lunes, 28 de junio de 2010

PASTA CASERA AL HUEVO. “AL”, PORQUE SÓLO USÉ UNO.

Recuerdo que fue una mañana luminosa. Al menos, comparada con la primavera invernal que hemos sufrido. Llevaba mucho tiempo deseando hacer pasta en casa pero no me atrevía. Soy tan tonto que creía que necesitaba una máquina italiana, reluciente y estilosa. Y no. Para hacer pasta sólo hacen falta ganas. Y yo las tenía.

Había leído sobre el tema en un libro que me traje de Florencia: “El arte de la Cocina. Las recetas de la tradición”, de Sandra Rosi. Al principio pensé que era un libro para turistas, pero todos los platos que he sacado de ahí salen a la perfección. Por lo que parece, las recetas han sido cocinadas antes de publicarlas. Y eso no es tan común como creéis. Del tiramisú, de cierta cena de Nochebuena y de mi abuela ya os hablaré en otra ocasión.

El caso es que, decidido como estaba, hice lo que toda persona de este siglo hace cuando necesita saber algo. ¿Llamar a la mamma? No, buscar en Internet. En Youtube (pronúnciese en inglés, por favor, que me hace mucha gracia). Y allí encontré este par de vídeos que me mostraron el camino y me dieron bastante envidia, para qué nos vamos a engañar (vídeo A + vídeo B). Quedó de mostrado que para hacer pasta en casa sólo hacen falta los ingredientes, un rodillo y un cuchillo afilado. Muy afilado, que si no la pasta se pega.

Así que me fui para la cocina con mi camiseta de Mickey, a limpiar la encimera sobre la que iba a trabajar. Ya lo había hecho el día anterior, pero tiendo a ser un poco maniático. Así que, de nuevo, di un buen repaso a la piedra hasta que quedó más que limpia, higienizada. Entonces, y sólo entonces, fui a por los ingredientes: 200 g. harina, un huevo, aceite de oliva virgen extra – del que usaría una gota- y una pizca de sal (las cantidades originales son: 600 g de harina blanca, 3 huevos, una cucharadita de aceite de oliva virgen extra, y sal)

Hay otras recetas que usan más huevos, pero yo usé esta y me gustó el resultado. 5 huevos para un kilo de harina, que no está nada mal.

Dispuse la harina en el mármol y formé una especie de cráter donde echaría el huevo. Me acordé del volcán de Islandia. ¿Ya se habrá apagado? También añadí un poquito de agua (unos 33 cl), el aceite y la sal. De aceite, la receta pide una cucharadita por 600 g. de harina, así que usé literalmente una gota. Empecé mezclando con un tenedor y continué después amasando con las manos hasta que obtuve una masa suave y elástica.

Según las instrucciones, hice una bola con la masa, la cubrí con film –ese gran invento que tan pronto se usa como improvisada tapa de un cacharro, como de contenedor para cocer un huevo- y lo dejé reposar unos 10 minutos.

Tras ese instante, que te da como para tomarte medio café o un vaso de agua, espolvoreé un poco de harina sobre mi impoluta superficie de trabajo y comencé a extender la masa con el rodillo. La idea es que la pasta debe mantener siempre la forma redonda hasta llegar a formar un disco tan plano como podamos (de 1 mm. de grosor, más o menos). Para ello vamos girando un cuarto de vuelta la masa cada vez que le pasemos el rodillo por encima. De vez en cuando hay que espolvorear un poco de harina para que no se nos pegue todo, pero intentaremos que sea la indispensable, para que no se nos engorde demasiado la pasta. Si miráis aquí, podréis ver un ejemplo con masa “preciosa y fressca” un tanto tropical.

Una vez que tuve ante mí el disco de pasta, lo dejé reposar otros 10 minutos para que se secase un poco y lo corté en tiras de unos 30 cm. de ancho. Esas tiras las enrollé sobre sí mismas cuatro veces en el sentido de la anchura y las corté en tiras finas para formar tagliatelle. Después las dejé extendidas sobre una rejilla un rato, antes de cocinarlas.

Al ver el trabajo acabado, sentí una extraña satisfacción, casi como de haber creado algo de la nada. No era la primera vez que mezclaba ingredientes básicos para obtener un resultado. Se usan casi los mismos para hacer un bizcocho de aceite. Sin embargo, al hacer pasta en casa hay algo distinto, a lo mejor tiene que ver con que no hay nada más que la masa y tú. Sin horno, sin fogones. Sólo la masa y tus manos.

Cuando los llevé a la mesa, acompañados de una sencilla salsa de tomate hecha un rato antes, noté que era un instante perfecto.






Nota:
Asociamos la pasta fresca con Italia, con los lienales frescos del supermercado o con las tiendas "gourmet", pero ya en la España rural de los ’50, había gente que iba por las casas con su máquina y te hacían los fideos allí mismo. A la casa de mi abuela, sin ir más lejos.

13 comentarios:

  1. Hace unos días también publiqué yo unos tagliatelle de pasta fresca y precisamente hoy voy a preparar una lasaña. Yo tampoco tengo máquina de pasta ni falta que me hace... Como bien dices, sólo hacen falta ganas y un ratito de esos en los que estarías tirad@ en el sofá sin hacer nada. Pero es que cuando la pruebas... no hay color... En casa no hemos vuelto a comer pasta comprada.

