
Un abrazo,
M. Cocotte.
Decíamos ayer… Sí, ya sé que hace tiempo que no posteo nada, pero he estado muy ocupado con actividades de la vida real, como intentar convertirme en un miembro productivo de la Sociedad (dicho así parece una mafia, ¿verdad?) mediante el conocido sistema del “concurso-oposición”. Ya os contaré en qué acaba.| POLLO A LA SIDRA Dificultad:si puedes cantar “vuelveee, a casa vuelveee por Navidad”, puedes hacerlo. Ingredientes (6 personas. ¡Es que lleva mucho arroz!):
Preparación: 1 Sazonamos el pollo con sal. Bueno, y con pimienta si queremos. Lo doramos en la sartén, con aceite de oliva. Es muy importante que quede bien dorado, porque luego lo vamos a cocer en sidra y no molaría nada que se quedase blancucho como un turista alemán recién llegado a Mallorca. 2 Calentamos la sidra en una olla. Cuando rompa a hervir, añadimos el pollo dorado y lo cocemos hasta que la salsa esté oscura y espesa. 40 minutos, aproximadamente, a fuego lento. Si no, os quedará liquida como a mí. Y miraréis con odio las fotos de vuestro pollo. 3 Arroz salvaje a la mantequilla (es más el nombre que otra cosa): cocemos el arroz en agua hirviendo con sal, Cuando esté tierno, lo colamos y lo rehogamos en un poco de mantequilla. Como el arroz salvaje y el normal son cereales distintos, tienen tiempos de cocción diferentes. Por eso es importante que uséis una mezcla de arroz salvaje con arroz vaporizado. No “preocuparse” que lo hay hasta de Mercadona. 4 Servimos el pollo en una fuente con el arroz, por ejemplo. Podemos añadirle a la salsa un poco de nata líquida mezclada con maicena para que espese, aunque yo prefiero que lo haga por la vía de la reducción. También podemos añadirle unos frutos secos. Ah, y el pollo admite congelación. ¿Alguien da más? |
Ya es oficial. Se acabó lo que se daba. Me refiero al verano, claro. La costumbre en Talavera-sur-Mer es que sea la Feria de San Mateo, que no el devenir solar, quien marque el momento. Se acaba la fiesta, los pulpeiros recogen sus trastos de pulpear (sí, los hay por todas partes, amigos, no sólo en la húmeda Galicia) y el señor alcalde da la orden de que los operarios distribuyan hojas secas por toda la ciudad. Lo de la lluvia, el frío y los charcos ya es cosa de la Naturaleza.| CREMA FRÍA DE PIMIENTOS DEL PIQUILLO Dificultad:Todo el menú se hace en modo "cocinero novato"-on. Ingredientes (3 personas. Por motivos matemáticos, ya veréis).
1Derretimos la mantequilla. Añadimos la harina y la rehogamos, Incorporamos las leche lo cocemos unos minutos más. Cinco o así. 2Añadimos los pimientos escurridos a la preparación anterior. 3Lo trituramos hasta obtener una crema homogénea. Lo colamos. Ahora que ya está lista la dejamos enfriar. Se puede servir fría o también tibia. Al hacerlo, podemos espolvorear cebollino picado finamente. Truco: le podemos añadir una pizca de pimienta de cayena. Pero una pizca. Que luego os creeréis que os miran con arrobo y no es eso, es el picante. *** SÁNDWICHES DE SALMÓN CON HUEVO Ingredientes (Para 3 unidades. 6 una vez cortados al bies).
1Cocemos el huevo durante 10 minutos. Lo pelamos y lo picamos finamente. 2Lo mezclamos con el aceite, el eneldo picado, la mostaza y una pizca de sal. 3Montamos los sándwiches con la mezcla y el salmón. Los cortamos por la mitad (porque todo el mundo sabe que los sándwiches están más ricos si tienen forma triangular) y listo. *** SÁNDWICHES DE QUESO Y RÚCULA Ingredientes (Para 3 unidades, también).
