jueves, 27 de mayo de 2010

DONDE M. COCOTTE SE ENFRENTA A UN RETO Y SALE VICTORIOSO. O CASI. (HUEVOS FRITOS).


Lo malo de guiarse en esto de la cocina por una lista de platos anotados casi aleatoriamente en un cuaderno, es que un método muy sistemático, no es. Para qué engañarnos. Así pues, tengo que reconocer que una de las tareas culinarias pendientes de M. Cocotte era aprender a hacer huevos fritos. Sí, no sabía. Pero ahora he visto la luz cual Saulo y he caído de mi caballo. Bueno, a lo mejor no tanto.

En toda aventura hay un momento en el que el protagonista deja de ser uno más para convertirse en héroe. Todo César tiene su Rubicón; todo Frodo su desfiladero de Cirith Ungol. Un punto clave; un umbral que hay que atravesar para llegar a tu destino. Pues el paso obligado para ser un buen cocinero “de casa” es saber hacer huevos fritos. No me invento nada. Puede que elabores unas Sachertortes estupendas o unas salchichas al vino geniales o una pasta fabulosa, con su albahaca fresca y todo, pero si no sabes hacer ni un huevo frito… Pues como reza el dicho, no sabes cocinar. Lo saben todas las madres.

- “Tu prima Aurorita no sabe ni hacer un huevo frito. ¡Vaya desastre de chica!”.

Aurora, puede que sea especialista en física de partículas o descubridora de la cura del cáncer, pero si no sabe ni freír un huevo… Ya se sabe cómo son los de los pueblos. Al menos los del pueblo de maman Cocotte.

El caso es que ya llevaba un tiempo mirando mi famosa “lista de platos por hacer” y éste parecía que me llamaba, así que decidí esperar a estar solo en casa… ¿Por qué sólo? Muy sencillo. Hay retos que necesitan toda nuestra atención, toda nuestra valentía, que el pundonor varonil… Vale, tenía un poco de miedo a las críticas de Mme. Cocotte.

Lo normal hubiese sido que le pidiese ayuda a mi madre, pero te deja en mal lugar.


EL APRENDIZAJE DE M. COCOTTE (obra en un acto) (corto).


Se abre el telón. M. Cocotte está en el salón de su casa. Coge un teléfono móvil de la mesa y llama a su madre.

- (M. Cocotte). Mamá, ¿me enseñas a hacer huevos fritos?
- (Maman Cocotte. Sólo se oye su voz). ¡Tú estás tonto, hijo!

Se cierra el telón.



De repente dejó de parecerme buena idea, así que me fui a la estantería, miré la cada vez más abultada sección de cocina y noté como uno de aquellos volúmenes parecía brillar más que ningún otro. Era como con si de él emanase una luz misteriosa que quisiera llamar mi atención. A lo mejor es porque estaba forrado con plástico.

Era el 1080. La Biblia. Mejor que la Biblia, porque éste está lleno de información realmente útil. Por ejemplo, en la Biblia no viene un calendario de verduras. He mirado a ver si en el Deuteronomio, pero ni por esas.

Busqué en el índice y allí estaba, como iluminado por un rayo divino, en el índice ponía: “Huevos fritos (Manera de haceros), 497”. Ahora que lo pienso, no era un rayo de luz divina. Era el fluorescente de la cocina. ¡Estamos buenos con la iluminación!

Así que me fui a la receta 497. A partir de ahora recordare ese número como los fans de Lost se acuerdan de la ristra de números esa: 4, 8, 15, 16,… ¿Si los pones en una primitiva te sacas el bote?

LA RECETA 497( O “MANERA DE HACER LOS HUEVOS FRITOS”)

“Para freír bien los huevos, es mejor hacerlos de uno en uno (si se quiere hacer más rápidamente, es preferible coger dos sartenes pequeñas y hacerlos así a un mismo tiempo). Si están recién sacados de la nevera mejor”.


Empezamos mal. Si el primer párrafo es este, empezamos mal. Así que doña Simone era una mandona. ¿De uno en uno? ¿Y si tienes invitados? ¿Le vas a tener haciendo cola en la cocina? ¿Y si te quieres comer cuatro? Debe ser para que no se peguen, vale. ¿Y lo de sacarlos de la nevera un momento antes? Cuantos misterios en torno al humilde huevo frito…

Como soy bueno me fui a la nevera y saqué nuestro fabuloso huevo. Se le notaba un poco frío. Normal. Yo también lo estaría.

