de 3/4 de kilo. Da para invitar, pero no vais a querer hacerlo):
  • 3 huevos (que pesaban en total 210 g).
  • 210 g de azúcar.
  • 210 g de mantequilla.
  • 210 g de harina.

Preparación:


1 Untamos el molde en el que vamos a hornear con mantequilla y espolvoreamos con harina. Lo reservamos. Encendemos el horno y lo ponemos a 180ºC para que se vaya calentando.

2 Tamizamos la harina, que una cosa es que esto no lleve levadura y otra muy distinta, que no vayamos a facilitar algo el trabajo.

3 Batimos la mantequilla, que podemos ablandar un poco -no fundirla- en el microondas, con la mitad del azúcar hasta que obtengamos una pomada clara.

4 Separamos las claras de las yemas. En esto hay que poner atención porque si hay restos de yemas, las claras no suben.

5 Montamos las claras. Empezamos con las claras nada más y cuando hayan subido un poco le vamos añadiendo el azúcar paulatinamente. Si no, no suben igual y tardan un montón en hacerlo. Las montaremos hasta que estén a punto de nieve fuerte.

6 Batimos las yemas hasta que queden espumosas. Le añadimos este batido a las claras montadas y las mezclamos con una espátula, despacio, para que se bajen lo menos posible.

7 Incorporamos la mantequilla que batimos junto con la mitad del azúcar. Igualmente, lo hacemos con la espátula y despacio. No tenemos prisa.

8 Por último, vamos añadiendo la harina tamizada poco a poco, hasta incorporarla toda. En este punto, podéis meter el dedo en la masa y rechupeteároslo.

9 Vertemos la masa en el molde y lo horneamos a 180ºC durante 40 o 50 minutos. Para saber si está hecho, basta con pincharlo con una aguja (yo uso una brocheta) y si sale seca, es que ya está. Si veis que va camino de tostarse demasiado, ponedle una hoja de papel de aluminio encima.

Una vez horneado, lo pasamos a una rejilla y dejamos que el aroma a mantequilla inunde la casa.



viernes, 4 de marzo de 2011

PAN CASERO


(ESPOILER: ésta entrada es larga. Id a por algo para beber. Mejor vino español, claro).

La culpa de que haya hecho pan la tienen Ibán Yarza Y David de Jorge. Había visto los panes de otra gente en sus blogs y en flickr, había leído cosas por ahí y llevaba tiempo pensando en hacer alguno, en plan experimento, pero ese último empujón vino en forma de programa de televisión –el de Robinfood en la tele vasca- una mañana de junio. Sí, ya sé que desde eso hasta ahora ha llovido, pero es que a veces soy lento como las placas tectónicas. Por cierto, os recomiendo Robinfood a todos. Lo podéis ver en EITB, en iTunes o directamente en su web. Es un programa sobre cocina genial donde tan pronto aprendes a preparar un civet de liebre como logran que el mayor sushiman (cómo mola la palabreja) de España te enseñe a hacer makis en casa sin abanico pero con ventilador. Y además cocinar y comer, resulta que David también sabe leer y escribir (David de Jorge es autor de “Con la cocina no se juega”, “Porca memoria” y co-autor de “A cocinar”. También recomienda constantemente libros –de cocina o no- en su programa). Cocina sin tonterías y libros. Me encanta la mezcla.


¿Por qué hacer pan en casa?
Muy sencillo: para recuperar un sabor (o, como en mi caso, conocerlo) y para valorar un producto que todos tenemos en casa habitualmente Hay más razones válidas, claro. Algunas están muy bien explicadas en este texto y este vídeo.

En los últimos tiempos ha proliferado, como suelen hacerlo las cosas malas, el pan de gasolinera. En realidad eso no es pan. De hecho, para diferenciarlo del pan artesano, a partir de ahora lo llamaremos gasolipán. El gasolipán es una cosa que se hornea y huele muy bien recién salido de un horno que suele estar en el sitio más peregrino: gasolineras –como indica su nombre-, supermercados, algunas pastelerías sin escrúpulos… Tiene las indudables ventajas de su fácil almacenaje y de que en invierno te calienta las manos. Otra característica notable es que ese buen olor y apariencia panadera viene a durar 10 minutos. Lo que tarda en enfriarse.

