Me he resistido tanto como me ha sido posible, pero todo llega a su fin y -aunque no soy muy del Dúo Dinámico (éste, no; éste)– tengo que reconocer que “el final del verano llegó”. Pero no partiré. Bueno, una pequeña escapada no me vendría mal. El hecho es que toca rentrée. Me gusta esa palabra. Es mucho más teatral que nuestra “vuelta al cole” o “comienzo del curso” o “reaparición”. Aunque ésta última traducción, se acerca bastante a la realidad, ¿no?
Como habréis notado, no he publicado nada desde finales de Julio, cuando asistí a una reunión de bloggers en Madrid. Decidí tomarme unas vacaciones en Agosto (se han alargado un poco, sí) y aunque la actividad por facebook y twitter no ha parado nunca del todo, la segunda quincena fue un tiempo de necesaria desconexión. A ver si ayuda a retomarlo con ganas, porque hay algunos proyectos por ahí (ya os contaré, ¡curiosos!).
Para la reaparición en escena de M. Cocotte vamos a comenzar retomando la sección COCINILLA. Hoy con el más que clásico bizcocho de yogur. Sí, ese en el que se usa el mismo vaso del yogur, como medidas de los ingredientes. De todas maneras, yo los pesé para no andar guarreando con el vasito. Para los que no os acordéis de que va esto de COCINILLA, es una idea que surgió hace unos meses y que consiste en publicar recetas sencillas para que la gente se anime a meterse entre fogones. Bueno, o descubran que la vitrocerámica es algo más que un extraño cristal negro donde dejar las bolsas de la compra. (Sí, yo también lo hago. ¿Y qué? XD )
La idea es, acabar haciendo un pdf con esas recetas y compartirlo. Por supuesto, y aunque hay una lista de platos, si tenéis alguna sugerencia podéis mandar un correo a monsieurcocotte@gmail.com o, mejor aún, dejar un comentario, que hace más ilusión.
A lo que iba. El bizcocho de yogur. Los bizcochos son algo así como un fondo de armario. Es imprescindible saber hacer al menos uno para poder zamparte un trozo con un vaso de leche, o para usarlo como base de una tarta, para quedar bien con la suegra (bueno, eso es imposible, vale) o, como tantas veces hemos visto en la tele, para usarlo de caballo de Troya a la hora de cotillear la casa de una vecina. Así nos sentiremos mucho menos culpables a la hora de pronunciar frases como: “¿Sabes, querido? Mme. Chaudfroid se ha comprado un espantoso sofá de Ikea. ¡De Ikea! ¿Te lo puedes imaginar?”.
Ah, por cierto, un saludo a las chicas LDA por animarme (o hacer presión social, que es otra manera de verlo) a que aparcase mi estado vegetativo/vacacional. Aunque la idea de vivir una larga tarde de agosto, me gusta, para qué engañarnos
Y ahora, pasemos a la receta…
Como habréis notado, no he publicado nada desde finales de Julio, cuando asistí a una reunión de bloggers en Madrid. Decidí tomarme unas vacaciones en Agosto (se han alargado un poco, sí) y aunque la actividad por facebook y twitter no ha parado nunca del todo, la segunda quincena fue un tiempo de necesaria desconexión. A ver si ayuda a retomarlo con ganas, porque hay algunos proyectos por ahí (ya os contaré, ¡curiosos!).
Para la reaparición en escena de M. Cocotte vamos a comenzar retomando la sección COCINILLA. Hoy con el más que clásico bizcocho de yogur. Sí, ese en el que se usa el mismo vaso del yogur, como medidas de los ingredientes. De todas maneras, yo los pesé para no andar guarreando con el vasito. Para los que no os acordéis de que va esto de COCINILLA, es una idea que surgió hace unos meses y que consiste en publicar recetas sencillas para que la gente se anime a meterse entre fogones. Bueno, o descubran que la vitrocerámica es algo más que un extraño cristal negro donde dejar las bolsas de la compra. (Sí, yo también lo hago. ¿Y qué? XD )
La idea es, acabar haciendo un pdf con esas recetas y compartirlo. Por supuesto, y aunque hay una lista de platos, si tenéis alguna sugerencia podéis mandar un correo a monsieurcocotte@gmail.com o, mejor aún, dejar un comentario, que hace más ilusión.
A lo que iba. El bizcocho de yogur. Los bizcochos son algo así como un fondo de armario. Es imprescindible saber hacer al menos uno para poder zamparte un trozo con un vaso de leche, o para usarlo como base de una tarta, para quedar bien con la suegra (bueno, eso es imposible, vale) o, como tantas veces hemos visto en la tele, para usarlo de caballo de Troya a la hora de cotillear la casa de una vecina. Así nos sentiremos mucho menos culpables a la hora de pronunciar frases como: “¿Sabes, querido? Mme. Chaudfroid se ha comprado un espantoso sofá de Ikea. ¡De Ikea! ¿Te lo puedes imaginar?”.
Ah, por cierto, un saludo a las chicas LDA por animarme (o hacer presión social, que es otra manera de verlo) a que aparcase mi estado vegetativo/vacacional. Aunque la idea de vivir una larga tarde de agosto, me gusta, para qué engañarnos
Y ahora, pasemos a la receta…
BIZCOCHO DE YOGUR Dificultad:La que tiene mezclar cosas y echarlas en un molde. Que esto es COCINILLA!!! Ingredientes (para un desayuno de sábado, por ejemplo):
Preparación: 1 Vamos a hacer la mezcla en dos tiempos. La verdad es que podríamos batirlo todo y meterlo en el horno, pero creo el resultado es mejor así. Mezclaremos los ingredientes “secos” por una parte y los “húmedos” por otra. 2 Una vez que tengamos las dos mezclas preparadas, las uniremos batiéndolo todo a mano. Alguna vez lo he hecho usando la batidora y queda un bizcocho con aspecto industrial. No es lo que buscamos, eso se lo dejamos a la tía Mildred, que es una señora de mentira. O eso espero. 3 Untamos el molde donde lo vamos a hornear con mantequilla y lo espolvoreamos con un poco de harina. Vertemos la mezcla y lo introducimos en el horno, que ya habremos precalentado (es decir, que llevará unos 10 o 15 minutos encendido), a 180º C unos 45 minutos, o hasta que al pinchar la masa con una aguja, ésta salga limpia. Me gusta mucho más esa manera de medir el tiempo. Y es mucho más sencilla, la verdad. Esta receta lleva aceite, pero podéis cambiarlo por mantequilla. Eso sí, si lo hacéis, avisadme para que vaya a probarlo. Yo llevo la leche :) |