“Poner en una sartén pequeña bastante aceite, y cuando sale humo se echa el huevo, que se tendrá previamente cascado en una taza”.

Lo del echar aceite parecía un paso lógico. Es muy difícil freír algo sin aceite o si éste permanece la misma temperatura que la mirada de Catherine Deneuve un día de lluvia. Lo de la taza es otro cantar. Es de esas cosas que te dan algo de seguridad, pero no se quieren reconocer. Vamos, que nunca se lo has visto hacer a nadie, pero piensas que te va ayudar a que el aceite no salte, a que no te queme, a que no tengas que salir corriendo en busca de un grifo y de pasta de dientes…

Ah, lo del aceite echando humo… ¿Seria otra referencia a Lost? Personalmente, prefiero probar la temperatura del aceite echando un trocito de pan y viendo como se fríe. Se puede aprender mucho de un trozo de pan que se fríe en una sartén. Especialmente, a no meter la mano aceite hirviente. En cuanto a lo del humo, nunca hay que olvidar que si sale humo del aceite… ¡es que se está quemando!


Así que mientras se iba calentando el aceite, casqué el huevo y… Miré la taza con resquemor. Se le había roto la yema y tenía que usar otro. Visto ahora parece una tontería, pero me sentó mal. Son esas pequeñas cosas que rompen la magia.

Como seguía siendo bueno, y me lo quería comer, volví a abrir el frigorífico y saqué un segundo fabuloso huevo. Ahora se me notaba más frío a mí.

"Se echa con cuidado, y con la espumadera se va echando aceite por encima".

Esto parece sencillo, ¿a que si? Pues tampoco. En mi caso el aceite debía estar más caliente de lo que yo creía y el huevo sufrió un interesante en intimidatorio “efecto Spawn”, consistente en que lo que en casa de mi madre siempre se ha llamado “puntilla”, se desarrolló a gran velocidad, propinando a quien escribe estas líneas un susto considerable, al que siguió un rapidísimo y grácil salto hacia atrás. Bueno, tal vez no muy grácil. Afortunadamente, no hay testimonio gráfico de ese momento (uuuffff, menos mal!). Por eso elegí un día en el que estaba solo en casa. ¿Veis como era buena idea?

Cuando el huevo queda suelto y flotando en la sartén, se saca con la espumadera, quedando en su punto para servir”.

Este paso es muy importante para que la yema no se convierta en un ladrillo. Si no se puede mojar la yema, no es un huevo frito. Habrá que buscarle otro nombre. Tortilla imbatida podría estar bien.

"Se deben salar los huevos después de sacados del aceite (pues éste saltaría y podría quemar)".

¿Saltaría? ¿En serio? ¿Y lo de antes que fue? ¿Un espejismo? Porque yo, quemarme, ¡me he quemando! Podría quemar, podría quemar…

Una vez fuera de la sartén, la única duda es con qué acompañarlo. Hay quien prefiere la chistorra, quien las patatas fritas. Incluso los pimientos verdes, fritos también. Yo lo usé para convertir un cocido madrileño en cocido revolucionario (que es un cocido, pero con más huevos). Mi primer huevo frito estaba exquisito, pero el resultado fue difícil de digerir.




jueves, 20 de mayo de 2010

YO... SOY TU ABUELA

Fan, lo que se dice fan, no lo soy de casi nadie. De Narciso Yepes, de Allan Moore, de Bart y Josep y poco más. Así que tampoco lo soy de Jamie Oliver, aunque le reconozco sus méritos. Veo cosas suyas cuando me las pasan y poco más.

Pero a las que tengo admiración es a las abuelitas. Será porque ya no tengo, o porque son las guardianas de una cultura (muchas veces sin saberlo), o por antiguas... O por aquello de:

- "¿Y esto cuánta harina lleva?
- ¡Pues la que admita!"


Después de semejante respuesta, dada por una señora bajita y vestida de negro por lo menos desde que la conoces, no preguntas más. Sólo miras.