1Picamos la rúcula tanto como podamos. Se la añadimos al queso fresco y lo batimos hasta que esté distribuída uniformemente. Añadimos las pasas, éstas sin picar, y lo volvemos a remover todo. Cuando consideremos que la mezcla está a nuestro gusto, la tapamos con film –por ejemplo- y la dejamos reposar en la nevera una media hora o así. El objetivo de esto es que las pasas cojan algo de humedad y resulten más blandas al hincarle el diente. O los dientes, si tenéis más de uno. 2Pasado ese tiempo, untamos la mezcla en el pan y cortamos en diagonal, obteniendo unos triángulos rectángulos en los que a^2 = b^2 + c^2 XD *** SANGRÍA DE CÍTRICOS (DE MARTÍN BERASATEGUI) Ingredientes:
"En una jarra hermosa, vaciamos la botella de vino. Añadimos los trozos de naranja y limón y muchos hielos, machacando el conjunto con una cuchara de madera. A continuación, añadimos el azúcar y los zumos de naranja y limón y dejamos que la mezcla macere unos minutos. Pasado este tiempo, añadimos el moscatel, damos unas vueltas enérgicas y listo”. Cocina en casa con Martín Berasategui. Ed. El País Aguilar, 2009. |
Me he resistido tanto como me ha sido posible, pero todo llega a su fin y -aunque no soy muy del Dúo Dinámico (éste, no; éste)– tengo que reconocer que “el final del verano llegó”. Pero no partiré. Bueno, una pequeña escapada no me vendría mal. El hecho es que toca rentrée. Me gusta esa palabra. Es mucho más teatral que nuestra “vuelta al cole” o “comienzo del curso” o “reaparición”. Aunque ésta última traducción, se acerca bastante a la realidad, ¿no?| BIZCOCHO DE YOGUR Dificultad:La que tiene mezclar cosas y echarlas en un molde. Que esto es COCINILLA!!! Ingredientes (para un desayuno de sábado, por ejemplo):
Preparación: 1 Vamos a hacer la mezcla en dos tiempos. La verdad es que podríamos batirlo todo y meterlo en el horno, pero creo el resultado es mejor así. Mezclaremos los ingredientes “secos” por una parte y los “húmedos” por otra. 2 Una vez que tengamos las dos mezclas preparadas, las uniremos batiéndolo todo a mano. Alguna vez lo he hecho usando la batidora y queda un bizcocho con aspecto industrial. No es lo que buscamos, eso se lo dejamos a la tía Mildred, que es una señora de mentira. O eso espero. 3 Untamos el molde donde lo vamos a hornear con mantequilla y lo espolvoreamos con un poco de harina. Vertemos la mezcla y lo introducimos en el horno, que ya habremos precalentado (es decir, que llevará unos 10 o 15 minutos encendido), a 180º C unos 45 minutos, o hasta que al pinchar la masa con una aguja, ésta salga limpia. Me gusta mucho más esa manera de medir el tiempo. Y es mucho más sencilla, la verdad.Esta receta lleva aceite, pero podéis cambiarlo por mantequilla. Eso sí, si lo hacéis, avisadme para que vaya a probarlo. Yo llevo la leche :) |
Madrid. Una tarde de Julio. Un picnic. Parece una idea bastante loca, ¿a que sí? Yo también lo pensaba. Y lo sigo pensando, la verdad.