Hay que decir, en honor a la verdad, que desde hace unos años hay panes congelados que saben mejor y duran más que las temidas –por sus características de armas contusas- baguetes de gasolinera (iba a llamarlas galsolibaguetes, pero eso me parece un poco largo). Como en todo, hay calidades y no se puede esperar lo mismo de algo que te venden por 0,33 € que por algo que te cuesta casi 1€.

De todas maneras, siempre digo que prefiero el equilibrio. Me explico. Pienso que todo tiene su espacio y, dentro de que hay que comer buen pan, lo mejor es variar. Unas veces nos apetecerá un pan artesano –más caro, pero con mucho mejor sabor- y otras una barra de panadería industrial (de esas que producen un pan estándar que se vende en un montón de comercios), o del recién horneado de debajo de casa. Por poner un ejemplo, en la panadería más cercana a mi casa (Sugar, en la calle Arco San Pedro nº 7 de Talavera de La Reina. Tfno.: 925 820 145) encuentro tres tipos: de panadería artesana, de panadería industrial y congelado del aceptable. Me gusta la variedad, así que voy alternando.

Si queremos algo más especial siempre podemos ir a alguna panadería artesanal y seguro que encontraremos panes distintos. En mi zona, además de una en mi propio barrio (soy un tipo afortunado, lo sé), las hay muy buenas en todos los pueblos del sur de Ávila: Candeleda, Mombeltrán, Arenas de San Pedro (vale, Arenas no es un pueblo). Supongo que será por la harina, por el agua o porque siempre los he comprado con mucha hambre, después de dar largas caminatas y esas cosas que se hacen en la sierra, pero son los más deliciosos que he encontrado.

Mi primer pan
Como os decía, la culpa de que yo haya hecho pan en mi casa la tienen Ibán y David; dos tipos estupendos a los que merece la pena seguir la pista. Después de su empujón comencé a dejarlo caer en casa: “pues sí que me gustaría hacer pan”, “a ver si encuentro alguna receta”, “has visto que panes hay aquí”… Así que al final, SSMM los Reyes de Oriente me trajeron un libro sobre pan con una fotos geniales. No sé qué tienen las fotos de pan, pero despiertan algo en mí. Hambre, seguramente.

Como decía, en el libro hay muchísimas recetas de panes de centeno, bagels, naan, mounas,… Está organizado por regiones del mundo y también habla de cómo elaborar masa ácida, más conocida por mí como masa madre.

Pero no os asustéis. Ya habrá tiempo de avanzar. Afortunadamente, el libro comienza con una receta de pan básico para quita ese el miedo. Los ingredientes son los más comunes (harina, agua, sal y levadura fresca) y los pasos a seguir, muy sencillos: mezclar, amasar, dejar fermentar, quitar el gas, volver a dejar fermentar y hornear.

Sí os recomiendo que uséis una harina decente. En este momento he horneado dos panes. El primero lo hice con harina de fuerza de supermercado. El resultado fue un pan denso y que estaba bueno, con muy buen aspecto pero era un poco ladrillo. En el segundo he utilizado harina panadera –la levadura también la compré en la panadería- y el pan ha sido bastante diferente. Para empezar, al manejar la masa resultaba un pelín más pegajosa pero se trabajaba mejor y en 10 minutos estaba perfectamente amasado. Creció mejor y después de hornearlo tenía –en realidad, tiene, que aún me queda un trozo- una miga bien alveolada y tierna. Lo podéis ver en la foto.

En definitiva, comprad buena harina panadera. La que encontré yo, me salió por 0,90 € el kilo, más 0,10 € de levadura. No es ecológica, que esa será la próxima. Ah, las compré en la panadería Gómez Ruano (C/ Cerería, 28. Talavera de la Reina. Tfno.: 925 800 520), donde llevan tres generaciones haciendo pan. Por lo que sé, es la única panadería artesana que queda aquí. No es publicidad porque no cobro (aunque me regalaron una magdalena hecha con harina integral, ¿eso cuenta?), es que hago mío eso de “hay que mimar a nuestro panadero”, que decían en el vídeo de Robinfood. Y lo hago extensivo a nuestros pescaderos, carniceros, fruteros, pasteleros, camareros (a esos sólo si nos ponen buen café),...