Como os decía, ésta me parece genial, con su matalauva, su vestido sin mangas, su peinado de peluquería y su manera de cocinar. Ah, y encima le tira los tejos al inglés (y si no, id al minuto 5.34).

El vídeo llegó a mí vía Ondakin y lo compartí en el facebook de hace unos días, pero quería colgarlo aquí para que lo vieseis.

Espero que os guste.



martes, 18 de mayo de 2010

GRACIAS (Y DE POSTRE, UN BIZCOCHO)


Esta es la tercera vez que intento empezar el post. A ver si soy capaz :P

Entre unas cosas y otras (leer, charlar, escuchar canciones de Emilio el Moro, ver documentales y cosas así) hace unos días que no publico nada, pero eso no quiere decir que os tenga olvidados. Todo lo contrario.

Durante este tiempo han pasado un montón de cosas: he conocido a gente maja, he estado de reformas en el blog (la primera en la que no he sentido deseos homicidas, ya os contaré otro día la historia de la de mi casa), he cocinado, he dedicado algunos ratos a trastear con el twitter... Pero sobre todo, me habéis dado qué pensar. Y es que resulta que las visitas a Monsieur Cocotte han superado las 500, que para páginas de empresas, expertos en SEO y cosas así será una caca, pero siendo esta una página personal y sin tener 1.000.000 de amigos en el facebook ni nada así, me parece una pasada. Así que estoy de un humor a prueba de trinitolueno.

Es que te alegra, para qué nos vamos a engañar. Y te hace pensar, claro. No soy famoso, ni tengo ningún interés comercial en esto. Bueno, eso ahora, porque… ¡a lo mejor mañana me hago rico y famoso! (en cuyo caso me volveré un estúpido y dejare de hablarme con todos vosotros, por supuesto). Vale, vale. Vuelvo al tema. Los que me conocéis personalmente lo sabéis de sobra. Tan sólo una soy persona (casi)normal, con una relación normal con la comida (bueno, eso a lo mejor no, que me entusiasmo fácilmente y tiendo a ser goloso y comilón). Me gusta cocinar y saber lo que como. Y quiero que sea lo mejor y más sano posible, aunque tal vez nunca pruebe el buey de Kobe. En cuanto a las recetas... Pues por ahora tengo bastante con la cocina tradicional. A lo mejor con algún toque "Telva", pero cocino en casa con vitrocerámica y horno. ¡Yo tampoco tengo cocina espacial! :P

Bueno, q me lío como siempre (alguien -Noe- me dijo el otro día que tengo tendencia a la "disolucion mental"). Me gustaría agradeceros a todos vuestras visitas y la colaboración. A los más cercanos -que sois quienes más me sufrís-, a los amigos de Internet (Ali y Melissa, siempre ahí), a Ana María con la promesa de que haré su leche asada gomera, a mis comentadoras oficiales (Noe, que siempre me lee; Belén, de Cocinar para dos, Sonia de L'Exquisit, Ana, de A las 3 de la tarde y Arantza, del exquisito Sirope de alce). No se me olvidan los amigos de blogspot ni del face (mención especial a Anna Mayer, que es una inspiración) y a los nuevos del twitter, aunque a algunos no se les entienda casi nada (nota mental: encontrar un traductor de euskera).

En fin, dejémonos de sentimentalismo, que esto no se repetirá hasta el día que tengamos 5000 visitas, por lo menos.

Para celebrar tan magno acontecimiento, he decidido postear el famosísimo bizcocho de leche condensada. En realidad, todos los postres que llevan leche condensada son famosísimos entre los golosos del orbe entero. Porque, para qué engañarnos, ¿alguno de los de nuestra cofradía se resiste a meter el dedo en esa maravilla de color crema? Y que no nos pille el calentón con la cuchara en la mano, que no seremos capaces de parar hasta que se vea la lata. Tan dulce que casi quema. Qué buena, ¿verdad?

La receta, la encontré en el blog de Trota, Food & Cook, que es una pasada tanto por sus recetas como por sus fotos. Además, tiene publicada una receta de leche condensada casera. Si no lo conocíais, ya estáis visitándolo.

Un abrazo, majos.
M. Cocotte.