A saber: que esta gente es más maja aún en persona que vía teclado y eso que algunos ya parecen de la familia (me fastidia muchísimo que no pude hablar con todo el mundo, en serio, pero me tenía que volver pronto para no perder el bus de vuelta), que Anita no es tan pequeña como podrías pensar (y tiene una bonita sonrisa), que a los gallegos les gustan los pulpos de un modo preocupante, que algunas se ponen los cubiertos (chinos, eso sí) por montera, que es difícil ser bilingüe, que en toda reunión madrileña hay mucha gente “de fuera” (eso de que Madrid es una ciudad mucho más abierta y amable de lo que algunos piensan, ya lo sabía), que la nobleza viaja en zeppelín (además de ser unos tipos encantadores), que los mejores platos para llevar a una merienda suelen ser los más sencillo (¿nadie va a hablar de la cecina de Montse? ¿Y de la sobrasada vieja de Chis?), que mis galletas les gustaron a los niños... Creo que ya está bien, ¿no? Para que os hagáis una idea, ¡mirad las fotos! (Esa de arriba, en concreto, es de Anna).
Ah, por primera vez el Tapas&Blogs tenía un patrocinador. La gente de Sandwich Léger llevó un montón de sándwiches de todos los sabores posibles (todas esas cajas que aparecen por las fotos). También aportaron la bebida, que si no la comida no pasa. Celina Lozano, de Celina Catering, se lo curró llevando tortillas (¿qué es una merienda sin tortillas, eh?) y creo que algún postre. Es que no lo podía probar todo, que uno tiene un límite.
Pollo al chilindrón. Yo oigo estas palabras y pienso en películas españolas en blanco y negro. En concreto, en José Luis López Vázquez diciendo servilmente aquello de: "Fernando Galindo, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo". Y en Carpanta, que vivía debajo de un puente. Sería cuando en España no llovía, supongo. Este invierno el pobre Carpanta se hubiese tenido que ir a vivir al aeropuerto de Barajas. Es de esas cosas que uno asocia con algo antiguo como los muebles castellanos, los mocasines de colegio de monjas y los Guardias Civiles con mostacho.
Por cierto, aunque es de esas cosas "de toda la vida", la verdad es que esta receta lleva en mi casa poco tiempo. No me la sopló la abuela ni estaba apuntada en algún viejo cuaderno encontrado en la troje del pueblo. Salió de uno de esos muy recomendables recetarios que la revista Telva regala de vez en cuando. Fue Mme. Cocotte quien lo vio y pensó: "esto va a estar bueno". Y acertó, claro. Desde entonces se ha convertido en un fijo en casa. Y es que es fácil, barata, se congela bien... ¡Lo tiene todo para triunfar en la vida moderna!POLLO AL CHILINDRÓN Dificultad: para cocineros novatos que quieran chuparse los dedos. Ingredientes (6 personas. Invitad a algún amigo a comer):
Preparación: 1 Doramos el pollo en aceite de oliva. Cuando esté a nuestro gusto lo retiramos y lo reservamos. 2 Pelamos las cebollas y las picamos. Limpiamos los cuatro pimientos y los troceamos a nuestro gusto. En el aceite de freír el pollo, estofamos la cebolla y los pimientos. Añadimos la salsa de tomate y salpimentamos. Dependiendo de cómo de líquida queramos el chilindrón, añadiremos más o menos tomate. Dejamos cocer todo a fuego lento durante unos quince minutos. 3 Añadimos los trozos de pollo y lo cocemos todo junto durante otros veinte minutos. Después, lo servimos caliente. Se conserva hasta dos días en la nevera y congela muy bien. Si se lo preparáis a vuestra pareja -o a quien quisiérais que lo fuese- seguro que os empieza a mirar con otros ojos ;) ¡Es el famoso poder afrodisíaco del pollo al chilindrón! |
Recuerdo que fue una mañana luminosa. Al menos, comparada con la primavera invernal que hemos sufrido. Llevaba mucho tiempo deseando hacer pasta en casa pero no me atrevía. Soy tan tonto que creía que necesitaba una máquina italiana, reluciente y estilosa. Y no. Para hacer pasta sólo hacen falta ganas. Y yo las tenía.
Cuando los llevé a la mesa, acompañados de una sencilla salsa de tomate hecha un rato antes, noté que era un instante perfecto.
