Ésta debía ser una entrada post-navideña. Más pegada a la Navidad, quiero decir, pero hasta ahora mismo no me ha dado tiempo a sentarme a escribir con un mínimo de tranquilidad. Supongo que tiene que ver con que esas fechas tan entrañables comenzaron en la maison Cocotte a mediados de diciembre, con la primera prueba de roscón, y terminaron para el ocho de enero con el ritual de guardar el Belén, plegar el árbol y reciclar el papel de los regalos de Sus Majestades.
Venga, reconozco que me quejo de vicio. Ha sido una temporada con mucho trabajo. Desde hace algún tiempo elaboramos galletas, bizcochos, magdalenas y ese tipo de cosas dulces y fácilmente transportables para fuera. Y nuestras galletas de Navidad (amasadas con la ayuda de los duendes de Papá Noel, por supuesto) y los muffins de dos chocolates han sido un éxito. Agotador (para los duendes, por supuesto; nosotros somos más de tomar té junto a la chimenea y esas cosas invernales), pero muy satisfactorio.
Ah, y como novedad este año hemos hecho unas galletas terribles, con el nombre del dueño y todo. ¡Estaban buenísimas!
También, y antes que se desencadenase toda esa locura que comienza con los niños de San Ildefonso cantando el gordo, participé en un concurso de repostería en la Escuela de Idiomas. Quedé segundo de manera totalmente injusta cuando aquello pasó de ser un certamen de postres a serlo de Miss Popularidad, pero bueno. El caso es que me llevé el mejor regalo. Éste (es un rallador de queso de Moulinex, despistaos):
Me hizo mucha gracia porque mi abuelita tenía uno exactamente igual en su pequeña casa de la calle del Trébol. Ahora que releo el párrafo de arriba, veo que casi no se me nota el rencor y la rabia, ¿verdad? Bueno, vale, prometo entrada con fotos y esas cosas.
LA VISITA DE SUS MAJESTADES A LA MAISON COCOTTE
Después pasar la cresta de la ola del galleteo, llegaron los Reyes. Y éste año lo hicieron bien cargados.
En cuanto a lo material, y centrándonos en lo relacionado con la cocina, Sus Majestades dejaron en casa la noche del 5 de enero un ejemplar de Hecho a mano, de Dan lepard y otro de Salvada por los pasteles, de Marian Keyes. Ah, y un magnífico juego de sellos para estampar en las galletas, que aún estoy por estrenar (también habrá entrada, sí).
Mis otras dos adquisiciones de la temporada -La cocina pop de El Comidista, de Mikel López Iturriaga y A comer ya beber, de Guillaume Long- ya las había comprado en día de la presentación del primero en Madrid. Vamos, que en cuanto a libros voy servido.
Sin embargo, es curioso cómo S.S.M.M. se han esmerado este año en sorprenderme con regalos intangibles.
El primero fue recibir un mensaje para pedirme permiso para usa una foto del roscón de Mme. Cocotte para ilustrar una entrada de El Comidista en la que se hablaba de lo malos que son los industriales –me fascina la facilidad con la que nos acostumbramos a la comida de fábrica- y también de que cada vez más gente se lanza a hacerlos en casa. Por supuesto, también se hablaba de comprarlos en los obradores que los elaboran artesanalmente. Eso de tener un pastelero de confianza (como panaderos, carniceros, fruteros, pescaderos...), qué importante es. Y más hoy, con toda esa comida procesada que está tan a mano.
En fin, que me disperso. Evidentemente, me hizo mucha ilusión. Somos muy fans del roscón en la maison Cocotte. De hecho, creo recordar –entre una bruma de harina y aroma de azahar- que este año hemos hecho seis. No todos para zampárnoslos nosotros, por supuesto.
Además, este año lo han hecho por ahí algunos lectores y eso también nos ha gustado, claro. Y cuando digo “por ahí” abarca desde la casa de la cajera del súper, que nos pidió la receta, hasta países lejanos e ignotos (para mí) como Chile o Finlandia. Primer “gracias”.
El segundo regalo intangible vino en forma de número. De número de visitas al blog. Desde que instalé el contador, ese que no muestro, habéis entrado más de 150000 veces a leer las cosas de Monsieur Cocotte. Se me hacen muchas. Como muchos se me hacen los casi 2000 seguidores en Twitter, los casi mil (bueno, faltan algunos) de Facebook y los más de 200 de blogguer. A todos vosotros, a los que comentáis, a los que sois lectores silenciosos, incluso a los que pasáis de largo: muchísimas gracias. Es el segundo.