BIZCOCHO DE LECHE CONDENSADA

Dificultad:
Cero.

Ingredientes:
  • 120 gr. de harina con levadura (o un sobre de levadura y hasta llegar a los 120 g., de harina XD ).
  • 4 huevos.
  • 1 lata pequeña de leche condensada (de las de 395 g). Si la queréis hacer vosotros, pinchad aquí.
  • 50 g. de mantequilla. No de margarina. Ni de Tulipán. DE MANTEQUILA.

Preparación:


1 Derretimos la mantequilla en el microondas y la dejamos enfriar.

2 Ponemos en un bol la leche condensada y le añadimos los huevos de uno en uno, batiendo bien después de cada adición. A continuación añadimos la mantequilla y batimos de nuevo hasta conseguir que se integre perfectamente. Después vertemos la harina y batimos hasta que no nos queden grumos.

3 Engrasamos el molde donde lo vayamos a poner, vertemos la masa en el molde y lo introducimos en el horno, precalentado a 185º, durante 30 minutos o hasta que pinchéis con una aguja y salga limpia.

Una cosa. Como nos advierte Trota en su blog, éste es un bizcocho para hacer en un molde pequeño, de esto modo conseguirá la altura necesaria para disfrutar su esponjosidad. Los moldes idóneos para conseguir una buena altura serian de 20 cm. sin es redondo y de 22x8 si es de los alargados, que es el que ella usa (¡eh, ese también es el mío!).


miércoles, 12 de mayo de 2010

HOJALDRE DE VERDURAS (UNA RECETA FRANCESA, DICEN)


Hace un rato, cuando me he puesto a pensar qué contaros en esta entradilla, me ha venido a la mente el hojaldre, claro. Más que el producto en sí (que es fundamental en esta receta para contenerlo todo), la relativa novedad. No sé desde cuando se puede comprar fácilmente, pero me suena que es algo que conocí en el programa de Arguiñano, así que no puede tener tantos años. Y eso me ha hecho pensar en cuando era niño y vivía por temporadas en Maqueda, donde había un mercadillo en el que mi madre compraba las magdalenas por cajas. Magdalenas con una pizca de azúcar por encima. Yo ahora las hago así. En el pueblo había alguna otra pequeña tienda, pero muy básica. Como casi todas las que podías encontrar en cualquier otro sitio. Tiendas de pueblo, de barrio, ultramarinos,...


Cuando era pequeño -y ahora tengo 36, tampoco es que sea muy mayor- en mi ciudad sólo recuerdo tiendas de barrio. El carnicero, el frutero, el pescadero… Y el señor Pepe, que tenía de todo en su tienda de la calle Santa Cristeta. ¡Hasta mis primeros tebeos! Cuanta nostalgia, ¿no? Bueno, tampoco nos vamos a echar a llorar ahora. A lo que iba. Las tiendas eran bastante simple, con productos sencillos aunque no por ello de poca calidad. Desde entonces hasta ahora, con la habitual presencia de mangas, carambolas y carne de avestruz parece que hubiese pasado toda una vida.
(La foto del castillo de Maqueda es de la Diputación de Toledo)

¿A qué venía esto? Ah, sí, por el hojaldre. De pequeño la única manera de hacer este plato hubiese sido que mi madre lo elaborase en casa. No sé, pero a lo mejor por eso tengo la idea de que ese tipo de habilidades se valoraba más entonces: saber hacer una tarta, un tipo de masa, un cierto plato… No me extraña que una cosa así fuese un plato de fiesta. Si no lo hubiese tenido en el congelador no lo hubiese hecho, la verdad.

Claro, que también está lo otro. Como ahora hay tantísimos alimentos exóticos nos ha dado a todos (a mí el primero) por cultivar cierto esnobismo gastronómico “je-ne-sais-quoi”. Cocina japonesa! Bizcochos estadounidenses!! Mermelada de kumquats!!! ¿Dónde coño crece eso? ¡¡¡Si cuesta más traerlo que cultivarlo!!!