Este post es el comienzo de algo nuevo. O de algo distinto, no sé. Hace algunos días que me propusieron que publicase unas cuantas recetas sencillas, una especie de “fondo de armario” para gente que quiera iniciarse en la cocina. Yo no soy profesional de los fogones, pero me pareció bien (y me dio un poco de miedito, la verdad). La idea es hacer unos platos sencillos, muy del día a día, e intentar que las explicaciones sean muy claras, con un paso-a-paso en foto. Lo del vídeo tendrá que esperar, mis ansiosos fans :D Una vez publicadas todas, las recopilaré en un pdf y lo pondré a disposición de quien quiera bajárselo. Ah, la sección se va a llamar COCINILLA (COCINa + sencILLA). Habrá que hacerle un logo y esas cosas.HORCHATA DE CHUFAS Dificultad: 0.0 Pero si ni siquera hay que encender el fuego, ¡por favor! Ingredientes (para un litro, más o menos):
Preparación: 1 Lavamos las chufas en varias aguas y las ponemos a remojar durante 24 horas. En la receta original eran 12, pero me dejé llevar :) Ya en serio, creo que mis chufas necesitaban ese tiempo para hidratarse. En incluso podrían haber estado algo más. 2 Las volvemos a lavar y las escurrimos bien. De paso, podemos observar como el fotógrafo (moi) ha recreado una fabulosa escena pop con elementos cotidianos XD 3 Las molemos. Yo usé mi batidora de vaso, otro más de los grandes inventos de la humanidad. Las trituramos añadiendo el agua poco a poco. Una vez bien batidas, dejamos todo en maceración unas tres horas. 4 Las pasamos por un lienzo... Eso es lo que dice la receta. Afortunadamente, hoy disponemos de coladores finos y resistentes. Yo lo hice exprimiendo la pulpa que queda con un cazo. Ver foto (estaba deseando escribire eso).5 Una vez que tenemos todo el jugo colado, lo volvemos a volcar en el vaso de la batidora -que habremos lavado, por supuesto- y añadimos el azúcar. Batimos hasta que se disuelva. Y lo probamos para ver si está a nuestro gusto, claro. 125 g. está bien para mí, pero yo soy más bien goloso, ya lo sabéis. Lo volvemos a colar, lo embotellamos y lo ponemos a enfriar en la nevera. Hay gente que lo prefiere helado. ¡Pues al congelador! 6 La servimos en copas altas. O en vasos grandes. O pequeños. Como sea, pero la disfrutamos. |
Reconozco que soy muy sensible al calor. Es un defecto, lo sé, pero la canícula me aplatana, no me deja dormir bien y eso influye en mi carácter, generalmente optimista y bonachón. Así que sube la temperatura y sólo pienso en piscina, chapoteo y horchata (sin fartons por aquello de la línea).BOQUERONES EN VINAGRE Dificultad: La de separar los boquerones en lomitos. Ni más ni menos. Ingredientes (da para compartir con unos amigos):
Preparación: 1 Limpiamos los boquerones: les quitarmos la cabeza, las tripas y les sacamos la espina. Parece muy complidado, pero no es nada. Además, las dos primeras cosas os la pueden hacer en la pescadería si son majos, que suelen serlo. 2 Los introducirlos en agua fría para que desangren. Los dejamos en ella 1 hora, aproximadamente. Si nos da asquito, más. 3 En un recipiente aparte, mezclamos el medio litro de agua y el de vinagre y, a continuación, sumergimos los boquerones en este preparado durante 3 horas. El cambio de color es mágico. 4 Una vez transcurrido el tiempo, los sacamos del recipiente y los escurrimos. Los colocamos en en recipiente en el que los queramos servir con la carne boca arriba (o boca abajo, pero todos igual). Por último, añadimos el aceite junto con el perejil y el ajo finamente cortados. Trucos y consejos: Esta receta me resulta menos salvaje que otras, pero si sois amigos de los sabores potentes podeís aumentar la proporción de vinagre. Los boquerones en vinagre van geniales con una cerveza. Más que nada porque arruinan el mejor vino :D |