En fin, animaos a hacer pan.


Algunos recursos panaderos

Como la idea de esta entrada es animar a mis excelsos lectores a que se lancen al mundo pan, he recopilado unos cuantos recuros que creo que pueden ser útiles. Si sabéis de más en donde vivís, hacémelo saber y edito.


Libros:
Los libros sobre pan, con esas fotos maravillosas, son lo mejor.

Hecho a mano, de Dan Lepard. Traducido por Ibán Yarza. Acaban de lanzar la segunda edición.

Pan: hecho en casa y con el sabor de siempre, de Xavier Barriga. Hablan de él como del panadero estrella.

Pan, de la chapata al pan de centeno, de Linda Collister. Ed. Acanto. El que me trajeron los Reyes. Muy completo y con buenas fotos. Habrá que probar más recetas, pero promete.

Panes, de Richard Bertinet. Ed. Blume (30 euros e incluye dvd). Otro con muy buena pinta. Richard es panadero y tiene una escuela de cocina. Y muy poco tiempo libre, supongo.

Bread Science de Emily Buehler y El aprendiz de panadero de Peter Reinhart (éste creo que lo tengo en pdf), que vienen recomendados por Cristina


Vídeos:
Para complementar las recetas, y dado que no todos tenemos un cursos de pan a nuestro alcance, estos vídeos pueden ayudarnos.

Luz (www.condelantal.com) nos muestra el proceso completo de hacer un pan en casa.

Ibán en Robinfood. Un pan con pre-fermento. Todo el proceso y algunos trucos muy útiles. Muy interesante.

Ibán en Robinfood enseñando a hacer pan de masa madre. El próximo reto.

El momento del pan. Charla de Ibán Yarza en TEDxMadrid. Algunas ideas acerca del pan y más cosas.

Javier Marca y Agustín Oliet en Tendencias TV. Me quedo con las ganas de más vídeo.

La canción de pan. Como si en Barrio Sésamo enseñasen a hacer pan.


Cursos de pan:
Por supuesto, lo mejor debe ser que alguien que sabe te enseñe.

Javier Marca. Lleva a cabo cursos y talleres de pan casero en Madrid. Tenéis toda la información en su web: bakmadrid.com

Ibán Yarza. El panadero trotamundos también enseña a hacer pan. Podéis localizarlo a través de su web: www.lamemoriadelpan.com

Apetit’Oh! . Esther y su madre han creado un espacio donde aprender cocina. Desde japonesa hasta pan, pasando por las fabulosas empanadas gallegas de Alfonso "De Rechupete".

La cocina de Babette. Por si os queréis dar un festín. Organizan cursos de pan, que lo hacen riquísmo, y además os pueden enseñar cómo cortar una baguette y que vuestros invitados se queden con la boca abierta.

Webs, foros, blogs:
Para acabar, quiero compartir con vosotros las recetas y sitios con contenidos panaders que más me han gustado.

El foro del pan. Un montón de información a nuestro alcance. Con un multitud de recetas y gente participando. Me tengo que dar de alta.

Sonia tiene un blog brutal, lleno de recetas buenas. Y bastante son de pan. Para perder (o ganar, como se vea) la tarde.

Madrid tiene miga. Otro imprescindible.

En Webosfritos tienen una sección de pan (con el famoso “pan milagro”) muy interesante. Especialmente para los novatos como yo. Vamos, que me he hartado de leerla (y lo que me queda).

El amasadero. Venden harinas y utensilios panaderos. Tienen mucha variedad y, por lo que leo por ahí a diario, mucha calidad. Han colgado hace poco una explicación sobre los distintos tipos de harina que debería de obligada lectura.

El blog de Cova contiene muchísimas cosas. Es de lo mejor que se puede encontrar. Y la propia Cova, también. En su índice hay muchas recetas de panes y de dulces levados (un pandoro, fabuloso, por ejemplo).

El pan español de Moira. Un blog tan interesante como bien hecho. En portugués.