Vale exagero un poco -ya sabéis cómo soy- pero es que si no me río… Tampoco hay que ponerse en plan talibán. Ni es cosa de comer solamente comida de 100 km. a la redonda, ni que todo lo que pase por nuestro plato venga de una región perdida del Tibet. Equilibrio, ese es el mantra :D

La receta es de un libro que me compré en el Carreful por una miseria: “Cocina francesa. Más de 100 irresistibles recetas”, de la editorial Parragon. Por lo que he podido ver en su web, son una gente que edita libros para supermercados y sitios así. No son gran cosa, pero las recetas vienen con su fotito y tal. ¿Se las habrán copiado a alguien? Espero que no, jo. Ahora en serio, las recetas tienen buena pinta: sopa de cebolla (al estilo de Les Halles, por supuestísimo), tapenade, quiche Lorraine, crêpes Suzette y cosas así.

Y después de este ladrillo, ya os paso la receta (qué gente, qué poca paciencia).

Nota: Yo la adapté un poco (cómo no!). Yo sólo utilicé una plancha de hojaldre congelado marca ACME, y sustituí el pimiento amarillo por verde porque no lo encontré. ¿El resultado? Hubo ciertos comentarios sobre la cantidad de solanáceas, pero con no hacer caso…



HOJALDRE DE VERDURAS

Dificultad:
Lo más difícil es poner la tapa superior. Lo demás es muy fácil.

Ingredientes (para cuatro personas esta vez):
  • 450 g. de masa de hojaldre.
  • Harina para espolvorear.
  • 1 huevo batido (para pintar y que nos quede brillante e hipnótico).
  • 2 cucharadas de mantequilla.
  • 1 puerro cortado en juliana.
  • 2 dientes de ajo majados (yo los piqué y ya está).
  • 1 pimiento rojo cortado en juliana
  • 1 pimiento amarillo cortado en juliana.
  • 50 g. de champiñones cortados en láminas.
  • 75 g. de espárragos trigueros
  • 2 cucharadas de harina.
  • 6 cucharadas de caldo de verduras
  • 6 cucharadas de leche.
  • 4 cucharadas de vino blanco seco.
  • 1 cucharada de orégano.
  • Sal y pimienta. Esta vez son un montón, sí.

Preparación:


1 Para hacer el relleno, derretimos la mantequilla en una sartén grande y rehogamos el puerro y el ajo un par de minutos. Añadimos el resto de las verduras y lo rehogamos, removiéndolo bien, tres o cuatro minutos más.

2 Añadimos la harina y removemos bien con la cuchara de palo hasta que esté disuelta. Apartamos la sartén del fuego y añadimos el caldo, la leche y el vino. Volvemos a poner la sartén en el fuego y lo llevamos a ebullición. Lo dejamos cocer -removiendo de vez en cuando- hasta que la salsa se espese y en ese momento añadimos el orégano y salpimentamos a nuestro gusto. Ya tenemos el relleno listo.

3 Ahora necesitamos dos láminas de hojaldre. La base deberá ser un poco más pequeña que la cobertura. Extendemos la mitad de la masa de hojaldre en una encimera enharinada. Después extenderemos la otra mitad de la masa en otro rectángulo un poco más grande. Ponemos el rectángulo pequeño en una bandeja de horno forrado con papel de hornear.

4 Extendemos el relleno por encima dejando un borde de 1 cm. Hacemos cortes paralelos en el rectángulo grande dejando unos 2.5 cm de borde. Pintamos con huevo los bordes del rectángulo más pequeño y ponemos encima el grande, cerrándolos bien.

5 Pintamos el hojaldre con huevo lo metemos en el horno, que habremos precalentado previamente, a 200ºC de 30 a 35 minutos, o hasta que haya subido y esté dorada.

6 Servimos inmediatamente y está buenísimo.

Truco: Si a mitad del horneado retiramos el papel, la base nos quedará crujiente. Sí, es una orden ;)


viernes, 7 de mayo de 2010

PANNA COTTA

Lo prometido es deuda, así que hoy toca responder a las peticiones del lector. Vamos, que el otro día “alguien” (sí, tú) me pidió una receta de panna cotta y claro, ¿cómo me iba a negar? Ahora, lo que espero -cucharilla en ristre- es que ese alguien se tire el rollo y me inviten a degustar este típico postre del Piamonte. Bueno y algo más, que no sólo vamos a comer postre, ¿no? Un chuletón de buey estaría bien :D