Y como sois muy buenos (y pacientes) os contaré que las entradas más vistas de la Historia Mundial de M. Cocotte son, por este orden: el hojaldre de verduras, el (muy mítico) pollo al chilindrón y el bacalao a Brás. Y yo haciendo pan y postres. En este mes de diciembre han sido el real roscón de reyes (normal, entre la época y lo de El Comidista...), la sopa gratinada de cebolla (normal, con este frío...) y el recetario navideño. Muchas gracias también por esto último, ya que supuso un currazo importante. Habrá más.
En cuanto a la procedencia de las visitas, la mayoría sois españoles pero me llama la atención la cantidad de gente de Argentina (tengo una entrada pendiente especialmente dedicada a vosotros), E.E.U.U., Alemania, Rumanía, México, Francia, Chile, Colombia, Finlandia... Es un placer, amables lectores. Si queréis manifestaros, tengo un email a vuestra disposición. Y siempre están los comentarios, claro.
¿Y AHORA QUÉ? (PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO)
Pues como todo hijo de vecino, uno tiene sus propósitos de año nuevo. Lo malo es que luego intento llevarlos a cabo y me termino agobiando porque no salen ni la mitad. Pero bueno, supongo que así es la vida: muchos proyectos en la cabeza y poco tiempo (y pocas ganas, a veces) para atacarlos.
Entre las cosas que me gustaría hacer este año, y sólo os cuento las relacionadas con la comida, están todas éstas:
¿Y vosotros? ¿Qué retos os habéis marcado para esta temporada?
[NOTA: la ilustración de la Torre Eiffel es de Amy Borrell y podéis comprarla en Hello Poly.]
Venga, reconozco que me quejo de vicio. Ha sido una temporada con mucho trabajo. Desde hace algún tiempo elaboramos galletas, bizcochos, magdalenas y ese tipo de cosas dulces y fácilmente transportables para fuera. Y nuestras galletas de Navidad (amasadas con la ayuda de los duendes de Papá Noel, por supuesto) y los muffins de dos chocolates han sido un éxito. Agotador (para los duendes, por supuesto; nosotros somos más de tomar té junto a la chimenea y esas cosas invernales), pero muy satisfactorio.
Ah, y como novedad este año hemos hecho unas galletas terribles, con el nombre del dueño y todo. ¡Estaban buenísimas!
También, y antes que se desencadenase toda esa locura que comienza con los niños de San Ildefonso cantando el gordo, participé en un concurso de repostería en la Escuela de Idiomas. Quedé segundo de manera totalmente injusta cuando aquello pasó de ser un certamen de postres a serlo de Miss Popularidad, pero bueno. El caso es que me llevé el mejor regalo. Éste (es un rallador de queso de Moulinex, despistaos):
Me hizo mucha gracia porque mi abuelita tenía uno exactamente igual en su pequeña casa de la calle del Trébol. Ahora que releo el párrafo de arriba, veo que casi no se me nota el rencor y la rabia, ¿verdad? Bueno, vale, prometo entrada con fotos y esas cosas.
LA VISITA DE SUS MAJESTADES A LA MAISON COCOTTE
Después pasar la cresta de la ola del galleteo, llegaron los Reyes. Y éste año lo hicieron bien cargados.
En cuanto a lo material, y centrándonos en lo relacionado con la cocina, Sus Majestades dejaron en casa la noche del 5 de enero un ejemplar de Hecho a mano, de Dan lepard y otro de Salvada por los pasteles, de Marian Keyes. Ah, y un magnífico juego de sellos para estampar en las galletas, que aún estoy por estrenar (también habrá entrada, sí).
Mis otras dos adquisiciones de la temporada -La cocina pop de El Comidista, de Mikel López Iturriaga y A comer ya beber, de Guillaume Long- ya las había comprado en día de la presentación del primero en Madrid. Vamos, que en cuanto a libros voy servido.
Sin embargo, es curioso cómo S.S.M.M. se han esmerado este año en sorprenderme con regalos intangibles.
El primero fue recibir un mensaje para pedirme permiso para usa una foto del roscón de Mme. Cocotte para ilustrar una entrada de El Comidista en la que se hablaba de lo malos que son los industriales –me fascina la facilidad con la que nos acostumbramos a la comida de fábrica- y también de que cada vez más gente se lanza a hacerlos en casa. Por supuesto, también se hablaba de comprarlos en los obradores que los elaboran artesanalmente. Eso de tener un pastelero de confianza (como panaderos, carniceros, fruteros, pescaderos...), qué importante es. Y más hoy, con toda esa comida procesada que está tan a mano.