El pan-en-una-olla de Anna Mayer. Otro blog imprescindible. Sumergíos en él.

Te quedas a cenar. Un blog distino. Tiene una sección fundamental para todo panadero casero. En ocasiones es un blog de poesía.

La web 100% panarra de Ibán Yarza: “un espacio dedicado en exclusiva al pan; un rincón donde quepa la gente que lo cuida y lo ama, recetas y curiosidades sobre su elaboración e ingredientes, así como vivencias relativas al pan en toda su extensión”.

El Monstruo de las Galletas, el blog en el que Daniel Martínez (Pintxo) hornea todo lo que se le pasa por la cabeza. Otro pata negra de principio a fin. Tiene cosas muy interesantes: pan de masa madre, pan de cerveza, pan de semillas... Y algunas reflexiones.


Como os decía por ahí arriba, esto es lo más interesante de lo que he encontrado por esas webs y librerías. Espero vuestros comentarios.

Si os es más cómodo, os podéis bajar la receta en pdf aquí.

Un abrazo



PAN BÁSICO (a partir de una receta de Linda Collister)

Dificultad: aquí es la levadura quien trabaja por nosotros. Con saber mover las manos basta.

Ingredientes (para un pan de 1 kilo que dan ganas de bajar al parque y presentárselo a los vecinos. Le haréis fotos):
  • 700 g de harina panadera.
  • 1 y 1/2 cucharadita de sal marina (15 g).
  • 425 ml de agua tibia.
  • 15 g de levadura de panadero fresca (o 7 si es de levadura seca).

Preparación:


1 Mezclamos en un cuenco grande la harina con la sal.

2 Ponemos el agua en una jarra o cuenco y desmenuzamos encima la levadura. Lo removemos hasta que esté bien disuelta.

3 Hacemos un hueco en la harina y vertemos el líquido poco a poco. Trabajamos la mezcla con las manos hasta que se forme una bola de masa que se separe del cuenco. Debe sentirse firme.

4 Volcamos la masa sobre una superficie de trabajo y la amasamos a fondo durante 10 minutos. Si vemos que se pega, podemos espolvorear con algo de harina, pero no conviene que la carguemos demasiado. La técnica de amasado es algo así como “estirar – recoger – girar 90º”. Ver vídeo de Robinfood.

5 Devolvemos la masa al cuenco, la tapamos con film y la dejamos que leve hasta doblar su tamaño. 1 hora y media a temperatura ambiente debería bastar.

6 En ese punto, volcamos la masa en una superficie ligeramente enharinada y la aplastamos un par de veces para deshincharla. Amasamos suavemente nuestra masa formando una bola sin trabajarla demasiado.

7 Ponemos el pan sobre papel de horno que colocaremos, a su vez, sobre una bandeja (no la del horno). Tapamos con film y la dejamos levar hasta que haya doblado el volumen de nuevo. Esto tardará entre 45 minutos y una hora. Mientras, precalentamos el horno a 220º C.

8 Destapamos el pan y entallamos varias veces la superficie con un cuchillo afilado o una cuchilla. En cruz, para empezar, puede ser fácil. Pulverizamos el pan con agua para que cree una buena corteza.

9 Desplazamos nuestra masa junto con el papel de horno sobre la placa caliente. Horneamos en el horno precalentado 35 minutos hasta que el pan esté de color marrón tostado. Durante la cocción podemos pulverizar con agua dentro del horno para crear vapor. El pan no se baja. Si vemos que se nos tuesta demasiado para nuestro gusto, le podemos colocar una hoja de papel de aluminio encima.

10 Para comprobar si el pan está bien horneado, le daremos la vuelta (con un guante de cocina o un paño grueso para no quemarnos) y lo golpearemos en la base con los nudillos. Deber sonar hueco, como un tambor. Si suena a pesado, lo devolvemos 5 minutos al horno y probamos de nuevo.

11 Una vez horneado, lo dejamos sobre una rejilla metálica para que se enfríe completamente antes de cortarlo en rebanadas.

Este pan básico va bien tanto con salado (patés, queso) como con dulce. Tostado y con mermelada de naranja es simplemente espectacular.