La panacota es a los restaurantes italianos de medio pelo lo que el pollo al limón a los chinos. Está en todas las cartas. Pero como siempre, mejora una barbaridad si lo haces en casa. Como la pasta, vamos. Es un postre suave, de textura parecida a la del flan, perfecto para acabar con brillo una abundante comida (lo que decía del chuletón). Y aunque en esta receta se recomienda acompañar con fresas frescas, se puede variar. Yo usé un poco de confitura casera de fresa, por ejemplo, pero es cuestión de echarle imaginación: frutos rojos, chocolate, coulis de frambuesas,... Así que animo y al súper, ¡que hay que levantar la economía!

La receta la encontré en la web de cocina de Il Corriere della Sera y la he traducido con algo de ayuda, así que si no os parece muy bien, me lo decís y nos vemos en la calle

Espero que os guste.

PANNA COTTA

Dificultad:
Si sabes remover la olla como una bruja de Lancre, sabes hacerlo. Si no sabes hacerlo aún, lee.

Ingredientes (para 6 personas, 6):
  • 1/2 litro de nata de montar (también llamada "crema fresca" por ahí).
  • 130 g. de azúcar glas vainillado. (No lo he visto en mi vida. Yo usé el azúcar glas por un lado y la raspadura de una vaina de vainilla por otro).
  • 25 g de gelatina en hojas. (Lo que se viene llamando “cola de pescado”).
  • Fresas para decorar. De las que no quieren los suizos. Desde aquí llamamos al boicot al chocolate suizo… Quita, quita. Está demasiado bueno para esas bobadas ;-)

Preparación:

1 Poner la gelatina a ablandar en un recipiente con agua fría durante al menos un cuarto de hora.

2 Vertemos la nata en una cacerola, añadimos el azúcar glas, y la raspadura de vainilla (en nuestro caso). Llevamos la mezcla al límite de la ebullición a fuego medio, removiendo de vez en cuando con el típico batidor de varillas.

3 Apagamos el fuego y añadimos la gelatina exprimida, revolviendo para que se derrita y se mezcle completamente.

4 Repartimos la mezcla en seis moldes, los cubrimos con film (para que no cojan aroma a esa sardina asada que os sobró ayer, por ejemplo) y los metemos en la nevera durante al menos 4 horas. Que cuaje, que cuaje...

5 Justo antes de servir nuestro maravilloso postre, sumergimos los moldes en agua caliente un momento y desmoldamos la panna cotta sobre platos individuales. Decoramos a nuestro gusto con fresas frescas.

Si a alguno de los comensales no le gusta, le retiráis el postre y de paso el saludo.






jueves, 6 de mayo de 2010

FOOD Inc.

Al principio de esta tarde, pensaba escribir un post sobre la leche. Sí, es que últimamente ando preocupado con lo que comemos. Ya sabéis: de dónde viene, cómo de malvadas son las malvadas distribuidoras que encarecen los productos y cosas así. Lo que pasa es que me he puesto a buscar en youtube y me he encontrado esto.

"Esto" es el documental Food Inc., un documental estadounidense de 2008 dirigido por el Robert Kenner (ganador de un Emmy). Por lo que dice la wikipedia, está basado en el libro Fast Food Nation, de Eric Schlosser (2001), y The Omnivore's Dilemma de Michael Pollan. Bueno, parece que está basado en ellos pero sólo un poco.

El documental se parece a otros y no estoy seguro de que aporte demasiadas cosas nuevas pero si no habéis tenido nunca la ocasión visto nunca otro de estos, seguro que os impacta. Lo bueno es que te informas sobre lo que comes y lo malo, que te acabas sintiendo culpable por comer pollo, ya sabéis. A mí me ha dejado con muchas dudas de cómo son las cosas aquí. Ya os decía que últimamente ando informándome sobre el negocio de la leche. Eso de comprársela a los ganaderos por debajo de su precio de producción, todas esas subvenciones, de dónde sale toda esa leche barata que nos venden en los hipermercados...

A lo que iba. En youtube, el documental está troceado, así que os pongo los enlaces.

Parte 1 de 9.


Parte 2 de 9.


Parte 3 de 9.


Parte 4 de 9.


Parte 5 de 9.


