Hace un rato, cuando me he puesto a pensar qué contaros en esta entradilla, me ha venido a la mente el hojaldre, claro. Más que el producto en sí (que es fundamental en esta receta para contenerlo todo), la relativa novedad. No sé desde cuando se puede comprar fácilmente, pero me suena que es algo que conocí en el programa de Arguiñano, así que no puede tener tantos años. Y eso me ha hecho pensar en cuando era niño y vivía por temporadas en Maqueda, donde había un mercadillo en el que mi madre compraba las magdalenas por cajas. Magdalenas con una pizca de azúcar por encima. Yo ahora las hago así. En el pueblo había alguna otra pequeña tienda, pero muy básica. Como casi todas las que podías encontrar en cualquier otro sitio. Tiendas de pueblo, de barrio, ultramarinos,...
Cuando era pequeño -y ahora tengo 36, tampoco es que sea muy mayor- en mi ciudad sólo recuerdo tiendas de barrio. El carnicero, el frutero, el pescadero… Y el señor Pepe, que tenía de todo en su tienda de la calle Santa Cristeta. ¡Hasta mis primeros tebeos! Cuanta nostalgia, ¿no? Bueno, tampoco nos vamos a echar a llorar ahora. A lo que iba. Las tiendas eran bastante simple, con productos sencillos aunque no por ello de poca calidad. Desde entonces hasta ahora, con la habitual presencia de mangas, carambolas y carne de avestruz parece que hubiese pasado toda una vida.
(La foto del castillo de Maqueda es de la Diputación de Toledo)
¿A qué venía esto? Ah, sí, por el hojaldre. De pequeño la única manera de hacer este plato hubiese sido que mi madre lo elaborase en casa. No sé, pero a lo mejor por eso tengo la idea de que ese tipo de habilidades se valoraba más entonces: saber hacer una tarta, un tipo de masa, un cierto plato… No me extraña que una cosa así fuese un plato de fiesta. Si no lo hubiese tenido en el congelador no lo hubiese hecho, la verdad.
Claro, que también está lo otro. Como ahora hay tantísimos alimentos exóticos nos ha dado a todos (a mí el primero) por cultivar cierto esnobismo gastronómico “je-ne-sais-quoi”. Cocina japonesa! Bizcochos estadounidenses!! Mermelada de kumquats!!! ¿Dónde coño crece eso? ¡¡¡Si cuesta más traerlo que cultivarlo!!!
Vale exagero un poco -ya sabéis cómo soy- pero es que si no me río… Tampoco hay que ponerse en plan talibán. Ni es cosa de comer solamente comida de 100 km. a la redonda, ni que todo lo que pase por nuestro plato venga de una región perdida del Tibet. Equilibrio, ese es el mantra :D
La receta es de un libro que me compré en el Carreful por una miseria: “Cocina francesa. Más de 100 irresistibles recetas”, de la editorial Parragon. Por lo que he podido ver en su web, son una gente que edita libros para supermercados y sitios así. No son gran cosa, pero las recetas vienen con su fotito y tal. ¿Se las habrán copiado a alguien? Espero que no, jo. Ahora en serio, las recetas tienen buena pinta: sopa de cebolla (al estilo de Les Halles, por supuestísimo), tapenade, quiche Lorraine, crêpes Suzette y cosas así.
Y después de este ladrillo, ya os paso la receta (qué gente, qué poca paciencia).
Nota: Yo la adapté un poco (cómo no!). Yo sólo utilicé una plancha de hojaldre congelado marca ACME, y sustituí el pimiento amarillo por verde porque no lo encontré. ¿El resultado? Hubo ciertos comentarios sobre la cantidad de solanáceas, pero con no hacer caso…
Cuando era pequeño -y ahora tengo 36, tampoco es que sea muy mayor- en mi ciudad sólo recuerdo tiendas de barrio. El carnicero, el frutero, el pescadero… Y el señor Pepe, que tenía de todo en su tienda de la calle Santa Cristeta. ¡Hasta mis primeros tebeos! Cuanta nostalgia, ¿no? Bueno, tampoco nos vamos a echar a llorar ahora. A lo que iba. Las tiendas eran bastante simple, con productos sencillos aunque no por ello de poca calidad. Desde entonces hasta ahora, con la habitual presencia de mangas, carambolas y carne de avestruz parece que hubiese pasado toda una vida.
(La foto del castillo de Maqueda es de la Diputación de Toledo)
¿A qué venía esto? Ah, sí, por el hojaldre. De pequeño la única manera de hacer este plato hubiese sido que mi madre lo elaborase en casa. No sé, pero a lo mejor por eso tengo la idea de que ese tipo de habilidades se valoraba más entonces: saber hacer una tarta, un tipo de masa, un cierto plato… No me extraña que una cosa así fuese un plato de fiesta. Si no lo hubiese tenido en el congelador no lo hubiese hecho, la verdad.