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  2. Pues mira, a mi me faltan las ganas de ponerme a hacer pasta fresca, aunque me enfado conmigo misma cada vez q abro un paquete industrial....pero me da una pereza...tu lo pones muy facil....a ver si me animo...

    Un abrazo,

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  3. Te ha quedado fantástica!!

    A mi me encantó la vez que la hice, eso si, yo con la Thermomix! :D

    Y ahora ya me hice con una máquina para cortar pasta que hace el trabajo "sucio". Ya he probado con los rabiolis y todo!! Una vez la pruebas, repites!

    Besote!

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  4. menuda pinta esta pasta casera, me gusta mucho, y tengo ganas de prepararla yo sola!un besitoo

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  5. Holas Monsieur, je je, vengo a visitarte, porque sto de las redes auna mucho, je je.
    Rica pasta, te ha quedao muy bien. solo he hecho una vez gnoquis, con mi hija y nos lo pasamos pipa, habia harina por toda la cocina y nosotras blancas totales, pero como nos pudimos divertir. Y encima quedaron ricoss ¡¡¡.
    a mi si que me gustaria tener una maquina de pasta, pero nunca acierto a saber cual es la mejor....un dia me arranco y me la compro ¡¡¡y pelillos a la mar ¡¡¡¡.
    Que sepas que te seguire de cerca, jajajaja.
    Saludos desde Almeria.

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  6. Qué bueno, con lo que me gusta la pasta fresca, qué bueno, de verdad. -doy una vuelta por tu blog, y todo me está gustando.

    Un abrazo.

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  7. Hola a todos. Disculpad que haya tardado tanto en contestaros, pero es que se me acumuló el trabajo :D

    @Mer: Yo no la veo para hacerla todas las veces que como pasta, pero sí para ocasiones algo más especiales. Para los vagos, vagos, hay sitios donde te las venden hecha del día. Yo conozco IL Pastaio en Madrid (Ríos Rosas, 9 y en el Mercado de san Miguel). Sé que hay más sitios, pero no recuerdo el nombre.


    @Sonia - L'Exquisit: Pues mira que me parece raro que te de pereza cocinar a ti, con el curro que te pegas. ¿Los gofres son aquéllos que le dijiste a Su? :D


    @Belén - Cocinar para dos: ¿Con la tx? Es curiosidad, pero ¿y qué hiciste con ella? Porque lo único que se me ocurre es que no ensuciarás nada (y no es mal motivo). Tienes que hacerla a mano. Es una experienca muy gratificante.

    Ah, y estoy esperando una máquina. A ver si llega en unos días


    @Irene Navas: Anímate, que es superfácil. Y si la compartes, sorprenderás.


    @Loladealmeria: Sí que une, si :D Yo los gnocchi no lo he hecho, porque no gustan demasiado. Es que cocinar mola. Así de sencillo.

    En cuanto a máquinas, algunos te dirán que las mejores son las de la marca Imperia, que son italianas (seguro que italianas hechas en china, como todo). Pero yo conozco a los dueños italianos (y no italianos de china) de una pizzería que usan la que venden en Casa (una cadena de tiendas de decoración y menaje). Vamos, que al final la mejor es la que tengas y uses. Si te la compras, úsala mucho para que te salga barata, que decía Arguiñano.


    @El futuro bloguero Muchas gracias. Voy poco a poco :) Por cierto, muy bueno lo del concurso de recetas con cerezas del Jerte. Cómo vivo cerca, son las que he comido siempre (por cajas) y me encantan.


    Abzs

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  8. Qué manera más sencilla y divertida de explicar una receta deliciosa!

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  9. He tenido el placer cerca de San Remo,ver como una señora de 80 años hacia la pasta a mano, que velocidad, y que buena estaba, me regalo una bolsa gigante.
    Era un palito y lo retorcia con la mano.
    ummmmmmmmmm como sentí cuando se me terminaron.
    Por eso entiendo tu sensación al experimentar en tus manos esa emoción por haber creado algo...
    Es un placer crear con las manos, da igual lo que hagamos.
    Felicidades por esa pasta.

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  10. CLAPCLAPCLAP.

    Me encanta tu estilo.
    Tu blog.
    Tu cercanía.

    Te sigo desde hoy.

    Saludos.
    miotraella.blogspot.com

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  11. Qué fácil lo pones, me han entrado muchas ganas de probaaaar!!!. Y con lo bien que te ha quedado.... A ver si me animo, jejeje!!!. Hay que ver que estilazo tienes en tus explicaciones, me encanta!!. Un abrazo!.

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  12. Enhorabuena por tu blog, lo pongo en favoritos. Yo tengo la experiencia reciente de unos macarrones -tengo la máquina jeje- que me quedaron como si los hubiese hecho de plastilina, y encima sin agujero... un poema la cara de mi suegra intentando engullir la dichosa plasta...
    Ahora está aparcada en un armario como si fuese un Pabloromero enchiquerado dispuesto a cornearme como abra la puerta... Buscaré ese momento que dices, sacaré la máquina y ya veremos que pasa. Un saludo.

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