Parte 6 de 9.


Parte 7 de 9.


Parte 8 de 9.


Parte 9 de 9.


Y aquí os dejo otro par:

El artículo de la wikipedia, AQUÍ

La web oficial, AQUÍ

Espero que os guste. Ah, y mañana pongo receta, lo prometo :D

sábado, 1 de mayo de 2010

BONITO CON CEBOLLA Y TOMATE

Llevaba unos días pensando en mi lista de platos por cocinar y la verdad es que me preocupaba un poco la desproporción dulce/salado (es lo malo de ser tan goloso, que siempre hay mucho más azúcar que sal por casa). Pues, de repente, se me presentó una oportunidad de equilibrar un poco la contienda, jeje.

Hoy tocaba la clásica pasta de los viernes. Sí, parece raro (en realidad dicho así parece de enfermedad mental), pero es que al final de la semana me viene genial hacer algo sencillo y sabroso. Intento variar, claro. Han sido demasiados años de macarrones con tomate y chorizo (¡gracias, comedores escolares!) como para seguir por ese indigesto y graso camino. En fin. Como decía, ayer debería haber tocado pasta pero como resulta que es el plato estrella de una comida de este fin de semana (ya os contaré), pues hubo que improvisar.

Cocina de casa "con lo que hay". Me gusta.

Así que hubo que abrir el congelador y... Oh, ¡maravillas del mundo moderno! Ante mí se mostró, en todo su marino esplendor, una bandeja de bonito congelado. Y como cada vez que oigo esa palabra, me vino a la cabeza la coletilla "... con tomate", así que decidí que ese iba a ser el objetivo: ¡riquísimo bonito con tomate! Y me fui derechito al libro de dona Simone (Ortega, por supuesto).

Allí encontré lo que buscaba, como siempre. Lo que pasa es que ella usaba tomates naturales y yo no estaba para perder tiempo, asi que (salvando ese "pequeño" detalle) he tenido que hacer una versión un poco falsaria. Bonito congelado, tomate frito de bote (eh, del bueno, ¡de bote de cristal!). Y claro, uno piensa en Cocina para impostores y cosas así.

Y pensando, pensando, (no más de dos segundos, para qué engañarnos) pensé en la importancia de toda esa gente que ha trabajado para que el común de los mortales le perdamos el miedo a los fogones. Y me pareció una buena idea dedicar este suculento platillo a doña Ana Maria Herrera (la autora del "Manual clásico de cocina), a doña Simone Ortega, a Karlos Arguiñano -a quien no le pongo el "don" porque a los de la familia no se les llama así- y a Falsarius Chef, porque lo suyo tiene mucho mérito.

Espero que os guste, por lo menos,la mitad que a mí.


BONITO CON CEBOLLA Y TOMATE

Dificultad:
Tirada de hacer. Es de las de echar cosas en una sartén.

Ingredientes (para dos o tres personas, depende del hambre, de si hay postre, ...):
  • Una bandeja de bonito congelado (360 g. de pura proteína marina).
  • 1/2 cebolla.
  • 1/2 vaso de vino blanco (del que se deja beber).
  • 1 cucharadita de harina (de las de café, sí).
  • 1 hoja de laurel (la que sale en la foto XD ).
  • Tomillo.
  • Sal.
Preparación:

1 En una sartén grande ponemos un poco de aceite a calentar, echamos la cebolla muy picada.

2 Cuando la cebolla se empiece a poner transparente, echamos la harina y le damos unas vueltas con esa maravillosa cuchara de madera que tenemos en la cocina no sabemos muy bien para qué.

3 Añadimos el tomate frito, el vino blanco, la sal, el laurel y el tomillo. Dejamos cocer unos 15 minutos removiendo de vez en cuando. Cuando lleve unos diez, lo probamos para ver cómo está de sal y de hierbas. Rectificamos si lo vemos necesario.

4 Tras ese cuarto de hora, añadimos el pescado -que habremos cortado en dados- y se cuece unos diez minutos más a fuego lento y con la sartén cubierta por una tadapera. Cualquiera nos vale. Yo uso una de una cacerola.

5 Apartamos del fuego, y servimos.

Con el mismo vino que hemos usado para cocinar puede estar increíble.