La receta de hoy (mira tú, como si las colgase cada día) es una de las fijas en casa. La típica que te pasa alguien a quien conoces y la adoptas. A la receta, se entiende. Tampoco os voy a decir que caiga cada semana pero casi. Y es que es sencilla y resultona. Además, te permite encontrar el punto de cremosidad que más te guste. Ah, y se puede tomar caliente o fría, cosa que se agradece con estos calores preveraniegos que nos amenazan. ¿Qué más se puede pedir?CREMA DE CALABACÍN Dificultad: Apenas tiene. Ingredientes (para tres o cuatro raciones, depende del segundo plato):
1 Picamos los calabacines y la cebolla en rodajas finas. Lo sofreímos todo en una cacerola con el aceite. Añadimos el agua y lo dejamos cocer. 2 Cuando esté listo, lo trasladamos a la batidora con una espumadera. Añadimos los quesitos, la sal y la pimienta. Batimos y vamos comprobando el sabor y la textura. 3 Seguimos batiendo, añadiendo leche o el propio caldo que nos ha quedado en la cacerola, hasta que nos quede como nos guste. Aqui mandamos nosotros :D 4 La servimos caliente o fría, como más nos apetezca. Yo la presento adornándola con un poco de queso rallado. ¿Y si la próxima vez le ponemos una teja de queso parmesano? Sería una idea, desde luego. |

Esta es la tercera vez que intento empezar el post. A ver si soy capaz :PBIZCOCHO DE LECHE CONDENSADA Dificultad: Cero. Ingredientes:
Preparación: 1 Derretimos la mantequilla en el microondas y la dejamos enfriar. 2 Ponemos en un bol la leche condensada y le añadimos los huevos de uno en uno, batiendo bien después de cada adición. A continuación añadimos la mantequilla y batimos de nuevo hasta conseguir que se integre perfectamente. Después vertemos la harina y batimos hasta que no nos queden grumos. 3 Engrasamos el molde donde lo vayamos a poner, vertemos la masa en el molde y lo introducimos en el horno, precalentado a 185º, durante 30 minutos o hasta que pinchéis con una aguja y salga limpia. Una cosa. Como nos advierte Trota en su blog, éste es un bizcocho para hacer en un molde pequeño, de esto modo conseguirá la altura necesaria para disfrutar su esponjosidad. Los moldes idóneos para conseguir una buena altura serian de 20 cm. sin es redondo y de 22x8 si es de los alargados, que es el que ella usa (¡eh, ese también es el mío!). |
Hace un rato, cuando me he puesto a pensar qué contaros en esta entradilla, me ha venido a la mente el hojaldre, claro. Más que el producto en sí (que es fundamental en esta receta para contenerlo todo), la relativa novedad. No sé desde cuando se puede comprar fácilmente, pero me suena que es algo que conocí en el programa de Arguiñano, así que no puede tener tantos años. Y eso me ha hecho pensar en cuando era niño y vivía por temporadas en Maqueda, donde había un mercadillo en el que mi madre compraba las magdalenas por cajas. Magdalenas con una pizca de azúcar por encima. Yo ahora las hago así. En el pueblo había alguna otra pequeña tienda, pero muy básica. Como casi todas las que podías encontrar en cualquier otro sitio. Tiendas de pueblo, de barrio, ultramarinos,...