En fin, que me disperso. Evidentemente, me hizo mucha ilusión. Somos muy fans del roscón en la maison Cocotte. De hecho, creo recordar –entre una bruma de harina y aroma de azahar- que este año hemos hecho seis. No todos para zampárnoslos nosotros, por supuesto.
Además, este año lo han hecho por ahí algunos lectores y eso también nos ha gustado, claro. Y cuando digo “por ahí” abarca desde la casa de la cajera del súper, que nos pidió la receta, hasta países lejanos e ignotos (para mí) como Chile o Finlandia. Primer “gracias”.
El segundo regalo intangible vino en forma de número. De número de visitas al blog. Desde que instalé el contador, ese que no muestro, habéis entrado más de 150000 veces a leer las cosas de Monsieur Cocotte. Se me hacen muchas. Como muchos se me hacen los casi 2000 seguidores en Twitter, los casi mil (bueno, faltan algunos) de Facebook y los más de 200 de blogguer. A todos vosotros, a los que comentáis, a los que sois lectores silenciosos, incluso a los que pasáis de largo: muchísimas gracias. Es el segundo.
Y como sois muy buenos (y pacientes) os contaré que las entradas más vistas de la Historia Mundial de M. Cocotte son, por este orden: el hojaldre de verduras, el (muy mítico) pollo al chilindrón y el bacalao a Brás. Y yo haciendo pan y postres. En este mes de diciembre han sido el real roscón de reyes (normal, entre la época y lo de El Comidista...), la sopa gratinada de cebolla (normal, con este frío...) y el recetario navideño. Muchas gracias también por esto último, ya que supuso un currazo importante. Habrá más.
En cuanto a la procedencia de las visitas, la mayoría sois españoles pero me llama la atención la cantidad de gente de Argentina (tengo una entrada pendiente especialmente dedicada a vosotros), E.E.U.U., Alemania, Rumanía, México, Francia, Chile, Colombia, Finlandia... Es un placer, amables lectores. Si queréis manifestaros, tengo un email a vuestra disposición. Y siempre están los comentarios, claro.
¿Y AHORA QUÉ? (PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO)
Pues como todo hijo de vecino, uno tiene sus propósitos de año nuevo. Lo malo es que luego intento llevarlos a cabo y me termino agobiando porque no salen ni la mitad. Pero bueno, supongo que así es la vida: muchos proyectos en la cabeza y poco tiempo (y pocas ganas, a veces) para atacarlos.
Entre las cosas que me gustaría hacer este año, y sólo os cuento las relacionadas con la comida, están todas éstas:
- hacer más (y mejores) fotos,
- cocinar más y mejor (y contarlo en el blog, claro),
- hacer más pan (estoy llevando un diario de panadero y todo),
- escribir más entradas sobre esas cosas locas que rodean al mundo de la comida,
- montar un taller de pizzas (aunque sea virtual),
- hornear de una santa vez una Sachertorte decente,
- compartir algún otro recetario de la maison Cocotte... Y alguna otra cosa que no pienso hacer pública por si se gafa ;)
¿Y vosotros? ¿Qué retos os habéis marcado para esta temporada?
[NOTA: la ilustración de la Torre Eiffel es de Amy Borrell y podéis comprarla en Hello Poly.]
Qué delicia leerte, qué delicia. Me encantaría que algún día escribiéramos algo juntos. Es solo un sueño.
ResponderEliminarEstimada Srta. Ackermann: mientras no me haga usted un Misery... XD
ResponderEliminarAhora en serio, muchas gracias. ¿Qué planes tienes para este año?
Un abrazo
Querido e idolatrado M. Cocotte yo te haría un Misery o incluso dos y mientras tanto yo bailaría en la cocina, y te obligaría a degustar mis platos. Mis planes para este año, seguir alimentando mi Blog, pasar más tiempo con mis perros, viajar a Japón y sobre todo tomarme un café contigo y si es en la presentación de tu esperado libro mucho mejor.
ResponderEliminarEnhorabuena por la aparición estelar, por el segundo puesto (siendo prácticos, mejor el rallador), por el éxito reposteril, por las visitas y por el acierto de los Reyes (a mí me han traído el de El Comidista, así que me ha salido gratis). Suerte con esos propósitos.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.d.: Las visitas de Finlandia puede que sean mías, gracias por la parte que me toca :)