Claro, que también está lo otro. Como ahora hay tantísimos alimentos exóticos nos ha dado a todos (a mí el primero) por cultivar cierto esnobismo gastronómico “je-ne-sais-quoi”. Cocina japonesa! Bizcochos estadounidenses!! Mermelada de kumquats!!! ¿Dónde coño crece eso? ¡¡¡Si cuesta más traerlo que cultivarlo!!!
Vale exagero un poco -ya sabéis cómo soy- pero es que si no me río… Tampoco hay que ponerse en plan talibán. Ni es cosa de comer solamente comida de 100 km. a la redonda, ni que todo lo que pase por nuestro plato venga de una región perdida del Tibet. Equilibrio, ese es el mantra :D
La receta es de un libro que me compré en el Carreful por una miseria: “Cocina francesa. Más de 100 irresistibles recetas”, de la editorial Parragon. Por lo que he podido ver en su web, son una gente que edita libros para supermercados y sitios así. No son gran cosa, pero las recetas vienen con su fotito y tal. ¿Se las habrán copiado a alguien? Espero que no, jo. Ahora en serio, las recetas tienen buena pinta: sopa de cebolla (al estilo de Les Halles, por supuestísimo), tapenade, quiche Lorraine, crêpes Suzette y cosas así.
Y después de este ladrillo, ya os paso la receta (qué gente, qué poca paciencia).
Nota: Yo la adapté un poco (cómo no!). Yo sólo utilicé una plancha de hojaldre congelado marca ACME, y sustituí el pimiento amarillo por verde porque no lo encontré. ¿El resultado? Hubo ciertos comentarios sobre la cantidad de solanáceas, pero con no hacer caso…
HOJALDRE DE VERDURAS Dificultad: Lo más difícil es poner la tapa superior. Lo demás es muy fácil. Ingredientes (para cuatro personas esta vez):
Preparación: 1 Para hacer el relleno, derretimos la mantequilla en una sartén grande y rehogamos el puerro y el ajo un par de minutos. Añadimos el resto de las verduras y lo rehogamos, removiéndolo bien, tres o cuatro minutos más. 2 Añadimos la harina y removemos bien con la cuchara de palo hasta que esté disuelta. Apartamos la sartén del fuego y añadimos el caldo, la leche y el vino. Volvemos a poner la sartén en el fuego y lo llevamos a ebullición. Lo dejamos cocer -removiendo de vez en cuando- hasta que la salsa se espese y en ese momento añadimos el orégano y salpimentamos a nuestro gusto. Ya tenemos el relleno listo. 3 Ahora necesitamos dos láminas de hojaldre. La base deberá ser un poco más pequeña que la cobertura. Extendemos la mitad de la masa de hojaldre en una encimera enharinada. Después extenderemos la otra mitad de la masa en otro rectángulo un poco más grande. Ponemos el rectángulo pequeño en una bandeja de horno forrado con papel de hornear. 4 Extendemos el relleno por encima dejando un borde de 1 cm. Hacemos cortes paralelos en el rectángulo grande dejando unos 2.5 cm de borde. Pintamos con huevo los bordes del rectángulo más pequeño y ponemos encima el grande, cerrándolos bien. 5 Pintamos el hojaldre con huevo lo metemos en el horno, que habremos precalentado previamente, a 200ºC de 30 a 35 minutos, o hasta que haya subido y esté dorada. 6 Servimos inmediatamente y está buenísimo. Truco: Si a mitad del horneado retiramos el papel, la base nos quedará crujiente. Sí, es una orden ;) |
Que buena pinta!!! Luego en casa lo veo con más detalle!!
ResponderEliminarMe encantan los hojaldres y este tuyo ha quedado genial.
ResponderEliminarTe ha quedado estupendo! tomo nota...
ResponderEliminarUn abrazo,
Muchas gracias a las tres. Me alegro de que os haya gustado.
ResponderEliminarUn abrazo
Que delicia tus últimos post que me havía perdido.
ResponderEliminarMe doy un capón.
Un abrazo y enhorabuena, estas lanzado a hacernos disfrutar
He pensado, que voy a hacer esto un día....me voy a atrever....Hoy tengo fiebre, será eso lo que me anima !!, ya os contaré que tal me ha salido.
ResponderEliminarPues ya esta....!!!! Me quedo estupendo el otro día aunque con un par de modificaciones (los esparragos de bote, porque no es temporada, y tampoco tenía caldo y puse a partes iguales el vino y la leche), salió que en mi casa les encanto... Y una anotación , al día siguiente estaba casi mejor!!!. Gracias por la receta monsieur cocote.
ResponderEliminar....Próxima parada: carillas. Ya os contare
Me alegro de que te gustase. A día de hoy, y sorprendentemente, sigue siendo la entrada más visitada del blog. Supongo que porque a los humanos nos gustan las cosas crujientes, calientes y ricas. De nada por la receta y muchas gracias por pasarte por aquí. Tengo tanto que agradeceros a los lectores del blog...
EliminarEspero que las carillas -que no son ni de lejos mis legumbres favoritas- te gusten. Ahora parece que comienza su época, con todo este frío y esta lluvia que va llegando.
Un abrazo enorme.