Cuando era pequeño -y ahora tengo 36, tampoco es que sea muy mayor- en mi ciudad sólo recuerdo tiendas de barrio. El carnicero, el frutero, el pescadero… Y el señor Pepe, que tenía de todo en su tienda de la calle Santa Cristeta. ¡Hasta mis primeros tebeos! Cuanta nostalgia, ¿no? Bueno, tampoco nos vamos a echar a llorar ahora. A lo que iba. Las tiendas eran bastante simple, con productos sencillos aunque no por ello de poca calidad. Desde entonces hasta ahora, con la habitual presencia de mangas, carambolas y carne de avestruz parece que hubiese pasado toda una vida.HOJALDRE DE VERDURAS Dificultad: Lo más difícil es poner la tapa superior. Lo demás es muy fácil. Ingredientes (para cuatro personas esta vez):
Preparación: 1 Para hacer el relleno, derretimos la mantequilla en una sartén grande y rehogamos el puerro y el ajo un par de minutos. Añadimos el resto de las verduras y lo rehogamos, removiéndolo bien, tres o cuatro minutos más. 2 Añadimos la harina y removemos bien con la cuchara de palo hasta que esté disuelta. Apartamos la sartén del fuego y añadimos el caldo, la leche y el vino. Volvemos a poner la sartén en el fuego y lo llevamos a ebullición. Lo dejamos cocer -removiendo de vez en cuando- hasta que la salsa se espese y en ese momento añadimos el orégano y salpimentamos a nuestro gusto. Ya tenemos el relleno listo. 3 Ahora necesitamos dos láminas de hojaldre. La base deberá ser un poco más pequeña que la cobertura. Extendemos la mitad de la masa de hojaldre en una encimera enharinada. Después extenderemos la otra mitad de la masa en otro rectángulo un poco más grande. Ponemos el rectángulo pequeño en una bandeja de horno forrado con papel de hornear. 4 Extendemos el relleno por encima dejando un borde de 1 cm. Hacemos cortes paralelos en el rectángulo grande dejando unos 2.5 cm de borde. Pintamos con huevo los bordes del rectángulo más pequeño y ponemos encima el grande, cerrándolos bien. 5 Pintamos el hojaldre con huevo lo metemos en el horno, que habremos precalentado previamente, a 200ºC de 30 a 35 minutos, o hasta que haya subido y esté dorada. 6 Servimos inmediatamente y está buenísimo. Truco: Si a mitad del horneado retiramos el papel, la base nos quedará crujiente. Sí, es una orden ;) |
Lo prometido es deuda, así que hoy toca responder a las peticiones del lector. Vamos, que el otro día “alguien” (sí, tú) me pidió una receta de panna cotta y claro, ¿cómo me iba a negar? Ahora, lo que espero -cucharilla en ristre- es que ese alguien se tire el rollo y me inviten a degustar este típico postre del Piamonte. Bueno y algo más, que no sólo vamos a comer postre, ¿no? Un chuletón de buey estaría bien :D| PANNA COTTA Dificultad: Si sabes remover la olla como una bruja de Lancre, sabes hacerlo. Si no sabes hacerlo aún, lee. Ingredientes (para 6 personas, 6):
Preparación: 1 Poner la gelatina a ablandar en un recipiente con agua fría durante al menos un cuarto de hora. 2 Vertemos la nata en una cacerola, añadimos el azúcar glas, y la raspadura de vainilla (en nuestro caso). Llevamos la mezcla al límite de la ebullición a fuego medio, removiendo de vez en cuando con el típico batidor de varillas. 3 Apagamos el fuego y añadimos la gelatina exprimida, revolviendo para que se derrita y se mezcle completamente. 4 Repartimos la mezcla en seis moldes, los cubrimos con film (para que no cojan aroma a esa sardina asada que os sobró ayer, por ejemplo) y los metemos en la nevera durante al menos 4 horas. Que cuaje, que cuaje... 5 Justo antes de servir nuestro maravilloso postre, sumergimos los moldes en agua caliente un momento y desmoldamos la panna cotta sobre platos individuales. Decoramos a nuestro gusto con fresas frescas. Si a alguno de los comensales no le gusta, le retiráis el postre y de paso el saludo. |